Bangkok expulsa a otros seis disidentes políticos camboyanos, aunque son refugiados
Tailandia arrestó y repatrió al día siguiente al grupo de activistas, que apenas ingresaron a Camboya fueron detenidos por las autoridades locales y trasladados a tres prisiones diferentes. Human Rights Watch denunció la operación y señaló que los gobiernos autoritarios del Sudeste Asiático se intercambian prisioneros políticos desde hace mucho tiempo. A partir de 2025 Tailandia tendrá una banca en el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.
Bangkok (AsiaNews/Agencias)- Las autoridades tailandesas repatriaron a seis opositores políticos camboyanos y a un niño, nieto de uno de los activistas. Se trata de personas que habían obtenido el estatus de refugiado o, en un caso, estaban esperando recibirlo. "Los funcionarios tailandeses han utilizado las acusaciones de inmigración como una excusa conveniente para deportar a estos refugiados camboyanos, sin control judicial y en flagrante desprecio de los principios básicos de protección de los refugiados", denunció Elaine Pearson, directora regional para Asia de Human Rights Watch (HRW).
Pen Chan Sangkream, Hong An, Mean Chanthon, Yin Chanthou, Soeung Khunthea y Vorn Chanratchana fueron arrestados el 24 de noviembre en Pathum Thani, al norte de la capital, Bangkok, acusados de encontrarse ilegalmente en Tailandia. Al día siguiente fueron expulsados a Camboya, donde los llevaron a tres prisiones diferentes, mientras el niño de 5 años fue entregado a su familia. Según las órdenes de arresto emitidas por el Tribunal Municipal de Phnom Penh, los seis activistas están acusados de “conspiración” en virtud del artículo 453 del Código Penal, penado con hasta 10 años de cárcel.
Los seis activistas son en realidad miembros del partido Cambodian National Rescue, que durante mucho tiempo ha representado a la oposición dentro del régimen autoritario de Camboya. Desde que fue disuelto en 2017, el gobierno camboyano ha perseguido a los ex miembros con acusaciones motivadas políticamente, señala HRW. Según Radio Free Asia, Pen Chansangkream y Hong An ya habían sido encarcelados en 2021 por participar en algunas protestas que pedían al gobierno camboyano que abordara cuestiones de injusticia social. En 2022 los seis opositores se habían refugiado en Tailandia, donde obtuvieron protección internacional de la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR). Sólo una persona del grupo esperaba que se le reconociera ese estatus.
Hace tiempo que se acusa a Tailandia de ayudar a los gobiernos de la región en la represión de los disidentes políticos: los que huyen de Laos, Vietnam y Camboya son devueltos a sus respectivos gobiernos a cambio de opositores y activistas tailandeses. Esta práctica, ampliamente documentada por HRW, viola las normas del derecho internacional consuetudinario (Tailandia nunca ha firmado la Convención de Ginebra sobre refugiados pero permite que ACNUR opere en su territorio) y la Convención de las Naciones Unidas sobre la Tortura (de la que Tailandia en este caso caso sí es signataria), así como las propias leyes internas tailandesas. La legislación para la prevención y represión de la tortura y las desapariciones forzadas, que entró en vigor en febrero de 2023, establece que "ningún organismo gubernamental o funcionario público puede expulsar, deportar o extraditar a una persona a otro Estado si existen razones justificadas para creer que corre riesgo de ser sometida a torturas, tratos crueles, inhumanos o degradantes, o desaparición forzada”.
En febrero de este año la policía tailandesa había arrestado en Bangkok a tres opositores políticos antes de la visita del primer ministro camboyano Hun Manet, quien llegó al poder el año pasado de manera antidemocrática sucediendo a su padre, Hun Sen. Durante la visita, el primer ministro Hun Manet agradeció a su homólogo tailandés, en aquel momento Srettha Thavisin, su compromiso para impedir "actividades dañinas" contra los países vecinos. En el mismo período, también fueron arrestados tres ex miembros del Candlelight Party (el partido que hoy representa a la oposición camboyana) que se habían refugiado en Tailandia por temor a la persecución política en su país.
Tailandia obtuvo recientemente la aprobación para una banca en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, por un período de tres años a partir del 1 de enero de 2025.