‘América Latina debe cambiar su relación con Beijing’
Para el politólogo Ramiro Podetti, la región no puede ser una simple proveedora de materias primas para el gigante de Asia. El llamado a tener una mirada más abarcadora sobre la región del Asia-Pacífico y a considerarla en su totalidad. El rol de mediadora entre China y los EE.UU en un nuevo orden mundial. La competencia global se juega en el campo de la innovación tecnológica y en la industria del entretenimiento.
Buenos Aires (AsiaNews) – Desde hace tres décadas se dedica a estudiar el desarrollo de las ideas políticas en América Latina. Ramiro Podetti, argentino residente en Uruguay, es decano de la facultad de Humanidades y Educación de la Universidad de Montevideo. En diálogo con AsiaNews, habla de los vínculos entre China, la región de Asia-Pacífico y los países de América Latina.
¿Cómo ve la presencia cada vez mayor de China en los mercados latinoamericanos?
La presencia de China desde el punto de vista comercial y de inversiones es absolutamente bienvenida. No hay nadie en América Latina que pueda oponerse a eso. El que está pagando el mayor costo es Brasil, porque está perdiendo mercados a favor de la industria china y porque se le plantea el dilema de volver a ser una economía basada en el sector primario o de insistir en su proyecto industrial.
Para la Argentina, China no es una amenaza porque ya es una economía “primaria”. Y los demás países de América Latina, que carecen por completo de industria, no tendrán ningún problema en acoplarse a una política de China basada en un intercambio de productos manufacturados por materias primas.
¿Percibe un cambio de preferencias a favor de China y en desmedro de la relación tradicional con los Estados Unidos?
El problema para América Latina no es tener que optar entre China o EEUU sino qué tipo de relación vamos a establecer con Beijing. ¿Queremos tener una relación con China igual a la que establecimos en el siglo XIX con Gran Bretaña? A pesar de que en ese momento hubo una cierta riqueza absoluta [en la región], en términos relativos los países industrializados crecieron cincuenta veces más. Esa ecuación, [el tipo de relación que establecimos] con Inglaterra nos empobreció.
¿Cómo debería ser entonces la relación con China?
No se puede aceptar una economía política que se base en la producción de commodities [bienes primarios o materias primas]. La ecuación debe cambiar y [las economías] de los países latinoamericanos deben convertirse en agregadores de valor. Es necesario negarse sistemáticamente, a costa de una guerra, a una economía de materias primas (que favorecería a China). Pero hay que tener en cuenta que la emergencia del poder económico asiático no es nueva; empezó hace unas cuatro décadas. Lo nuevo, y a lo que hay que prestar más atención, es que por primera vez Occidente es desafiado por una potencia no occidental: la región del Asia-Pacífico.
¿Sugiere mirar más a la región Asia-Pacífico que a China?
Son dos fenómenos diferentes. Hoy, Occidente está como obnubilado por China, pero China tiene gravísimos problemas en el Asia-Pacífico. Un ejemplo de ello es que India se haya negado a firmar el RCEP (Regional Comprehensive Economic Partnership).
No es posible entender cómo afecta China a América Latina si no se considera lo que está pasando y cómo será la reconfiguración global, que tiene solo dos alternativas. Una, con enormes debilidades, es una nueva guerra fría, pero con China y no con la Unión Soviética.
La otra, más razonable, es que EEUU conduzca una reconfiguración del orden global donde sea primus inter pares, un acuerdo con la superpotencia emergente, China, y las tres grandes potencias: Rusia, Europa y la India. Esto es lo que vieron Alberto Methol Ferré, Zbigniew Brzezinski y Samuel Huntington.
¿Cuál sería el papel de América Latina en ese escenario?
Sudamérica podría sumarse a ese espacio como intermediaria entre las grandes potencias y el resto de las naciones. Solo Brasil y México están en condiciones de ocupar ese lugar, pero hasta ahora no lo entienden. Es complicado conducir a los sudamericanos. Nadie se anima. Somos tipos muy raros. No somos de las viejas colonias, ni hemos sido imperio. Somos una especie de raza mixta inexplicable. La única razón por la que no estamos ahora en un sitio donde se toman decisiones es porque creemos que no somos capaces.
¿Es preocupante la iniciativa China de tener bases científico-militares en terreno latinoamericano?
Es natural. Es una superpotencia emergente y como tal, si nos atenemos a lo que conocemos, no debe considerar sólo sus necesidades comerciales sino también sus planes desde el punto de vista del sistema mundial de poder. Eso incluye una dimensión militar, pero no solamente eso. Las herramientas del “poder blando” son más importantes que el observatorio que instalaron en el sur de Argentina. Creo que las chances de un conflicto bélico entre grandes potencias son muy bajas, pero en el caso de darse no se resolvería tanto en ese ámbito sino en el de la tecnología y la industria del entretenimiento.
El tema militar nos puede dar todavía algún dolor de cabeza pero lo que se viene es la puja tecnológica (como las redes 5G) y otras cosas en las que China está aún muy por detrás, como por ejemplo la comunicación de sus valores culturales, que son diferentes de Occidente, o la industria del entretenimiento. Los videojuegos están formando a los niños menores de quince años en todo el mundo y tienen un impacto muy importante en la educación. El más feroz de los darwinistas sociales se escandalizaría de los valores que hoy imperan en la cultura del videojuego. Y en eso Japón es potencia. Hay que prestar atención a las formas del poder blando. Ahí es donde se librará la batalla global.
18/06/2021 14:37
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