Yakarta, misión: ir al encuentro de las personas de otros credos
El Pbro. J.B. Heru Prakosa, un jesuita experto en islam, tomó la palabra en el Congreso Misionero Nacional (Yakarta, 1-4 agosto). El sacerdote invita a los católicos a salir de la “zona de confort”. La respuesta de los jóvenes a la “pastoral del bien común”.
Yakarta (AsiaNews) – Participar en la misión de la Iglesia en Indonesia significa “superar límites y fronteras”, yendo al encuentro de personas de otros credos. Una experiencia de este tipo desarrolla “una tensión creativa” que se difunde mediante el compromiso de la fe y en medio de un contexto cultural, a través del testimonio y del discernimiento. Es lo que afirma el Pbro. J.B. Heru Prakosa, un jesuita experto en islam y uno de los expositores del Congreso Misionero nacional, organizado en Yakarta por la Conferencia Episcopal (KWI) del primero al 4 de agosto pasados, centrado en el tema “Bautizados y enviados a proclamar el Evangelio”.
El Padre Prakosa abrió su conferencia describiendo los distintos rostros del islam en Indonesia, marcados por una profunda interacción de la religión con las tradiciones locales: “Tenemos el Sasak Islam en Lombok (en la provincia de Nusa Tenggara Oriental), el islam de la escuela javanesa, el Bugis Islam en las Célebres del Sur… En la complejidad de factores socioculturales característicos de la cultura indonesia, estamos obligados a definir el verdadero significado de la misión, que, como Iglesia, se nos llama a emprender. Y, según mi opinión personal, misionar significa cruzar fronteras”, afirma el sacerdote.
“Los verdaderos desafíos -prosigue- se encuentran dentro de nuestras comunidades. En otros, también están implicados todos los indonesios, e incluso los católicos: la tutela del ambiente, nuevas formas de comunicación digital, las teorías de género, el extremismo religioso, las ideologías ‘new age’, etc. El Papa Francisco nos invita a comprender el significado del testimonio brindado por las vidas ejemplares de los ‘misioneros’, la importancia de la formación teológica y espiritual, además de la caridad, A través de todo ello, permanecemos concentrados en el Señor”.
Según el P. Prakosa, la formación espiritual y la caridad misionera deben ser ejercidas a través de la actividad de patrocinio social y el aprendizaje en común sobre temas relevantes; las iniciativas humanitarias de naturaleza interreligiosa, el cuidado de los jóvenes, para que, a futuro, ellos se conviertan en líderes íntegros. “Pero, ¿tenemos las agallas para hacerlo?”, pregunta el jesuita.
Otro desafío delicado -y por el que muchos católicos indonesios manifiestan sufrir- es salirse de la comunidad de pertenencia para socializar. “Es necesario tener el coraje de salir de la ‘zona de confort’. ¿Quizás no seamos capaces de estar en medio de conciudadanos de contextos étnicos y religiosos distintos?”, exhorta el sacerdote.
Para remediar el problema, la Iglesia indonesia promueve una pastoral dedicada al “bien común”. “Se impulsa a los jóvenes católicos a socializar con personas de otros credos”, agrega el Padre Prakosa. En la isla de Java, la más poblada del archipiélago, los jóvenes de varias parroquias se dedican a iniciativas orientadas al diálogo y la armonía religiosa; durante las festividades islámicas más importantes, por ejemplo, se ocupan de la seguridad en los aparcamientos, mientras los musulmanes rezan al aire libre. Los jóvenes católicos también son activos en el frente humanitario y participan en labores de asistencia en caso de desastres o emergencias. Sin embargo, su número sigue siendo reducido. Resulta más difícil involucrar a adultos, ancianos y personas atareadas.
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