‘Adopta un barrio pobre’ para lograr que madres e hijos sobrevivan: el proyecto de una ONG de Varanasi
En las chabolas de Musahar viven 55 familias. Los estereotipos, combinados con la superstición y la marginación, han impedido que las mujeres encinta reciban atención médica. La comunidad se encomendaba a los chamanes, que efectuaban rituales contra el pago de cuantiosas sumas de dinero. Lenin Raghuvanshi: “Han regresado las enfermeras, que aplican las vacunas, y ya no nos dejan morir en medio de la basura”.
Nueva Delhi (AsiaNews) – “Adopta un barrio pobre”, para reducir la mortalidad infantil, asegurar atención médica a las mujeres encinta y la supervivencia de sus hijos: es el proyecto “Adopta Anei Musahar basti”, del fondo Jan Mitra Nyas, socio del Peoples’ Vigilance Committee on Human Rights (PVCHR), una ONG de Varanasi que trabaja en favor de los pobres y dalits. En diálogo con AsiaNews, el director ejecutivo del PVCHR, Lenin Raghuvanshi, cuenta que el programa “nació en el 2016, con un objetivo: romper con la cultura del silencio que rodea a los seres humanos que viven en los barrios pobres”.
El Dr. Raghuvanshi, médico y activista, informa: “En los barrios de barracas de Musahar viven 55 familias, que suman en total 295 personas. El proyecto se lanzó en octubre del 2016, y a él se dedicaron el fondo y el Child Rights and You (CRY), otra ONG. Con el correr del tiempo, se ha sumado otro socio colaborador, como la Alta Comisión de Nueva Zelanda, que ha puesto en marcha una huerta en la ciudad, y la asociación sueca Parul Sharma”.
Gracias a las colaboraciones, se han implementado varios proyectos donde se unen el cuidado de la salud y la recuperación a nivel humanitario. El activista explica que “es como si los habitantes de este barrio de chabolas fueran invisibles ante la mirada de la sociedad. Aquí, el sistema patriarcal, fuertemente arraigado, ha favorecido el desarrollo de tradiciones obsoletas y supersticiones que no sienten preocupación por el bienestar de la mujer. Niñas y adolescentes eran privadas del estudio, sin la conciencia de cuáles son sus derechos”.
El médico explica que cuando una mujer se daba cuenta de que estaba cursando un embarazo, la comunidad del barrio llevaba a la gestante a una “consulta” con un ojha, una suerte de médico brujo. Este último bendecía a la madre y al niño por nacer, para evitar futuros males. Sus servicios no eran gratuitos: todos los meses, se le pagaba una suma de 200 rupias (2,5 euros), además de bebidas alcohólicas (“daru”) y un pollo (“murga”). En el momento del parto, el chamán realizaba un ritual (“gadthant”) para prevenir las muertes prematuras. El rito debía efectuarse a medianoche y costaba entre 2.000 y 5.000 rupias (25-64 euros).
Sin embargo, los rituales no impedían los fallecimientos: “Estos eran causados, sobre todo, por la falta de diagnósticos prenatales y de vacunas para la madre y el feto. Las unidades encargadas de las prácticas de inmunización, llamadas ANM (Auxiliary Nurse Midwife), jamás visitaban el gueto, sino que se movían en los barrios de las castas elevadas”.
“Una mezcla de estereotipos, superstición, falta de confianza en los programas de Salud Pública, volvían casi imposible llevar adelante la atención médica para las mamás y sus hijos. En cambio, con el programa, de 23 mujeres encinta, 18 fueron trasladadas al centro médico primario de Badagaon, mientras que las otras cinco dieron a luz en casa. Las madres también han comenzado a amamantar a sus hijos; antes no sabían sobre la importancia de la leche materna y solo les daban agua”.
“Cuando comenzamos a intervenir en la zona -dice, en conclusión- nos encontramos con cuadros de desnutrición críticos. Cambiamos la actitud de los servicios sociales, y solicitamos su ayuda directa. Hoy, hay bombas de riesgo, campamentos médicos y han regresado las enfermeras, que aplican las vacunas. Gracias a todo esto, la mortalidad infantil y materna se ha reducido en un 100%”.
04/11/2019 15:39
23/12/2022 17:29