Según el ex presidente de Daguestán Abdulatipov, los nacionalismos actuales en el antiguo Cáucaso soviético parecen anular las tradiciones, remontándose a los orígenes medievales de la desintegración feudal, sin tener en cuenta la «experiencia histórica, cultural y humana de la integración interétnica e interreligiosa».
Los productores rusos de combustibles fósiles invierten en nuevas tecnologías convencidos de que, al menos hasta 2050, las materias extractivas seguirán siendo cruciales en la economía mundial. Las energías renovables se utilizarán cada vez más, pero en paralelo a la cuota de petróleo, dada la creciente difusión del automóvil también en África y América Latina.
Los economistas rusos insisten en la prioridad del "localismo": una estrategia de marketing común a todos los soberanismos, pero que en Rusia funciona de forma muy limitada, considerando que es un país no precisamente aventajado en términos de capacidad de producción agrícola e industrial. Y que - desde la gastronomía hasta muchos aspectos de la realidad social - a lo largo de su historia siempre ha adquirido elementos extranjeros.
Putin es sólo el último heredero de los muchos varjagi de la historia rusa que intentaron «llevar la civilización» a las tierras del otro lado de su frontera y al mundo entero. Hoy la anexión se calcula no tanto en kilómetros cuadrados, sino en sumas de «valores tradicionales», como pueden haber sido en el pasado la revolución socialista o la defensa zarista de las autocracias.
Un reportaje de Novaja Gazeta documenta la dramática situación de los refugiados rusos y ucranianos. El gobernador Aleksej Smirnov declaró que su número supera con creces los 150.000, abandonados por las autoridades al ser ya problemática la defensa militar de la zona.
En el foro organizado por la Facultad de Filosofía de la Universidad Estatal de Moscú sobre los acontecimientos actuales en Rusia, se expresaron posiciones ni obvias ni unívocas. Aún sin criticar abiertamente las posiciones del poder dominante, los filósofos demuestran que no quieren renunciar a la verdadera dimensión del alma rusa, la de la apertura a todas las variaciones del espíritu.