Astana entre Rusia y China

de Vladimir Rozanskij

A pesar de las diferencias por la invasión de Ucrania, Kazajistán sigue cooperando intensamente con Moscú, pero también intensifica los acuerdos con los países occidentales. Hoy está «más cerca de Europa» para Rusia, y al mismo tiempo «acerca Europa a China». Y precisamente el encuentro de mundos diferentes podría ser la gran oportunidad para los herederos de los nómadas centroasiáticos.

Astana (AsiaNews) - La visita de Vladimir Putin a Astana, previa a la cumbre de jefes de Estado de los miembros de la alianza euroasiática Csto, ha reavivado la delicada cuestión del equilibrio geopolítico entre Moscú y Pekín. Se trata de la cuarta visita del presidente ruso a Kazajistán desde el inicio de la guerra rusa en Ucrania, que el presidente kazajo Kasym-Žomart Tokaev había condenado varias veces de forma más o menos explícita, y en conjunto es la 35ª visita de Putin al principal país centroasiático.

Rusia y Kazajistán siguen cooperando intensa y fructíferamente en el marco de la Unión Económica Euroasiática, como mencionó el propio Tokaev, y la balanza comercial entre ambos países no deja de crecer. Por otra parte, Kazajistán está aumentando sus exportaciones de petróleo eludiendo a Rusia, y las relaciones entre ambos no están exentas de contradicciones, que sus dirigentes tratan de no resaltar públicamente.

Tras la invasión de Ucrania, muchos políticos y propagandistas rusos pidieron la «desnazificación» también de Kazajistán, por no respetar los derechos de la parte rusoparlante de la población kazaja. Tokaev ordenó recientemente reforzar las defensas de objetivos militares estratégicos e infraestructuras civiles, especialmente tras la demostración rusa del uso de misiles hipersónicos. El Parlamento de Astana debate actualmente un proyecto de ley para la formación de «unidades de autodefensa», cuerpos de voluntarios que se integrarán en las fuerzas armadas para hacer más eficaz la guerra defensiva.

El politólogo kazajo Talgat Kaliev está convencido de que «la intensidad de las relaciones entre Rusia y Kazajistán no puede sino aumentar», teniendo en cuenta los intereses económicos comunes y en varios otros ámbitos, sobre todo porque Rusia está cada vez más sometida a sanciones, y Kazajistán es uno de los pocos vecinos que puede mediar con terceros países, por mucho que intente a su vez evitar sanciones secundarias y no exporte materiales a Rusia con fines bélicos. Astana reitera su apoyo a una solución pacífica del conflicto entre Moscú y Kiev, reconociendo la integridad territorial de Ucrania dentro de las fronteras establecidas al final de la Unión Soviética en 1991, una posición oficial similar a la de China.

Kaliev reitera que en Kazajistán «no hay discriminación de la lengua rusa ni de la población rusoparlante, es una fantasía de los propagandistas». Durante treinta años, tras el fin del régimen soviético, el país siempre ha mantenido su política exterior «multivectorial», y las recientes turbulencias no deberían hacer que se desvíe de esta línea, sino hacerla aún más eficaz, reitera el politólogo. También hay muchos proyectos e inversiones con países occidentales, con EEUU y la UE, tanto bilaterales como junto a otros países centroasiáticos, y ahora se está apostando fuerte por el desarrollo del Corredor Transcaspiano, que facilitará el comercio de China con los mercados europeos.

Sin embargo, el economista ruso Dmitry Nekrasov subraya las ventajas que Rusia puede seguir obteniendo de Kazajstán, también en el sector militar-industrial. En su opinión, «Astana no tiene ningún interés en apoyar la guerra de Rusia, pero por debajo de la mesa aún puede aportar a Moscú tecnologías que ahora están anticuadas e incluso datan del periodo soviético, pero que serían muy útiles para Rusia». Aunque no al nivel de un acuerdo estatal, muchos canales comerciales públicos y privados siguen abiertos, y miles de empresarios participan sin duda en «negocios paralelos». Kazajistán está hoy «más cerca que Europa» para Rusia, y al mismo tiempo «acerca Europa a China», y el encuentro de mundos diferentes podría ser, en efecto, la gran oportunidad para los herederos de los nómadas centroasiáticos.