Xinjiang, después del atentado en Urumqi, más de 200 arrestos entre los uighuros
Urumqi (AsiaNews/Agencias)- Más de 200 arrestos y más de 23 grupos de extremistas desmantelados. Es el resultado de la enorme campaña iniciada por las autoridades chinas en la provincia septentrional de Xinjiang, consecuencia del terrible atentado del 22 de mayo pasado, sucedido en la estación ferroviaria de Urumqi, y que costó la vida a 34 personas. Según la Xinhuan, que cita fuentes oficiales, la mayor parte de los arrestados tiene entre 20 y 30 años: éstos habrían aprendido a fabricar explosivos a través de internet.
Según los investigadores, los grupos habría usado la Rete también para aprender adiestramientos físicos, intercambiando informaciones sobre la "guerra santa" a través de mensajes de texto en los celulares o chateando online.. Secuestrados en el curso de los allanamientos también unos 200 elementos explosivos. Para las autoridades, los responsables de esta difusión del extremismo islámico son todos miembros de la etnia uighura, con contactos en Turkmenistán. Los mismos arrestados serían todos uighuros.
De hace años Xinjiang, región habitada por la población uighura, musulmana y de origen turca, es sacudido por choques y tensiones. Los uighuros acusan a Beijing de quererla colonizar y piden una mayor autonomía. El gobierno, que trasfirió a Xinjiang millones de colonos chinos (de raza han) y militares, acusa a los uighuros de separatismo y terrorismo de marca islámica. Para sofocar las violencias, el gobierno hace uso de la pena de muerte y suprime la libertad religiosa de las comunidades islámicas.
A fines de abril, siempre en Urumqi, ha ocurrido otro ataque a la estación ferroviaria en el cual algunos terroristas han lanzado bombas y usado cuchillos, hiriendo a 79 personas. Tres personas murieron, entre ellas dos de los asaltantes. Las violencias sucedieron a pocas horas de la visita del presidente Xi Jinping a esa región. En los últimos meses también hubieron atentados con bombas y cuchillos en Guangzhou y Kunming, que el gobierno atribuye a los separatistas islámicos de Xinjiang.