El gobierno de Colombo ha corrido a comprar 35.000 toneladas a India, pero en muchas zonas del país los precios se han disparado y se vende sal de mala calidad. Los productores se justifican con las inundaciones, pero trabajadores y nutricionistas recuerdan que ni siquiera el tsunami de hace 20 años provocó una crisis semejante.
Colombo se suma a los numerosos países de Asia que luchan contra el invierno demográfico. Hace apenas quince años nacían más de 350.000 niños por año. La emigración también acentúa el fenómeno. Según estimaciones, en 2041 uno de cada cuatro habitantes del país tendrá más de 60 años.
En un videomensaje, el arzobispo de Colombo explicó a los católicos de Sri Lanka el significado del Año Santo como una oportunidad para el despertar espiritual. «La doctrina no es algo escrito en un libro: debe reflejarse en nuestras elecciones». Invitó a las familias: « Recen y lean juntos la Biblia durante el Jubileo».
Se han suspendido los servicios públicos por impago de facturas, una consecuencia más de la crisis económica que azota Sri Lanka desde hace tres años. Para hacer frente a la situación, también ha aumentado la demanda de paneles solares, pero las autoridades se han visto obligadas a lanzar una advertencia para evitar fraudes por parte de empresas no autorizadas.
Los obispos llamaron a "renovar el respeto por la dignidad de la vida". En la parroquia de San Francisco Javier de Wewala se armó el pesebre con los niños que viven en situaciones difíciles: "Aquí tienen la oportunidad de conocer el amor de Jesús".
Fueron rescatados por la marina de Colombo y navegaban apiñados en un barco pesquero desde hace más de dos semanas. El grupo incluía 27 mujeres y 49 niños. Provenían de los campamentos en la frontera con Bangladés donde viven miles de familias de esta minoría desde 2017 debido a la persecución del ejército birmano, y probablemente fueron arrastrados por las corrientes ciclónicas.