Yangón: hay 170 víctimas del último bombardeo, posibilitado por las armas rusas y chinas

Los ataques aéreos se han convertido en algo cotidiano para la población de Myanmar. Diversos datos confirman que Moscú y Beijing continuaron con las exportaciones militares incluso después del golpe de febrero de 2021. Las milicias locales responden armando drones comerciales.

Yangon (AsiaNews) - El número de muertos por el bombardeo de la junta golpista birmana contra la aldea de Pa Zi Gyi, en Sagaing, se elevó al menos a 170 personas, entre ellas decenas de civiles y niños. Se trata de uno de los sucesos más sangrientos desde el comienzo de la guerra civil, pero los ataques aéreos se han convertido en algo cotidiano en Myanmar desde el año pasado gracias a los suministros de armas de Rusia y China, que violan el derecho internacional.
Tras el golpe civil del 1 de febrero de 2021 con el que el ejército depuso al anterior gobierno liderado por Aung San Suu Kyi, Myanmar está librando una parte de la tercera guerra mundial fragmentada de la que el Papa Francisco ha hablado en repetidas ocasiones.
"Los mismos tipos de armas que están matando a los ucranianos también están matando al pueblo de Myanmar", señaló en los últimos meses Tom Andrews, relator especial sobre la situación de los derechos humanos en Myanmar. El año pasado, el funcionario había presentado un informe, titulado "Enabling Atrocities: UN Member States' Arms Transfers to the Myanmar Military" sobre el envío de armas por parte de los Estados miembros de la ONU a la junta birmana a partir de 2018, que mostraba que tras el golpe de Estado de hace dos años, China, Rusia y Serbia (aliado de Moscú) continuaron enviando armas, lo que le permite a la junta llevar a cabo ataques contra la población civil.
El informe afirma que en septiembre de 2021, la Fuerza Aérea birmana poseía al menos siete aviones JF-17 fabricados y abastecidos con misiles por China, y en diciembre del mismo año, los militares encargaron y recibieron cuatro cazas y cuatro aviones de transporte militar. Según datos del Instituto Internacional de Estocolmo para la Investigación de la Paz (SIPRI), que utiliza su propia unidad de medida para evaluar las transferencias de armas de un país a otro, el valor de lo que se envió desde China a Myanmar en 2022 casi se duplicó en comparación con 2021.
Pero el principal proveedor de armas de la junta birmana sigue siendo la Federación Rusa, aliada de los militares por razones históricas y económicas. El valor de las exportaciones rusas a Myanmar en 2022 es más del doble con respecto al valor de las chinas ese mismo año, afirman los datos del SIPRI. La organización independiente Myanmar Witness, que realizó un estudio de los ataques aéreos del ejército en los últimos seis meses de 2022, afirmó que las aeronaves militares más frecuentemente avistadas durante la investigación fueron helicópteros de ataque Mi-35 de fabricación rusa.
Moscú ha destacado en repetidas ocasiones la importancia de estrechar los lazos militares con Myanmar, y ha asegurado al ejército birmano que eludiría los pedidos de armas que ya se habían realizado antes de febrero de 2021. En junio de hace dos años, una delegación birmana había viajado a Rusia para seguir el proceso de producción del sistema de defensa antimisiles Panstir S-1. Unos meses después, en agosto, Moscú había anunciado que Myanmar, junto con otros países, formaba parte de un acuerdo de transferencia de armas por valor de 2.000 millones de euros, mientras que en diciembre se autorizó la exportación de otros seis reactores Yak-130. Una exportación que las imágenes satelitales siguieron documentando a lo largo de 2022, según el informe del Relator Especial Tom Andrews.
La mayoría de los bombardeos se concentran contra zonas bajo el control de las organizaciones étnicas armadas, las milicias que se formaron en el momento de la independencia del país en 1948 y que han seguido luchando contra el gobierno central desde entonces. Tras el estallido de la guerra civil, se aliaron con las Fuerzas de Defensa del Pueblo, brazo armado del gobierno de unidad nacional en el exilio, compuesto en su mayoría por ex diputados de la Liga Nacional para la Democracia, partido del que procede Aung San Suu Kyi.
A diferencia del ejército, la resistencia utiliza armas de fabricación casera, incluidos drones comerciales, que se encargan por Internet o se fabrican con impresoras 3D y luego se arman. Los ataques de la resistencia con drones siguen siendo esporádicos y limitados, pero en algunos casos han conseguido proporcionar un importante apoyo a las tropas terrestres. Al menos en un caso, por ejemplo, los militares birmanos se vieron obligados a refugiarse en el bosque para resguardarse de los ataques con drones de las milicias.