El patriarca ha tratado últimamente de tomar distancia y resaltar su superioridad en la "sinfonía" rusa entre el trono y el altar. Y en los últimos tiempos se han planteado al menos dos temas en los que la Iglesia ortodoxa rusa no se ha sentido particularmente en sintonía con las instituciones estatales: las respuestas a la crisis demográfica, que terminan cuestionando el celibato de los monjes, y la prohibición de cualquier forma de oración organizada en casas particulares.
Desde la primera movilización para la guerra, la Asociación de Médicos y Ginecólogos de Rusia había informado que la demanda del procedimiento de conservación del propio material genético había aumentado mucho. Proekt Veter recogió las historias de las esposas de los soldados muertos en el frente y que, a pesar de ello, quedaron embarazadas con fecundación asistida tras su muerte.
La energía «limpia» en Rusia apenas supera el 30% y sectores enteros como la automoción y la calefacción siguen funcionando exclusivamente con combustibles fósiles. Eso sí, con la invasión de Ucrania se han esfumado las esperanzas de ver a Moscú como uno de los principales contribuyentes al Mecanismo de Ajuste de las Emisiones de Carbono.
Se multiplican las propuestas e hipótesis sobre la conclusión del conflicto, pero para Putin las posibles negociaciones con Trump serían sólo una etapa intermedia de un proceso que debe continuar. Mientras, para los ucranianos, la situación se está volviendo cada vez más dramática, no sólo por la incertidumbre sobre la ayuda occidental sino también por la participación cada vez menor de los ciudadanos en las acciones de defensa.
En la región separatista de Georgia, bajo control de Moscú desde hace 15 años, miles de personas se han sublevado contra los acuerdos del gobierno con oligarcas rusos. Bžanija anunció el paso atrás «para preservar la estabilidad y el orden constitucional». No son acontecimientos sin precedentes para Sujumi, que sin embargo está destinada a permanecer firmemente en manos del Kremlin.
El escritor Viktor Erofeev, que vive exiliado en Berlín desde 2022, ha publicado una novela titulada Veliky Gopnik, en la que trata de mostrar que el putinismo nació del inconsciente colectivo de los rusos en los callejones suburbanos de Leningrado. Hasta llegar a un extremismo contra su propia alma, incapaz de "aceptar una vida normal".