El Papa en Plaza de España: Madre de la Misericordia, bajo tu manto hay lugar para todos
Roma (AsiaNews) – “Bajo tu manto hay lugar para todos, porque tú eres la Madre de la Misericordia”: es uno de los versos más poéticos de la oración compuesta por el Papa Francisco y recitada frente a la columna sobre la cual se apoya la estatua de la Inmaculada Concepción, inaugurada pocos años después de la proclamación del dogma mariano (1854). El Papa rezó diciendo llevar ante María a las familias, niños, jóvenes, ancianos y sobre todo a los enfremos y presos, “quienes sienten más difícil el camino”. A la Virgen, el Papa encomendó los primeros pasos del “camino de reconciliación” del Jubileo.
Al final del momento, el pontífice saludó a varias autoridades, entre ellas, al Card. Fernando Filoni y a Mons. Savio Hon, prefecto y secretario de Propaganda Fide, cuyo palacio está sobre un lado de la plaza. Luego de haber saludado durante un largo tiempo a enfermos y niños, Francisco se dirigió a la basílica de Santa María Mayor, donde se detuvo ante la imagen de Maria Salus Populi Romani, de la cual él es muy devoto.
He aquí la oración a María que el Papa Francisco recitó como acto de veneración a la Inmaculada:
Virgen María,
en este día de fiesta por tu Inmaculada Concepción,
vengo a presentarte el homenaje de fe y de amor
del pueblo santo de Dios que vive en esta Ciudad y Diócesis.
Vengo en nombre de las familias, con sus alegrías y fatigas;
de los niños y de los jóvenes, abiertos a la vida;
de los ancianos, llenos de años y de experiencia;
de modo especial vengo ante ti
por parte de los enfermos, de los encarcelados,
de quienes sienten más difícil el camino.
Como Pastor vengo también en nombre de cuantos
han llegado desde tierras lejanas en búsqueda de paz y de trabajo.
Bajo tu manto hay lugar para todos,
porque tú eres la Madre de la Misericordia.
Tu corazón está lleno de ternura hacia todos tus hijos:
la ternura de Dios, que en ti se ha encarnado
y se ha hecho nuestro hermano, Jesús,
Salvador de todo hombre y de toda mujer.
Mirándote, Madre nuestra Inmaculada,
reconocemos la victoria de la divina Misericordia
sobre el pecado y sobre todas sus consecuencias;
y se enciende en nosotros la esperanza de una mejor vida,
libre de la esclavitud, rencor y miedo.
Hoy, aquí, en el corazón de Roma, sentimos tu voz de madre
que llama a todos a ponerse en camino
hacia aquella Puerta, que representa a Cristo.
Tú dices a todos: “Vengan, acérquense confiados;
entren y reciban el don de la Misericordia;
no tengan miedo, no sientan vergüenza:
el Padre los espera con los brazos abiertos
para darles su perdón y recibirlos en su casa.
Vengan todos a la fuente de la paz y de la alegría”.
Te agradecemos, Madre Inmaculada,
porque en este camino de reconciliación
tú no nos hacen caminar solos, sino nos acompañas,
estas cerca de nosotros y nos sostienes en toda dificultad.
Que tú seas bendita, ahora y siempre, Madre. Amen.
08/12/2016 17:48