“Alepo más bella”: cristianos y musulmanes reacondicionan la ciudad
La iniciativa es promovida en colaboración con la gobernación de la ciudad. Va desde el reacondicionamiento de las aceras hasta el restablecimiento de las actividades. Pbro. Ibrahim: volver más bellas la ciudad que es símbolo del conflicto sirio, es un “desafío” que “une” a los fieles de todas las religiones. Y una “oportunidad” para renovar “aquel maravilloso mosaico que es nuestra sociedad. Comienza a funcionar un centro de verano para 860 niños.
Alepo (AsiaNews) – Restituir una nueva vida a aquella ciudad que por largo tiempo fue el epicentro del conflicto sirio; poner sobre las espaldas la destrucción, los enfrentamientos entre facciones y extremismos opuestos, que han dividido a la ciudad en dos partes en guerra entre sí; hacer resurgir del polvo y de los escombros una renovada idea de belleza, de limpieza, de orden, porque la paz también pasa a través de la puesta a punto de las calles, de las viviendas, de las tiendas y de las pequeñas actividades. Con este espíritu, la comunidad católica latina, en colaboración con la gobernación de la segunda ciudad más importante de Siria, otrora capital económica y comercial del país, ha lanzado el proyecto “Alepo más bella” (en la foto).
El programa fue emprendido días atrás, con una solemne ceremonia presidida por el Pbro. Ibrahim Alsabagh, un franciscano de 44 años, guardián y párroco de la parroquia latina de Alepo, en el área ubicada frente a la iglesia. En la celebración también participaron representantes de gobierno, musulmanes, en una ceremonia de fuerte carácter inter-religioso.
El primer gesto llevado a cabo por quienes participaron de la iniciativa (autoridades y simples ciudadanos), cuenta el sacerdote a AsiaNews, fue “el barnizado de los bordes de las aceras”. “Y fueron las autoridades mismas –agrega el religioso- quienes dieron la primera pincelada” a calles y avenidas que todavía presentan signos muy evidentes del conflicto.
Volver a “Alepo más bella”, como subraya el eslogan de la iniciativa, agregan los promotores, es una “preocupación” y un “desafío” que “une” a cristianos y musulmanes por igual; porque, como han resaltado en reiteradas oportunidades los líderes islámico-cristianos de la ciudad, no son las religiones lo que alimentan la guerra, y la fe es fuente de paz, de renacimiento, de convivencia armoniosa.
Según miembros de la parroquia, este proyecto “nos convierte en una sola nación, una sola familia, prescindiendo de cuál sea nuestra religión o de nuestras convicciones”. “Además –agrega el padre Ibrahim- enseguida nos dimos cuenta de que esta iniciativa es una buena oportunidad para recuperar y renovar ese maravilloso mosaico que es nuestra sociedad”.
“Luchamos con amor por nuestra ciudad mártir –prosigue-, con el deseo de promover la reconciliación” en una realidad que aún sigue “herida y lacerada”. Y es todavía más importante hacerlo hoy, para que “el bien se contagie” y así pueda ser transmitido y difundido.
De aquí surge la invitación, que partió de la comunidad católica local, y que con el tiempo se ha extendido a todas las iglesias, a los scouts cristianos, a los movimientos eclesiales, y, finalmente, a todos los habitantes de la ciudad, cristianos o musulmanes, sin distinciones de fe. “La parroquia latina –agrega el padre Ibrahim- también se ha ocupado de los costos del proyecto y ha adquirido todo el equipamiento y herramientas necesarios”.
Relatando cómo fueron los primeros días de la iniciativa, el sacerdote refiere que “todos los jóvenes de nuestra parroquia”, junto a “hombres y mujeres de buena voluntad, sumando un total de 200 personas, armados con pinceles, cubos y barniz” fueron “por la conquista de la ciudad… para volverla más bella”. El proyecto también continuará en los próximos días, siguiendo una directiva bien precisa: los voluntarios se subdividirán en escuadras, cada una de las cuales estará compuesta por 10 personas y un jefe de grupo. El territorio afectado por los trabajos de reacondicionamiento y limpieza será dividido en sectores, y a cada escuadra le serán asignadas algunas avenidas y calles.
Al mismo tiempo, la parroquia ha puesto en funcionamiento un “centro de verano” para los niños, bajo el lema “Con Jesús, traigamos color a mi vida”. Cientos de niños (cerca de 860, según las últimas estimaciones) de 4 a 15 años de edad, adhieren a la propuesta, con un número que se ha triplicado en los últimos años. Durante dos meses, los chicos podrán practicar numerosas actividades, desde danza hasta deporte, música y actividades artísticas. A través de estas “pequeñas acciones” y de estos “pequeños gestos”, concluye el padre Ibrahim, podremos “reconstruir juntos nuestra ciudad y nuestra sociedad”, aprovechando el “gran potencial” que lleva dentro la Iglesia y la comunidad católica de la ciudad. Y es “nuestro deber y nuestra misión compartir este gran potencial” y contribuir al bienestar de todos nuestros hermanos y de todas nuestras hermanas que viven con nosotros en nuestro país, en nuestra ciudad y en nuestra sociedad”.
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