13/02/2025, 17.22
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¿De dónde vienen los austronesios? La guerra de lingüistas entre Beijing y Taipei

El mundo académico chino cuestiona cada vez más la teoría que sitúa en Taiwán las raíces de un vasto linaje de pueblos aborígenes que cruzaron el océano y se establecieron a miles de kilómetros de distancia. Como telón de fondo, la batalla política por las alianzas en el Pacífico.

 

Milán (AsiaNews/Agencias) – Un hilo rojo que une a pueblos que hoy viven en países e islas a miles de kilómetros de distancia entre sí, pero que tendrían una raíz única, que se puede rastrear en sus lenguas y que los remitiría a todos ellos, como un tronco original, a las poblaciones indígenas que viven en la isla de Taiwán. Es así como se define a los austronesios, un gran grupo de pueblos del sudeste asiático y de muchas islas del Pacífico. En conjunto suman unos 400 millones de personas repartidas en una inmensa porción del planeta, que va desde Madagascar hasta Nueva Zelanda, y llega incluso a la Isla de Pascua, frente a las costas de Chile. Y hasta ahora la teoría predominante en el mundo de los lingüistas ha sido siempre que todas ellas están vinculadas - precisamente - a los 16 grupos étnicos reconocidos como aborígenes de Taiwán.

En realidad hoy todos ellos juntos son sólo una pequeña minoría en la misma isla - 600 mil personas, apenas el 3% de la población -, que durante décadas han sido marginados, como sucede en todas las latitudes con los grupos tribales. Pero las tensiones políticas ahora los están llevando al centro de un nuevo frente académico en la batalla ideológica entre Beijing y Taipei por la “provincia rebelde”. Se están multiplicando, en efecto, los estudios chinos que pretenden demostrar la falta de fundamento de las raíces taiwanesas de los austronesios, afirmando por el contrario que sus verdaderos orígenes deberían remontarse a China continental.

El South China Morning Post reprodujo recientemente un artículo que en el mes de enero había publicado en Beijing una agencia afiliada a la Comisión Nacional de Asuntos Étnicos. Firmado por el prof. Ao Peng, del Instituto de Investigación de la Familia de Lenguas Austronesias de la Fujian University of Technology, sostiene que la hipótesis del origen taiwanés carece de fundamento y que los orígenes de los pueblos austronesios deberían buscarse en las comunidades que vivían a lo largo de la costa sureste de China continental, en las actuales provincias de Fujian, Zhejiang y Guangdong, hace 8.400 años.

“En los últimos años las fuerzas independentistas de Taiwán han intentado dividir a la comunidad nacional china promoviendo una retórica separatista, y afirman que los pueblos austronesios de Taiwán no forman parte de la nación china y no recibieron la influencia de la civilización china”, afirma Ao en el artículo. “Esta narrativa apunta a cancelar deliberadamente el hecho innegable de que las personas de ambos lados del estrecho de Taiwán comparten raíces ancestrales comunes”. El estudioso se centra en el análisis de los elementos austronesios antiguos presentes en las lenguas y dialectos ampliamente hablados en el sur de China, como las lenguas Zhuang-Dong, también conocidas como “Tai-Kadai”, y que habrían sido pasados ​​por alto en la teoría que sitúa las raíces de estos pueblos en Taiwán.

No es difícil ver la motivación política de esta disputa lingüística. Beijing se refiere a los habitantes del continente y de Taiwán como parte de la “comunidad nacional china”, a pesar de que en 1624, cuando los holandeses ocuparon el sur de Taiwán, sólo había unos pocos cientos de chinos en la isla, pescadores provenientes de la provincia de Fujian. El resto eran, de hecho, miembros de las comunidades aborígenes de la isla. Las cosas recién cambiaron en 1662, cuando el caudillo chino Zheng Chenggong (Koxinga en fuentes occidentales), pretendiente al trono de la dinastía Ming e involucrado en la resistencia contra la conquista manchú de China, se apoderó de Fort Zeelandia (Tainan), el centro de la presencia holandesa. Veinte años después, en 1683, los Qing derrotaron al breve reino de Koxinga y extendieron su control sobre Taiwán para aplastar la última resistencia de los Ming. Fue entonces cuando Beijing ejerció por primera vez el control sobre la isla.

En los últimos años, el gobierno de Taipei ha puesto gran énfasis en redescubrir las raíces taiwanesas de los austronesios, sobre todo debido a la importancia que tienen hoy las relaciones con las islas del Pacífico. El año pasado, durante su visita a las Islas Marshall, Tuvalu y Palau, el dirigente taiwanés William Lai Ching-te destacó la herencia austronesia que comparte Taiwán con los tres países, y afirmó que sentía profundamente que “somos como una familia”. Expresó sentimientos similares cuando estuvo en el territorio estadounidense de Guam. En Taiwán algunos observadores consideran estos cuestionamientos lingüísticos como un nuevo frente en los esfuerzos de China continental por socavar la influencia de la isla en el escenario internacional. En esta disputa, sin embargo, lo que se deja en segundo plano es la legítima ambición de los pueblos aborígenes de Taiwán de una valorización auténtica de su propia identidad. Más allá de cualquier connotación geopolítica.

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