Papa: los ancianos todavía podemos anunciar el Evangelio y dar a los jóvenes nuestros sueños
Mensaje de Francisco para la Primera Jornada Mundial de los Abuelos y los Mayores. Son los jóvenes quienes pueden llevar adelante los sueños de justicia, paz y solidaridad de los mayores. Indulgencia plenaria a los fieles que durante la Jornada "dediquen un tiempo adecuado a visitar presencial o virtualmente a sus hermanos mayores necesitados o en dificultades".
Ciudad del Vaticano (AsiaNews) – Los abuelos, y en general las personas mayores, tienen todavía la posibilidad de desempeñar un papel importante en la sociedad, como atestigua, de primera mano, el Papa Francisco, que fue llamado a ser Obispo de Roma “cuando había llegado, por así decirlo, a la edad de la jubilación, y ya me imaginaba que no podría hacer mucho más”. Es lo que podemos leer en el mensaje del Papa para la Primera Jornada Mundial de los Abuelos y los Mayores, publicado hoy. La Jornada se celebra el cuarto domingo de julio -este año, el 25 de julio- y su tema es "Yo estoy con vosotros todos los días" (cf. Mt 28,20).
Francisco se dirige directamente a quien es mayor, y escribe que la pandemia “ha sido una dura prueba que ha golpeado la vida de todos, pero que a nosotros, los mayores, nos ha reservado un trato especial, un trato más duro” con la enfermedad, la muerte y la soledad. Sin embargo, tal como le sucedió a Joaquín – el abuelo de Jesús – el Señor envía un ángel para consolarnos. “A veces tendrán el rostro de nuestros nietos, otras veces el rostro de familiares, de amigos de toda la vida o de personas que hemos conocido durante este momento difícil”. “Sin embargo, el Señor también nos envía sus mensajeros a través de la Palabra de Dios, que nunca deja que falte en nuestras vidas. Leamos una página del Evangelio cada día, recemos con los Salmos, leamos los Profetas. Nos conmoverá la fidelidad del Señor. La Escritura también nos ayudará a comprender lo que el Señor nos pide hoy para nuestra vida. Porque envía obreros a su viña a todas las horas del día (cf. Mt 20,1-16), y en cada etapa de la vida.
Y el Señor, “que nunca se jubila” ha pedido a los discípulos que bauticen y difundan el Evangelio. Esto también compete a los mayores, cuya vocación es “custodiar las raíces, transmitir la fe a los jóvenes y cuidar a los pequeños”.
“Nadie se salva solo. Estamos en deuda unos con otros. Todos somos hermanos. En esta perspectiva, quiero decirte que eres necesario para construir, en fraternidad y amistad social, el mundo de mañana: el mundo en el que viviremos —nosotros, y nuestros hijos y nietos— cuando la tormenta se haya calmado”.
“Entre los diversos pilares que deberán sostener esta nueva construcción hay tres que tú, mejor que otros, puedes ayudar a colocar. Tres pilares: los sueños, la memoria y la oración”.
“El futuro del mundo reside en esta alianza entre los jóvenes y los mayores”. Son los jóvenes los que pueden tomar los sueños de los mayores y llevarlos adelante. Aquí “está la posibilidad de que nuestros jóvenes tengan nuevas visiones, y juntos podamos construir el futuro”. Es necesario el testimonio. “Los sueños, por eso, están entrelazados con la memoria. Pienso en lo importante que es el doloroso recuerdo de la guerra y en lo mucho que las nuevas generaciones pueden aprender de él sobre el valor de la paz. Y eres tú quien lo transmite, al haber vivido el dolor de las guerras”.
Recordar es una verdadera misión para toda persona mayor: la memoria, y llevar la memoria a los demás. “Pienso en mis abuelos y en los que entre ustedes tuvieron que emigrar y saben lo duro que es dejar el hogar, como hacen todavía hoy tantos en busca de un futuro. Algunos de ellos, tal vez, los tenemos a nuestro lado y nos cuidan. Esta memoria puede ayudar a construir un mundo más humano, más acogedor. Pero sin la memoria no se puede construir; sin cimientos nunca construirás una casa. Nunca. Y los cimientos de la vida son la memoria”.
“Por último, la oración. Como dijo una vez mi predecesor, el Papa Benedicto, santo anciano que continúa rezando y trabajando por la Iglesia: «La oración de los ancianos puede proteger al mundo, ayudándole tal vez de manera más incisiva que la solicitud de muchos». Esto lo dijo casi al final de su pontificado, en 2012. Es hermoso. Tu oración es un recurso muy valioso: es un pulmón del que la Iglesia y el mundo no pueden privarse (cf. Exhort. apost. Evangelii gaudium, 262). Sobre todo en este momento difícil para la humanidad, mientras atravesamos, todos en la misma barca, el mar tormentoso de la pandemia, tu intercesión por el mundo y por la Iglesia no es en vano, sino que indica a todos la serena confianza de un lugar de llegada”.
Hoy también se publicó un decreto de la Penitenciaría Apostólica por el que se concede la indulgencia plenaria a los fieles que durante la Jornada “dediquen un tiempo adecuado a visitar presencial o virtualmente a sus hermanos mayores necesitados o en dificultades (como los enfermos, los abandonados, los discapacitados y similares)" y a los ancianos "enfermos y a todos aquellos que, no pudiendo salir de sus casas por motivos graves, se unan espiritualmente a las sagradas celebraciones de la Jornada Mundial".
Finalmente, durante la presentación del documento, Vittorio Scelzo, responsable de la pastoral de los ancianos del Dicasterio para los laicos, la familia y la vida, informó que a partir de hoy, el mensaje del papa está disponible en el sitio www.amorislaetitia.va. Señaló que el material se encuentra "tanto en vídeo como en una versión sencilla para imprimir y regalar a los ancianos": "la oración compuesta para la ocasión, algunas sugerencias pastorales sobre cómo celebrar la Jornada, un subsidio litúrgico y una selección de discursos del Santo Padre sobre los ancianos". (FP)
El video mensaje puede ser descargado desde aquí:
https://wetransfer.com/downloads/d9abc2b36ac759d9ff9422d4b4cd6c3f20210619165707/0ba73dd44f7b291574768b1aa45f49a020210619165707/e98969
17/12/2016 13:14