Yemen, emergencia migratoria: regresaron con la esperanza de paz y vuelven a estar en peligro
La perspectiva de que las cosas mejoren había alentado los regresos, sobre todo de Etiopía y Somalia. Según datos de OCHA, entre 2021 y 2023 el número total pasó de unos 27.000 a más de 90.000. El país sigue siendo uno de los principales puntos de tránsito. Mientras tanto, para evitar los ataques hutíes en el Mar Rojo, los barcos comerciales utilizan 100.000 barriles más de petróleo por día.
Dubai (AsiaNews)- La perspectiva de una mejora de la situación en Yemen, con las conversaciones entre los rebeldes hutíes y las fuerzas del gobierno pro saudita reconocido por la comunidad internacional, había fortalecido las esperanzas de una tregua duradera después de años de guerra sangrienta. Las perspectivas de paz, aunque frágiles, fueron acompañadas por la reactivación del fenómeno migratorio, que se había reducido en años anteriores debido sobre todo a los cierres mundiales por la pandemia de Covid-19. Pero ahora se ha producido una mezcla explosiva para el país árabe, que vive una situación de renovada tensión por el lanzamiento de misiles y los ataques contra los barcos en tránsito por parte de los rebeldes pro iraníes, pero al mismo tiempo tiene que hacer frente en los últimos tiempos a un enorme flujo de migrantes.
Este es el panorama que se expuso en el tercer Foro Humanitario Europeo de Bruselas, en la sesión “Migrantes vulnerables en contextos de crisis olvidados y frágiles - protección y asistencia humanitaria: un estudio del caso de Yemen”. El país, explican los expertos, es uno de los principales puntos de tránsito para los numerosos inmigrantes económicos - y desesperados - que intentan llegar a Arabia Saudita y Omán en busca de empleo. Y si la inseguridad alimentaria y la inestabilidad política (léase guerra) afectan tanto a los yemeníes como a los extranjeros, los "migrantes, refugiados y solicitantes de asilo" son los que sufren las peores consecuencias.
Según datos proporcionados por la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), el número total de migrantes en Yemen se triplicó entre 2021 y 2023, pasando de unos 27.000 a más de 90.000. En 2023, explica Intersos - una ONG internacional con sede en Italia que trabaja en zonas de crisis - en Yemen "había aproximadamente 308.000 inmigrantes y 72.000 refugiados y solicitantes de asilo, la mayoría de los cuales procedían de Etiopía y Somalia". Las perspectivas "limitadas" de autosuficiencia económica y las "graves dificultades" para acceder a los servicios, continúa la ONG, obligan a "la mayoría" de la población a vivir "en alojamientos superpoblados e insalubres". "Las mujeres migrantes, refugiadas y solicitantes de asilo, incluidas las niñas" se encuentran en una situación particularmente crítica, porque están más expuestas "a altos riesgos" de violencia de género, como la violencia sexual, los matrimonios forzados, los trabajos forzados y los abusos.
Con excepción de los somalíes, que son reconocidos como refugiados, prevalece una situación irregular para los migrantes de otros países, con "consecuencias extremadamente negativas", entre ellas el acceso limitado a los servicios de salud, incluyendo las instalaciones hospitalarias, que están colapsando en Yemen. Además, continúa Intersos, "a menudo los migrantes no pueden acceder a la protección legal", lo que los expone "al riesgo de explotación, abuso, arresto, detención y deportación, sin la posibilidad de acceder a una representación legal adecuada". Muchas personas en movimiento están expuestas a las prácticas de explotación por parte de contrabandistas y traficantes, como la “extorsión” o el riesgo de secuestro por parte de traficantes y bandas criminales.
Según los expertos de Intersos, que trabajan en Yemen desde 2017, las necesidades están destinadas a aumentar este año debido a la falta de viviendas, empleo, protección e inclusión social. Para responder a las numerosas necesidades de la población migrante, concluyen, es "fundamental dar prioridad a la asistencia humanitaria inmediata". Y en una perspectiva de largo plazo, “abordar las causas profundas a través de iniciativas de desarrollo sostenible es fundamental para encontrar soluciones a la crisis de los migrantes”.
Si llegan noticias preocupantes desde el frente humanitario, también llegan noticias preocupantes desde el punto de vista económico y comercial de la región, relacionadas sobre todo con los ataques de las milicias rebeldes hutíes contra buques de carga occidentales, en respuesta a la guerra en Gaza. Los misiles, los ataques selectivos y los secuestros han obligado a numerosos armadores y empresas globales a desviar o cambiar de ruta, con inevitables repercusiones en términos de gastos y costos.
La última señal de alarma fue hoy la de Russell Hardy, director general de Vitol, según el cual los ataques de milicianos vinculados a Irán han llevado a la industria marítima a consumir 100.000 barriles de petróleo más al día. Una enorme cantidad de combustible extra, para cubrir distancias más largas que permitan evitar el Mar Rojo (y el Canal de Suez), la ruta más corta para las mercancías transportadas por barco desde Asia a Europa. La distancia total recorrida, añadió Hardy, es aproximadamente un 3% más que antes de los ataques hutíes, en un contexto de mayor tráfico que en el pasado.
(Imagen tomada del sitio web de la Organización Internacional para las Migraciones)