Bartolomé I: También soy padre espiritual de los rusos

de NAT da Polis

Fieles ortodoxos rusos en duda, sin saber si participar en las misas del patriarca de Constantinopla, luego de la excomunión lanzada por Moscú. Para Bartolomé, “es inadmisible usar la interrupción de la comunión eucarística como instrumento para imponer las opiniones propias”. Los obispos ortodoxos deben ocuparse del cuidado de todas las etnias: “griega, rusa, ucraniana, rumana y de las demás”.

Estambul (AsiaNews) – “Es inaceptable” usar la ruptura de la comunión eucarística “como palanca para ejercer presiones y coerciones, para imponer sobre los demás las opiniones propias”. Es lo que dijo el patriarca ecuménico Bartolomé I, al referirse a la situación de las relaciones entre Constantinopla y Moscú, tras la promesa de la auto-cefalia a la Iglesia ortodoxa ucraniana. A causa de ello, el patriarcado de Moscú ha quebrado la comunión con el de Constantinopla. Bartolomé ha tranquilizado a los fieles rusos que viven en Estambul, diciendo: “también soy el padre espiritual de los rusos”.

Ayer, 13 de diciembre y fiesta de San Andrés según el calendario juliano, el patriarca ecuménico participó en la misa en la iglesia de San Andrés Apóstol, en el barrio de Gálata, que es frecuentada por fieles rusos y eslavos que viven en Estambul, y que suman aproximadamente 70 personas (v. foto).

Bartolomé aprovechó la ocasión para hablar de las difíciles relaciones entre Constantinopla y Moscú, a causa de la anunciada concesión de la auto-cefalia a la Iglesia ucraniana.

“Me encuentro en medio de ustedes, queridos hijos míos” –dijo Bartolomé- “estando en conocimiento de las preocupaciones y dilemas que rigen entre ustedes. Sin embargo, quiero ser franco con ustedes porque todos somos una sola familia, dado que yo soy su padre y ustedes mis hijos espirituales. Esta preocupación y este dilema, prevalentes en la comunidad rusa de nuestra ciudad y más en general, de Turquía, se debe a la extrema decisión de la Santísima Iglesia de Rusia y del hermano patriarcado de Moscú, de interrumpir la comunión eucarística con el Patriarcado ecuménico, es decir con su Iglesia madre”.

“Tener opiniones divergentes y distintas sobre varios problemas –subrayó Bartolomé- es humano y democrático. Pero interrumpir la comunión eucarística para usarla como palanca, ejerciendo presiones y coerciones, para imponer sobre los demás las opiniones propias, esto, es inaceptable”.

“Estoy seguro –dijo el primado ortodoxo- que pronto la hermana Iglesia rusa habrá de revisar su decisión extrema”

Luego agregó que “cuando la hermana Iglesia de Rusia invita a los fieles rusos a no participar en los sacramentos” en las iglesias del Patriarcado de Constantinopla, “crea, seguramente, problemas de conciencia”. La invitación de Bartolomé es a “no prestar oídos a estas exhortaciones y a no tener preocupaciones”. Como “su Padre espiritual aquí, en Turquía”, el patriarca de Constantinopla.

Los exhortó a asistir a todas las iglesias ortodoxas de Turquía.

Al explicar los motivos que generan situaciones de este tipo, él acusó “factores nacionales y raciales [que] se mezclan en las cuestiones jurisdiccionales, puramente eclesiológicas y normales de la Iglesia”. Y recordó que el etnofiletismo fue condenado como herejía en el sínodo celebrado precisamente en Constantinopla en el año 1872.

Bartolomé también recordó que –según los cánones de la tradición ortodoxa- “toda ciudad debe tener su obispo, el cual debe ser padre espiritual de todos los creyentes, de todos los ortodoxos que viven en aquella ciudad, independientemente de cuál sea su raza: sea griega, rusa, ucraniana, rumana o cualquier otra”.