Según una investigación de la agencia Modifiers, los rusos recurren tanto a psicólogos como a representantes de las artes esotéricas en su lucha contra el estrés en estos años de guerra. Mientras que el tráfico en los sitios de astrología, adivinación y numerología aumentó en el último año un 38%, la Duma de Moscú pretende prohibir la publicidad de adivinos.
Ha pasado ya un cuarto de siglo desde que Boris Yeltsin entregó el poder. Nadie pensaba entonces que desaparecería esa pacífica y próspera Rusia que en 1997 había celebrado los 850 años de Moscú. Hoy, sin embargo, los saludos de Año Nuevo repiten ominosamente "seguiremos adelante hasta la victoria", mientras todo parece llevar a Rusia cada vez más hacia atrás.
La desmovilización del ejército de Moscú de todas sus posiciones en el país es ya un hecho evidente. Según numerosas fuentes, parte del personal y de los equipos podrían ser transferidos de Siria a África, en primer lugar a Libia, al territorio bajo control del general Khalifa Haftar. Es más improbable que las tropas que regresen a Rusia tengan una influencia significativa en el conflicto de Ucrania.
En la Universidad Mgu de Moscú, el metropolita de Crimea, considerado el clérigo más cercano a Putin, expuso su tesis que vincula el hundimiento del imperio de los zares no tanto a factores económicos como a una división de las élites inspirada por Occidente. Una reinterpretación que tiene en el centro la «defensa de los valores de Rusia» y que tiene como objetivo declarado «evitar crisis similares en el futuro del país».
Trump habría pedido al presidente ruso Putin que se reúna con él lo antes posible, mientras se habla cada vez más del fin del conflicto aunque no está claro sobre qué base. El análisis para Radio Svoboda de Vitalij Portnikov, uno de los comentaristas ucranianos más importantes: lo importante es que Occidente no permita que Moscú se «trague políticamente» a Kiev de cualquier manera.
En la conferencia de prensa de fin de año, Putin quiso mostrar el rostro del vencedor, no sólo por los nuevos fragmentos de territorio conquistados en el Donbass, sino para transmitir el sentimiento de superioridad de Rusia frente a las muchas incertidumbres de Occidente. Esta guerra de por sí tiene como objetivo principal la "soberanía", no tanto por la defensa de las fronteras como por afirmar su independencia y grandeza ante el mundo entero.