Wang Quanzhang: liberado de prisión, termina en ‘cuarentena’ por coronavirus
El conocido abogado por los derechos humanos descontó una pena de más de cuatro años en prisión. Su esposa, Li Wenzu, teme que la nueva medida restrictiva sea usada como excusa para mantenerlo bajo custodia por largo tiempo. Wang ayudaba a los disidentes. La Unión Europea exige verificar si sufrió torturas en la cárcel.
Beijing (AsiaNews/Agencias) – Liberado de prisión para ser encerrado bajo llave, alegando el coronavirus. Wang Quanzhang, el conocido abogado chino por los derechos humanos, ayer terminó de descontar su pena en prisión. Pasó más de cuatro años en prisión, acusado de “subversión contra el poder del Estado”. Sin embargo, Wang no pudo volver a abrazar a sus seres queridos en Beijing. A su salida del centro penitenciario de Linyi (Shandong) fue escoltado hasta Jinan, en la misma provincia, y puesto en cuarentena.
La nueva medida restrictiva debiera prolongarse por 14 días, pero su esposa, Li Wenzu, teme que sea usada como pretexto para tenerlo bajo custodia por largo tiempo. Las posibilidades de contactarse con él son mínimas, y se desconoce su estado de salud. Organizaciones humanitarias como Amnesty International destacan que el gobierno chino suele controlar y monitorear a los activistas luego de su excarcelación. Otro abogado por los derechos humanos, Jiang Tianyong, todavía se encuentra bajo régimen de vigilancia, pese a haber terminado de descontar una pena de dos años en febrero del año pasado.
Para algunos observadores, las autoridades están aprovechando la lucha contra el coronavirus para reprimir el disenso interno. Por ejemplo, Xu Zhiyong, el fundador del Movimiento de los Nuevos Ciudadanos, fue arrestado el 15 de febrero en Guangzhou (Guangdong) durante un “control sanitario” para prevenir la difusión del Covid-19.
Wang fue arrestado en el 2015 durante un operativo de seguridad denominado “709” (porque comenzó el 9 de julio de ese año) que azotó a otros 300 colegas – y entre ellos, a algunos cristianos protestantes y católicos. Muchos fueron procesados y luego condenados; varios “confesaron” sus culpas, y las confesiones fueron registradas en vÍdeo; otros salieron de prisión con un notable deterioro físico y mental, a causa de las torturas sufridas.
Wang había defendido a varios activistas políticos (como los exponentes del Movimiento de los Nuevos Ciudadanos), a comunidades cristianas subterráneas, a los fieles del Falun Gong (un movimiento espiritual proscripto en China) y a campesinos víctimas de expropiaciones consideradas ilegales. Por más de tres años, su familia no tuvo noticias suyas, y no se le permitió contar con asistencia letrada.
Luego, a principios del 2019, Wang fue condenado por la Corte Intermedia de Tianjin. Los familiares no pudieron asistir a las audiencias del proceso; también se impidió el ingreso de periodistas y diplomáticos extranjeros.
Li luchó incansablemente para lograr la liberación de su marido. En señal de protesta por la condena, se rasuró la cabeza y organizó marchas, protestas y manifestaciones. Por su activismo, recibió amenazas de muerte y varios arrestos domiciliarios. Muchos activistas sospechan que Wang fue torturado y golpeado mientras estuvo en prisión. La Unión Europea exige una investigación sobre el trato recibido por el activista en la cárcel.
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