Zhaparov exalta la 'madurez de la sociedad’ kirguisa
El país conmemoró la "revolución de los tulipanes" del 2005. La población no ha permanecido indiferente ante la arbitrariedad de los poderosos, dijo el presidente kirguiso. Sin embargo, los críticos lo acusan de centralizar el poder en detrimento del Parlamento.
Moscú (AsiaNews) - "Los kirguisos son un pueblo antiguo, que ha aprendido a apreciar la libertad desde los días en que sus cabellos comenzaron a ponerse blancos y ha luchado heroicamente por su independencia, sin escatimar esfuerzos, sin retroceder nunca ante la injusticia del poder". En su mensaje del 24 de marzo, al cumplirse 17 años de la "Revolución de los Tulipanes", el presidente de Kirguistán, Sadyr Zhaparov, elogió a su pueblo. "Hace tiempo que demuestran al mundo entero que son capaces de construir una sociedad madura, que no permiten que se violen los derechos de las personas, que se preocupan verdaderamente por la libertad de expresión y el honor de la nación".
El mandatario dijo que estas virtudes fueron evidentes durante los acontecimientos de marzo de 2005, cuando la sociedad kirguisa derrocó al primer jefe de Estado postsoviético, Askar Akaev. Según Zhaparov, en aquella época el pueblo kirguís no se quedó de brazos cruzados frente a la arbitrariedad de los poderosos y del "clan familiar" que lo oprimía.
El presidente admite que aún hay trabajar para llegar a este objetivo y que "tenemos la responsabilidad de confirmar las esperanzas de nuestro pueblo, que mira hacia un futuro de desarrollo democrático... Estoy profundamente convencido de que, basándonos en la inquebrantable unidad y firmeza del pueblo kirguís, luego de atravesar muchas dificultades, esta vez también podremos salir de esta complicada situación geopolítica y de la actual crisis económica".
Zhaparov concluyó su discurso deseando que el país pueda ver "un cielo despejado, y a todo el pueblo kirguís unido en la concordia", recordando que ya en la época de la Revolución de los Tulipanes se llamaba a Kirguistán la "isla de la democracia" en Asia Central y en todo el espacio postsoviético. Fue la primera nación de la región que sustituyó a la clase dirigente por la voluntad del pueblo, cuando Aydar Akaev, hijo del primer presidente, había ganado las elecciones mediante fraude, y su hermana Bermet Akaeva había obtenido un escaño de diputada mediante los mismos procedimientos fraudulentos.
La familia Akaev, en el poder desde 1991, había amasado también enormes fortunas, alimentando la hostilidad de la población. A partir de principios de marzo de 2005, la gente tomó las calles guiada por los políticos de la oposición, hasta que la manifestación oceánica del 24 de marzo obligó a los Akaev a huir a Moscú. Los posteriores cambios de poder también se produjeron en medio de grandes tensiones y revueltas callejeras, y los presidentes huyeron a Moscú, Minsk y otros destinos.
La última "revolución kirguisa" tuvo lugar en 2020, luego de otras elecciones amañadas, que dieron la victoria a Zhaparov. Algunos creen que el actual presidente, partidario de realizar importantes enmiendas a la Constitución, intenta centralizar todo el poder en sus manos, vaciando las prerrogativas del Parlamento. Los acontecimientos en Kazajstán, Ucrania y otros países ex soviéticos vuelven a plantear la cuestión de la democracia en Asia Central, con la amenaza permanente de Rusia a sus espaldas, y a menudo en su patio trasero.
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