Papa: la conferencia de Berlín lleve la paz a Libia
“Aprendamos de Juan Bautista a no presumir conocer ya a Jesús, de saber todo de Él. No es así”. “Él solo llevó, sufrió, el pecado de cada uno de nosotros, el pecado del mundo y también mis pecados. Todos. Los llevó todos sobre sí y nos los quitó a nosotros, para que fuésemos finalmente libres, ya no más esclavos del mal. ¡Sí, somos todavía pobres, pecadores pero no esclavos, no, sino hijos, hijos de Dios!
Ciudad del Vaticano (AsiaNews)- La combre sobre Libia “sea el inicio de un camino hacia el cese de las violencias y una solución negociada que conduzca a la paz y a la tanto deseada estabilidad del país”. Es el auspicio expresado “vivamente” por el Papa Francisco en el Ángelus de hoy, a propósito de la conferencia de Berlín.
Antes de recitar la oración mariana, Francisco,comentando el Evangelio de hoy (Jn 1,29-34) subrayó la actitud de Juan Bautista delante a Jesús que fue a hacerse bautizar. “El Bautista-dijo a las 30 mil personas presentes en la plaza de S. Pedro- no puede retener el urgente deseo de testimoniar a Jesús y declara: “Yo vi y he atestiguado”. Juan vio algo impactante, es decir, el Hijo amado de Dios en solidaridad con los pecadores; y el Espíritu Santo le hizo comprender la novedad inaudita, un verdadero cambio de rumbo. El Santo Padre dijo al respecto, que mientras que en todas las religiones es el hombre quien ofrece y sacrifica algo a Dios, en el caso de Jesús “es Dios quien ofrece a su Hijo para la salvación de la humanidad”. “Juan manifiesta su asombro y su consentimiento a esta novedad impactante que trae Jesús, a través de una expresión significativa que repetimos cada vez en la Misa: "¡He aquí el Cordero de Dios, el que quita el pecado del mundo! (v.29)”. El testimonio de Juan Bautista nos invita a empezar una y otra vez en nuestro camino de fe: empezar de nuevo desde Jesucristo, el Cordero lleno de misericordia que el Padre ha dado por nosotros. Y que nos sorprendamos cada día por la elección de “Dios de estar de nuestro lado, de solidarizarse con nosotros los pecadores, y de salvar al mundo del mal asumiéndose totalmente la responsabilidad”.
“Aprendamos del Bautista a no dar por sentado “que ya conocemos a Jesús, que ya lo conocemos todo de Él (cfr v. 31). No es así. Detengámonos en el Evangelio, quizás incluso contemplando un icono de Cristo, un "Santo Rostro", una de las muchas representaciones maravillosas de las que es rica la historia del arte en Oriente y Occidente”.
“Contemplemos a Cristo “con los ojos y más aún con el corazón; y dejémonos instruir por el Espíritu Santo, que dentro nos dice: ¡Es Él! Es el Hijo de Dios hecho cordero, inmolado por amor. Él, sólo Él ha traído, sufrido, expiado el pecado del mundo, y también mis pecados. Todos”.
“Los ha tomados todos nuestros pecados y los alejó de nosotros, dijo por último el Papa, para que finalmente fuéramos libres, no más esclavos del mal. Sí, ¡todavía pobres pecadores, pero no esclavos, no, sino hijos, hijos de Dios!
Después de recitar el Ángelus, Francisco que recordó que este año” 2020 ha sido designado internacionalmente como el "Año de la Enfermera y la matrona". Las enfermeras, dijo, son las trabajadoras de la salud más numerosas y las parteras son quizás la más noble de las profesiones. Y pidió orar por ellas para que puedan hacer su preciosa labor de la mejor manera posible.
23/12/2015