Agnes Chow: 'Por qué elegí no volver a Hong Kong'
La activista católica - que fue encarcelada por las protestas de 2019 - describe con sus propias palabras desde Canadá el sufrimiento por la continua presión de la policía, incluso después de que recuperó la libertad en 2021. Le devolvieron el pasaporte para cursar una maestría en Toronto sólo después de hacer un viaje de "educación patriótica" a Shenzhen y escribir "cartas de arrepentimiento". La dolorosa decisión del exilio. "Un país tan poderoso que envía a prisión a las personas que luchan por la democracia, ¿no es una prueba de vulnerabilidad?"
Hong Kong (AsiaNews) - El día que cumplió 27 años, Agnes Chow, católica, uno de los rostros más conocidos de las protestas a favor de la democracia en Hong Kong y por esa razón encarcelada durante siete meses entre 2020 y 2021, anunció que se encuentra en Toronto, Canadá y no quiere volver a su país. En dos publicaciones en su perfil de Instagram, tras el largo silencio después de recuperar la libertad bajo fianza, contó que se había visto obligada a realizar un viaje "patriótico" a Shenzhen para que le devolvieran su pasaporte.Agnes Chow explicó que llegó a esta decisión después de "considerar la situación en Hong Kong, mi seguridad personal y mi salud física y mental". “No quiero que me obliguen nunca más a hacer nada, ni que me obliguen a ir a China continental”, declaró.Agnes Chow creció en la comunidad católica de Taipo, en los "nuevos territorios". También prestaba servicio litúrgico en uno de los subcentros de la parroquia del Inmaculado Corazón de María. Protagonista de la "revolución de los paraguas" - las protestas de 2012 y 2014 - fue arrestada en la dura represión de las grandes movilizaciones a favor de la democracia de 2019 que llevaron a Beijing a imponer la draconiana Ley de Seguridad Nacional.Los dos posts que publicó desde Toronto relatan sus sufrimientos en los últimos años, pero también son un testimonio elocuente de la presión a la que siguió siendo sometida por parte de la policía de Hong Kong. Publicamos extensos extractos de nuestra traducción.
“Hasta la última noche antes de recuperar la libertad, a pesar de la condena relativamente corta, tenía miedo que que no me dejaran salir de la cárcel. Siempre pensaba en el registro que había hecho en mi casa la Agencia de Seguridad Nacional, la sentencia, las esposas, y cuando me desnudaron para la inspección correccional, todas las pruebas de que había perdido la libertad. Afortunadamente, en junio de 2021 pude dejar la prisión. Pero el miedo y la ansiedad que siento en mi corazón no han desaparecido en absoluto”.
Agnes Chow cuenta que le confiscaron el pasaporte y tenía la obligación de acudir a la comisaría cada tres meses para firmar una "Notificación de retención de documentos de viaje". “Durante varios años no participé en ninguna actividad pública, no me involucré en política, no volví a contactar con mis viejos amigos y esperé en silencio. Sin embargo, no tenía derecho a salir del país. A veces, cuando me presentaba a trabajar, Seguridad seguía "preocupándose" por mi situación (mis ingresos, mi trabajo, mi familia, mis relaciones), como para recordarme de vez en cuando que no había recuperado la libertad, que todavía estaba bajo vigilancia y que no debía intentar nada. Seguí viviendo con miedo e inquietud, mi estado psicológico se deterioró y el año 2023 fue el peor para mí, emocional y físicamente”.
Por eso decidí intentar de todos modos presentarme para hacer una maestría en la Universidad de Toronto. “Durante el proceso de solicitud, Seguridad Nacional me pidió que escribiera una 'carta de arrepentimiento', declarando que me arrepentía de haber participado en política y que ya no volvería a ponerme en contacto con las personas involucradas en esas actividades. Si no hubiera estado dispuesta a hacer concesiones, habría perdido la oportunidad de estudiar, y en ese momento lo único que quería era salir de Hong Kong sana y salva para continuar mis estudios".
“Después de superar muchos obstáculos, a principios de julio de este año Seguridad Nacional me dijo que si quería estudiar en Canadá, había otra condición: 'volver a China continental con nosotros' (es decir, viajar 'acompañada' y 'protegida' por agentes de Seguridad Nacional de la policía de Hong Kong). Sabía que no tenía derecho a negarme".
“Un día de agosto fui a China continental acompañado por cinco agentes. Salimos por la mañana temprano y crucé la frontera con el permiso para visitar la madre patria que acababa de solicitar. Tenía sentimientos encontrados, porque no sabía si Seguridad Nacional cumpliría su promesa de devolverme el pasaporte si conseguía regresar a Hong Kong. Ese día, además de comer, beber y divertirme, me organizaron una visita a la 'Exposición de la Reforma y Apertura' para que viera cómo habían crecido China y el Partido Comunista, así como a los "brillantes logros" de los sucesivos líderes; después me llevaron a la sede de Tencent para que conociera el "desarrollo tecnológico de nuestra madre patria". Con toda franqueza, nunca he negado el desarrollo económico de China, pero si un país tan poderoso envía a prisión a las personas que luchan por la democracia, limita su libertad de entrada y salida y obliga a ir a China para visitar exposiciones patrióticas a cambio de un pasaporte, ¿no es una forma de vulnerabilidad?".
“Cuando visité la exposición y la sede de Tencent, también me pidieron que me fotografiara con el logo, y el conductor de Shenzhen que me acompañaba no paraba de tomar fotos. Si hubiera permanecido en silencio, esas fotos podrían haberse convertido en una prueba de mi "patriotismo": así de tangible es este miedo. Y cuando regresé a Hong Kong, Seguridad Nacional me pidió nuevamente que escribiera una carta agradeciendo a la policía por haber organizado todo este viaje, "para que pudiera aprender sobre el gran crecimiento de nuestra madre patria". Creo que escribí varias cartas de este tipo en aquellos pocos meses. Finalmente, a mediados de septiembre salí de Hong Kong para ir a estudiar en Toronto, Canadá, con el pasaporte que me devolvieron el día antes de partir. Sin darme cuenta, ya llevo aquí casi tres meses y mi primer semestre está a punto de terminar”.
“Originalmente estaba previsto que volviera a Hong Kong a finales de diciembre para informar a la policía en relación con la Ley de Seguridad Nacional, pero después de considerarlo detenidamente, teniendo en cuenta la situación en Hong Kong y mi seguridad y mi salud física y mental, he decidido no regresar a Hong Kong, y probablemente no regrese en toda mi vida. La razón principal es que si vuelvo para hacer el informe, aunque Seguridad Nacional no me arreste ni me quite el pasaporte, es muy probable que, como ya lo han hecho en el pasado, me impongan nuevas condiciones o me interroguen, y tendré que cumplirlas para poder regresar a Canadá. Incluso si no lo hacen a fines de diciembre, cuando vuelva a Hong Kong el año que viene, y la situación se haya vuelto aún más crítica, siempre podrían prohibirme salir del país por razones de investigación. No quiero que me obliguen a hacer algo que no quiero, y no quiero que me obliguen nunca más a ir a China continental. Si esto continúa, incluso si estoy a salvo, mi cuerpo y mi mente van a colapsar”.
“Al principio no tenía esta intención. Cuando todavía estaba en Hong Kong no me atrevía a pensar en lo que sucedería después, y en aquel momento ni siquiera me resultaba fácil ir a estudiar al extranjero. Recién después de instalarme en Canadá comencé a pensar en diciembre, e incluso antes de llegar a una conclusión compré un pasaje de regreso a Hong Kong. Por lo tanto, si alguien quiere decir que ya había pensado en traicionar a Seguridad Nacional, está absolutamente equivocado”.
“En los últimos años he aprendido en primera persona qué valioso es vivir sin miedo. Todavía quedan muchas incógnitas para el futuro, pero lo que sí sé es que ya no tendré que preocuparme por si me arrestan o no y por fin podré decir y hacer lo que quiera. Por el momento quiero estudiar y recuperar la salud en Canadá, y también espero recuperar los intereses que dejé de lado debido a mi sufrimiento emocional y a las presiones del pasado, y construir mi propio ritmo. La libertad no es fácil de conseguir y, en el miedo de la vida cotidiana atesoro a todas las personas que no me han olvidado, que se preocupan por mí y sobre todo que me aman. Espero que podamos volver a encontrarnos y abrazarnos en un futuro próximo".
* activista pro democracia de Hong Kong exiliada en Canadá