Xi Jinping visita el Xinjiang, la "primera línea contra el terrorismo islámico"

Es el primer viaje del presidente chino a la provincia septentrional, patria de la etnia iughura (turcófona y de religión islámica) en la mira de las autoridades por las actividades independentistas y por presuntas vocaciones terroristas. A los soldados en adestramiento pidió "sudar hoy para no sangra mañana en el campo", mientras a los docentes subrayó la importancia de hablar bien la lengua local: "para enseñar mejor el mandarín a los jóvenes".

Kashgar (AsiaNews)- El presidente chino Xi Jinping realizó su primra visita a la provincia septentrional del Xinjiang, por él definida "la primera línea contra el terrorismo", a causa de la presencia de la etnia uighura, turcófona y de religión islámica, que el gobierno trata de tener lo más posible bajo control. La visita de Xi llega a pocas semanas del inicio de una conferencia política, que se tendrá en junio en Biejing, convocada para decidir nuevas políticas para aplicar en la región.

Xi visitó una unidad militar y un cuartel de adestramiento del núcleo antiterrorismo: "Deben tener los instrumentos más eficaces para combatir a los violentos y a los terroristas". "Más sudarán en el campo de adiestramiento y menos sangre verterán en tiempo de guerra".

El líder comunista también visitó un poblado en las cercanías de Kashgar, para "hacer experiencia" de la vida cotidiana de los uighuros. A los maestros de una escuela primaria les pidió que "hablen bien el uighuro, de modo que puedan ayudar a los jóvenes a hablar mejor el chino mandarín. Es importante que los menores tengan una educación bilingüe. De este modo encontrarán trabajo más fácilmente y contribuirán a la unidad nacional".

La provincia es una e las más turbulentas de toda China: aquí vive la etnia uighura, turcófona y de religión islámica, que siempre ha tratado de obtener la independencia de Beijing. El gobierno central, por su parte, envió a la zona centenares de miles de chinos de etnia han para tratar de que sean la etnia dominante. Además impone serias restricciones a la libertad religiosa, a la práctica musulmana, a la enseñanza de la lengua y de la cultura local.

Del 2009 se puso en acto un régimen especial de control por parte de la policía y del ejército chino, impuesto por Beijing después de los encuentros en los cuales casi 200 persone perdieron la vida. Después de esas violencias se infligieron centenares de condenas a penas de detención y decenas de condenas a muerte. Las autoridades chinas consideran que los responsables de las violencias sean los extremistas musulmanes, pero los exilados sostienen que Beijing "exagera la amenaza del terrorismo islámico para justificar la represión contra la población uighura.