Árabes israelíes de huelga, en protesta por la demolición de las casas. No hubo escuela ni actividades comerciales

Durante toda la jornada de ayer, la población se cruzó de brazos. Detrás de la protesta, la demolición de las viviendas privadas que fueron construidas sin permisos. Los documentos, según explican los promotores de la huelga, son difíciles de obtener. El premier Netanyahu ha acelerado el proceso de demolición en respuesta a la decisión tomada por el tribunal sobre el puesto de avanzada de Amona.

Jerusalén (AsiaNews/Agencias) – Los árabes israelíes se han cruzado de brazos y han suspendido las actividades comerciales y cerrado las escuelas durante la jornada de ayer, en el marco de un día de protesta nacional contra la demolición de viviendas construidas sin permisos, que sostienen que resultan difíciles de obtener. El día anterior, las autoridades administrativas habían dispuesto el abatimiento de 11 viviendas en la localidad de Qalansuwa, en el norte del país.

Según fue denunciado por los ciudadanos israelíes de origen árabe, el Estado y las adminsitraciones locales adoptan una política discriminatoria que vuelve prácticamente imposible la obtención del permiso de construcción. Y, en consecuencia, la ampliación de las unidades habitacionales y de las áreas a disposición de las diferentes comunidades.

De aquí la opción de muchas familias árabes, que terminan construyendo casas sin los respectivos permisos, detonando la reacción de las autoridades que disponen su demolición. Mohammad Barakeh, líder de una organización árabe israelí y ex miembro del parlamento en la Knesset, subraya que la adhesión a la medida de fuerza convocada ayer ha “superado las expectativas”. “Hemos registrado una respuesta excelente en todos los pueblos y ciudades árabes”, agrega. Las expresiones de condena también provienen del movimiento Joint List, que reúne a numerosos partidos árabes y representa la tercera fuerza más importante en el Parlamento israelí. En una nota, la dirigencia del grupo destaca que las viviendas en Qalansuwa habían sido construidas en “terrenos privados”, y que la opción de abatirlas es un “crimen sin precedentes” y una “declaración de guerra” contra las personas del área y, en términos más generales, “contra la comunidad árabe en Israel”.

Los árabes israelíes constituyen aproximadamente el 17,5% de la población total. Son descendientes de los palestinos que decidieron quedarse en su tierra tras el surgimiento de Israel, en 1948.

Según lo referido por la radio pública israelí, la huelga tuvo una altísima adhesión en Nazareth y Umm al-Fahm, las dos ciudades árabes más importantes del país, y en la ciudad costera mixta de Haifa. Poco antes de que la decisión de demolaer las viviendas fuera ejecutada, el intendente de Qalansuwa, Abed al-Bassat Salameh, presentó su renuncia, luego de haber intentando en vano durante años obtener el otorgamiento de permisos de parte de las autoridades centrales. El ex primer ciudadano agrega que la decisión de demoler las viviendas oculta la intención del primer ministro Benjamin Netanyahu y del ministro del Interior Gilad Erdan de “complacer” a los colonos y su política expansionista a expensas de la población árabe.

Al comentar la decisión del tribunal israelí de disponer el desmantelamiento del controvertido puesto de avanzada judío de Amona, el premier trazó un nexo entre los puestos de avanzada y las construcciones (ilegales) de los árabes en Israel. Si Amona es ilegal, agregó Netanyahu, entonces también lo son las construcciones árabes particulares que carecen de permiso, y por eso “he dado la orden de acelerar el proceso de demolición de las construcciones ilegales... en todas las otras partes del país, y lo haremos en los próximos días”. Acto seguido, los jueces dispusieron un aplazamiento del desmantelamiento de Amona, que en un primer momento estaba previsto para el 25 de diciembre y que fue aplazado para el 8 de febrero próximo.