Washington, Seúl y Tokio juntos contra amenazas comunes. Beijing: "mini-Otan hipócrita"
En la primera cumbre trilateral celebrada en Camp David se estableció un mecanismo de consultas y ejercicios militares conjuntos anuales. Pero la cooperación buscada por Yoon y Kishida tendrá que enfrentarse ahora a la prueba política de Fukushima: se espera que Tokio anuncie en unos días la fecha de descarga en el océano del agua de refrigeración de la central nuclear, con la oposición de la opinión pública de Seúl.
Washington (AsiaNews/Agencias) - Un mecanismo de consulta inmediata en caso de amenazas comunes, ejercicios militares conjuntos anuales y cooperación para reforzar la defensa antimisiles contra Corea del Norte. Estos son los acuerdos de seguridad alcanzados ayer en la primera cumbre trilateral entre el presidente estadounidense Joe Biden, el presidente surcoreano Yoon Suk Yeol y el primer ministro japonés Fumio Kishida en Camp David, Maryland.
La atención mundial se centró en esta reunión, ya que era la primera vez que los líderes de los tres países se reunían en un encuentro independiente, no al margen de una cumbre internacional. El efecto del acercamiento entre Seúl y Tokio, fuertemente promovido por Washington para contener el expansionismo chino en Asia-Pacífico. Sobre el que sigue pesando el descontento de la opinión pública por las heridas del pasado, pero también un tema de actualidad muy candente, como es la intención de Japón de proceder en las próximas semanas al vertido de las aguas de contención de la central nuclear de Fukushima, considerado una grave amenaza por los pescadores surcoreanos.
Los tres líderes calificaron ayer de "histórico" el acuerdo formalizado en un breve documento denominado "Compromiso de Consulta Japón-República de Corea-Estados Unidos", que -aunque no los nombra- analiza los retos económicos y de seguridad que plantean Corea del Norte y China. "A través de estas consultas, pretendemos compartir información, alinear nuestros mensajes y coordinar acciones de respuesta", reza el documento. Que, sin embargo, reserva a cada uno de los países "la libertad de tomar todas las medidas apropiadas para apoyar sus intereses de seguridad o su soberanía", subrayando que el compromiso no sustituye a ninguna obligación derivada de los tratados de alianza entre Corea del Sur y EE.UU. o entre EE.UU. y Japón, ni da lugar a ningún derecho u obligación en virtud de la legislación internacional o nacional.
Los tres países se comprometieron a mantener una mayor cooperación en materia de defensa contra misiles balísticos para contrarrestar las amenazas nucleares y de misiles de Corea del Norte, y acordaron establecer un nuevo grupo de trabajo trilateral para combatir las amenazas cibernéticas de Pyongyang y poner fin a la evasión de las sanciones por parte de este país.
En la declaración conjunta de la cumbre, Estados Unidos, Japón y Corea del Sur expresaron su preocupación por el "comportamiento peligroso y agresivo de China en apoyo de reivindicaciones marítimas ilegales" en el mar de China Meridional. "Nos oponemos firmemente a cualquier intento unilateral de cambiar el statu quo en las aguas del Indo-Pacífico", prosigue la declaración, que añade que los líderes reiteraron la importancia de la paz y la estabilidad en el estrecho de Taiwán.
En cuanto a la "seguridad económica", las tres partes acordaron cooperar en la resistencia de la cadena de suministro, especialmente en semiconductores y baterías, pero también en energías limpias. También acordaron reforzar la cooperación para evitar que sus tecnologías punteras se exporten o copien ilegalmente en el extranjero.
Como era de esperar, la reacción de Beijing fue dura: el diario semioficial en lengua inglesa Global Times habla del nacimiento de una "mini-OTAN" al servicio de "una hipócrita pantomima antichina". "Asia-Pacífico es una región de paz y desarrollo y una tierra de cooperación que no debe convertirse en escenario de juegos geopolíticos", había declarado el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, Wang Wenbin, en vísperas de la cumbre de Camp David. Mientras que precisamente hoy comenzaban los ya previstos ejercicios aéreos y navales del Ejército Popular de Liberación en torno a Taiwán, definidos expresamente como "una advertencia a los independentistas de Taipei".
Sin embargo, la solidez de la cooperación entre Tokio y Seúl está por verificar, y una prueba importante será el asunto de las aguas de Fukushima. Recién llegado de Estados Unidos, el primer ministro japonés, Kishida, visitará mañana el emplazamiento de la central nuclear que fue escenario del accidente de 2011. Y según fuentes gubernamentales japonesas, ya el martes 22 de agosto el Gobierno de Tokio podría decidir la fecha de evacuación al mar del agua de refrigeración que, según el plan aprobado el mes pasado por el Organismo Internacional de la Energía Atómica, no supondría un peligro para las personas ni para el medio ambiente.
Foto: cuenta X oficial de la Casa Blanca
17/12/2016 13:14
02/05/2017 13:54