Papa: los médicos, enfermeros y sacerdotes muertos por la epidemia, ‘son los santos de la puerta de al lado’
Francisco celebró la misa “in coena Domini”, en una Basílica de San Pedro vacía, con la sola presencia de unas diez personas. “Nadie sabe los nombres, son sacerdotes anónimos, párrocos de campo que conocen a la gente; uno me decía que sabía los nombres de toda la gente del pueblo, ‘¿Lo dices de verdad?’, le dije yo; hasta el de los perros’”. “Hoy los llevo a todos hasta el altar”.
Ciudad del Vaticano (AsiaNews) – “Son los santos de la puerta de al lado”. El Papa Francisco definió de esta manera, hoy, a los “más de 60 sacerdotes”, a los médicos y enfermeros muertos en Italia por su labor desempeñada en la epidemia.
El pensamiento de Francisco estuvo dirigido hacia aquellos que dieron la vida, durante la homilía de la misa “in coena Domini” en la cual se recuerda la Última Cena y la institución de la Eucaristía.
En una Basílica de San Pedro vacía, con la sola presencia de una diez personas, el Papa habló espontáneamente y recordó que hoy no fue posible celebrar la Misa del Crisma, en la cual los sacerdotes renuevan las promesas sacerdotales. “Este año – dijo - no hay Misa del Crisma, pero no puedo dejar de recordar a los sacerdotes que han muerto. En estos días, en Italia, han muerto más de 60, y también médicos y enfermeros: son nuestros santos vecinos, los de la puerta de al lado”. “Sacerdotes – continuó - que van lejos para llevar el Evangelio y mueren allí. Me decía un obispo que lo primero que hace cuando llega a una ciudad, es ir al cementerio, a ver las tumbas de los sacerdotes muertos”. “Nadie sabe los nombres, son sacerdotes anónimos, párrocos de campo que conocen a la gente, y uno me decía que se sabía los nombres de toda la gente del pueblo. ‘¿De verdad lo dices?’, dije yo; ‘hasta el de los perros’. “Hoy, los llevo a todos hasta el altar”. “Somos todos sacerdotes, desde el último ordenado hasta el Papa. Somos todos sacerdotes, ungidos por el Señor para la Eucaristía”.
A causa de la epidemia, hoy tampoco se hizo el lavatorio de los pies, del cual habla el Evangelio de hoy; y tampoco la reposición del Santísimo sacramento. Francisco se refirió al pasaje evangélico, afirmando que “si yo no dejo que el Señor sea mi servidor, no entraré en el Reino”. “Y así, con esta conciencia de la necesidad de ser lavado, perdonen, en la medida en que no sean medidos. No hay que tener miedo de perdonar, sean valientes de arriesgarse a perdonar, y si no pueden dar el perdón sacramental, dar la consolación, dejar la puerta abierta”. “Doy gracias a Dios – concluyó - por ustedes, los sacerdotes. Dios te ama, solo te pide que le permitas lavarte los pies”.
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