Apariciones marianas: las nuevas normas de la Santa Sede
Salvo casos especiales decididos por el pontífice, ya no habrá una declaración de la Iglesia sobre el carácter sobrenatural de los fenómenos, sino sólo una autorización para una adhesión prudente y un reconocimiento del valor pastoral, siempre que no haya mistificaciones. La relación de estos fenómenos con muchos santuarios de Asia.
Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - Ante los testimonios de una aparición, la Iglesia - "como norma" y salvo pronunciamiento expresamente indicado por el pontífice - ya no se pronunciará sobre el carácter sobrenatural de estos fenómenos. De manera más rápida, el obispo local, involucrando siempre al Dicasterio para la Doctrina de la Fe, de ahora en adelante se limitará a establecer si se reconocen signos de una acción del Espíritu y si hay un valor pastoral que aconseje la difusión del mensaje, incluso a través de peregrinaciones.
Esta es la novedad de las nuevas "Normas para proceder en el discernimiento de presuntos fenómenos sobrenaturales" del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, aprobadas por el Papa Francisco y difundidas hoy por el Vaticano. Se trata de procedimientos que - aunque reconocen que "muchas veces estas manifestaciones han producido una gran riqueza de frutos espirituales, de crecimiento en la fe, en la devoción y en la fraternidad y el servicio y, en algunos casos, han dado origen a diferentes Santuarios esparcidos por el mundo que hoy forman parte del corazón de la piedad popular de muchos pueblos" - se proponen evitar casos de juicios opuestos sobre un mismo fenómeno expresados por la Iglesia en tiempos y niveles diversos.
El objetivo básico del texto - firmado por el prefecto del dicasterio, Card. Víctor Manuel Fernández, y por el secretario Mons. Armando Matteo - es el deseo de "hacer que los fieles estén atentos" a los signos de la presencia divina entre nosotros, pero también de "preservarlos de todo engaño". En este sentido "no se incluye - explica Fernández en la introducción del texto - una declaración sobre la sobrenaturalidad del fenómeno objeto de discernimiento, es decir la posibilidad de afirmar con certeza moral que aquello proviene de una decisión de Dios que lo ha querido de modo directo". En cambio, se concede un "nihil obstat" - es decir, la constatación de la falta de objeciones - que indica que "en relación con este fenómeno los fieles «pueden dar su asentimiento de forma prudente», aunque ya no es una declaración sobre la sobrenaturalidad de los hechos. "Es sólo una ayuda «pero que no es obligatorio usarla»".
Las nuevas normas establecerán ahora seis posibles conclusiones al terminar la investigación de cada uno de estos fenómenos: además del "nihil obstat" - que corresponde a una evaluación totalmente positiva del fenómeno - hay otros cinco resultados específicos posibles, en los casos en que el obispo y el Dicasterio para la Doctrina de la Fe consideren que hay motivos de prudencia o incluso de perplejidad en los mensajes o en la forma en que se gestionan las formas de esta devoción. El último de estos grados es una "declaración de no sobrenaturalidad", para aquellos casos en los que resulta evidente que el fenómeno no es sobrenatural basándose en pruebas concretas, como la confesión de un supuesto vidente o testimonios creíbles de falsificación.
Estas nuevas normas se refieren a fenómenos que también afectan de cerca la experiencia espiritual de muchas comunidades cristianas de Asia, donde se han construido numerosos santuarios en lugares que la devoción de los fieles ha relacionado con apariciones marianas. Entre los 15 sobre los que la Iglesia se ha pronunciado formalmente se encuentra el de Nuestra Señora de Akita, en Japón (en la foto), donde la Virgen se apareció, entre 1973 y 1981, a la Hna. Agnes Sasagawa, una conversa del budismo al cristianismo. En 1988 el entonces Card. Joseph Ratzinger - como prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe - fue quien estableció que los mensajes de Nuestra Señora de Akita son fiables y dignos de fe.
Pero junto a este caso, las Iglesias de Asia también han conservado muchos otros testimonios de fenómenos sobrenaturales, que en la mayoría de los casos eran una manera de confortar a las poblaciones afectadas por sufrimientos y persecuciones. A la memoria de las apariciones marianas, por ejemplo, están vinculados el santuario indio de Velankanni, donde según la tradición la Virgen se reveló a un niño hindú en el siglo XVI, y el de Nuestra Señora de La Vang, en Vietnam, donde la Virgen trajo consuelo a los cristianos locales durante la gran persecución de fines del siglo XVIII. Los católicos chinos también dicen que hubo apariciones marianas en 1900, durante la ola de violencia contra los cristianos que desató la rebelión de los bóxers. El lugar más significativo en este sentido es el santuario de Donglu, en la diócesis de Baoding, en Hebei, donde precisamente esta devoción mariana ha estado durante mucho tiempo en la mira de la represión de las autoridades chinas contra las comunidades católicas clandestinas.