Zhu Zhiqun: Beijing aún no ha ganado la guerra de propaganda contra el coronavirus

El experimento "orwelliano" de los chinos para combatir el virus funciona en casa, pero no puede ser replicado en Europa o en los Estados Unidos. Aparte de Italia y España, ningún país occidental importante exalta el papel de Beijing en la lucha contra la pandemia.

Washington (AsiaNews) - Para Zhiqun Zhu, experto en asuntos chinos de la Universidad de Bucknell en Estados Unidos, China está lejos de ser considerada como un líder mundial en la lucha contra la epidemia. En Occidente, sólo Italia y España parecen casarse con la "narrativa de la victoria" del Presidente Xi Jinping. Para el profesor de origen chino, el modelo adoptado por Beijing para luchar contra Covid-19 no puede ser totalmente replicado en Europa o en los Estados Unidos: las condiciones políticas y culturales entre los dos mundos son demasiado diferentes. A continuación, la entrevista con el profesor Zhu.

"No creo que China esté ganando la guerra de propaganda del coronavirus, al menos fuera de sus fronteras. Todo es todavía muy incierto". Esto es lo que Zhiqun Zhu, profesor de ciencias políticas y relaciones internacionales de la Bucknell University en Estados Unidos, dijo a AsiaNews.

El profesor Zhu, que también es miembro del National Committee on United States-China Relations, señala que incluso en su país, el Partido comunista chino ha recibido fuertes críticas por no haber revelado oportunamente la información sobre la infección y por suprimir las voces disidentes.

Muchos médicos de Wuhan, entre ellos Li Wenliang (posteriormente fallecido a causa del virus) y Ai Fen, jefe del departamento de urgencias del Hospital Central de la ciudad de Hubei, denunciaron al régimen por ocultar la verdad sobre la propagación del Covid-19. Lo mismo han hecho conocidos intelectuales como Xu Zhiyong, Xu Zhangrun y He Weifang,, según los cuales una prensa libre podría haber salvado muchas más vidas.

"Las medidas draconianas para aislar a Wuhan y limitar la circulación en el resto del país -subraya el académico- han tenido ciertamente éxito en la contención del virus, hecho que muchos en China y en el extranjero reconocen".

Pero Zhu sostiene que el modelo adoptado por Beijing no puede ser totalmente replicado en Occidente: las condiciones políticas y culturales entre los dos mundos son demasiado diferentes. Por ejemplo, pocas personas en los Estados Unidos usan máscaras para protegerse a sí mismas y a otros de la infección; y las autoridades estadounidenses hacen poco para hacer cumplir su uso.

Es lo mismo en Europa. Los gobiernos se esfuerzan por mantener a la gente en casa como lo hizo China en su gran "experimento orwelliano": un problema que se manifiesta de manera manifiesta en Italia, donde ni siquiera la introducción -en ciertas condiciones y por un tiempo limitado- del Código de Ordenanza Militar parece disuadir a la población de tener contactos.

Con la excepción de los gobiernos italiano y español, las democracias occidentales tienen cuidado de no casarse con la "narrativa de la victoria" del Presidente Xi Jinping. En los EE.UU. no sólo el presidente Donald Trump ataca a Beijing por la gestión de la crisis, especialmente en sus primeras etapas. Según una encuesta de Gallup realizada el mes pasado, sólo el 33% de los americanos tienen una opinión favorable de China - en 2018 la cifra positiva fue del 53%. Por su parte, la Canciller alemana Angela Merkel recordó que fue Europa la que ayudó a Beijing en el brote de la epidemia.

"La oferta de ayuda de China a Italia, cuando la Unión Europea parecía reacia a dar su apoyo, ciertamente ayudó a limpiar la imagen del régimen chino en algunas partes de Europa. Lo contrario es el caso de las teorías de conspiración [alimentadas por un portavoz del gobierno de Beijing] de que el Covid-19 fue traído a China por atletas estadounidenses que participaron en los Juegos Militares de Wuhan el otoño pasado", dice Zhu. Sin embargo, para el profesor, en la batalla contra la pandemia, la continua referencia de la administración Trump al "virus chino", que él considera "racista" e "inaceptable", tampoco es útil.