Vuelve la tensión a Sheikh Jarrah. Mons. Marcuzzo: es poco probable una guerra abierta

Desde hace días se registran enfrentamientos entre israelíes y palestinos en el disputado barrio de Jerusalén oriental. Una fuente del gobierno no descarta el riesgo de "una escalada". Hay decenas de heridos y detenidos. Obispo de Tierra Santa: es improbable un nuevo conflicto, porque "el costo" sería "demasiado alto". Cada viernes, decenas de israelíes se manifiestan para solidarizarse con los residentes palestinos.

Jerusalén (AsiaNews) - En el barrio de Sheikh Jarrah, centro de una disputa y situado en Jerusalén oriental, vuelven a aumentar las tensiones entre israelíes y palestinos. "Creo que es poco probable que haya un nuevo conflicto" porque "el costo sería demasiado alto para todos", dice el ex vicario patriarcal de Jerusalén de los latinos, monseñor Giacinto-Boulos Marcuzzo, en diálogo con AsiaNews. Todavía vive en la ciudad santa y se dedica a la pastoral, y comenta los nuevos brotes de violencia que han estallado en los últimos días en la zona. Desde Gaza llegan muestras de "solidaridad" y sus habitantes "quisieran hacer algo", pero lo cierto es que ni siquiera Hamás dio señales de un clima de "guerra abierta".

Mientras tanto, la policía israelí vigila la zona, donde se han producido varios enfrentamientos entre habitantes palestinos y judíos. Según la agencia Maan, decenas de personas resultaron heridas o contusionadas, y al menos 11 fueron detenidas por las fuerzas de seguridad. En los episodios de violencia quedó envuelto el diputado israelí de extrema derecha Itamar Ben Gvir, quien anunció la reapertura de una oficina en la zona, lo que provocó nuevas tensiones. El conflicto recrudeció tras el incendio de una casa perteneciente a una familia judía y la perspectiva de desalojar a una familia palestina de una vivienda en la que vivía desde hacía décadas. En la Franja de Gaza, Hamás y la Yihad Islámica amenazan con represalias, pero por el momento se han limitado a anuncios y no se han constatado ataques en el territorio.

La disputa en Sheikh Jarrah estalló a principios de mayo del 2021, coincidiendo con una batalla legal sobre la propiedad de algunas casas. La situación generó preocupación en la Iglesia de Tierra Santa y desencadenó -entre otros factores- una sangrienta guerra relámpago entre Israel y Hamás en Gaza. Por el momento no se registran alertas de seguridad, pero se vigila la situación con atención, ya que en el pasado, situaciones similares desencadenaron ataques en la Explanada de las Mezquitas y otras zonas de Jerusalén. Los funcionarios israelíes que acompañan al primer ministro Naftali Bennett en una misión diplomática en Bahréin subrayan que los enfrentamientos podrían salirse de control y desembocar en una guerra relámpago como la de hace meses con Hamás en Gaza. "Un deterioro en Sheikh Jarrah podría conducir a una escalada", explicó la fuente cercana al ejecutivo.

Sin embargo, para monseñor Marcuzzo, no se vislumbran señales de una guerra inminente y muchos quieren impedir que esto ocurra. “Desde hace algunos meses", dice el prelado, "cada viernes hay una manifestación de solidaridad en la que participan decenas de judíos en apoyo de los palestinos de Sheikh Jarrah. De ser un grupo pequeño, el número de miembros ha crecido con el apoyo de algunos movimientos de izquierda y ahora se está extendiendo. Recientemente, hubo más de cien personas en una manifestación. La controversia en el barrio disputado, continúa el prelado, es el resultado de un "plan de Israel para ocupar la mayor cantidad posible de tierras y casas en Jerusalén Este", reforzando los "planes de expropiación".

Al mismo tiempo, hay "causas abiertas en los tribunales" y cuestiones relacionadas con la propiedad de los terrenos "que se remontan a la posguerra, a 1948 y 1949, a las concesiones hechas por Jordania, que cedió tierras a los palestinos de Israel para construir un campo de refugiados". A partir de este campamento original se desarrolló una auténtico vecindario", que es el eje de la disputa actual. Mons. Marcuzzo advierte que "frente a causas judiciales que siguen abiertas, ante problemas que son innegables, no se puede reaccionar con imposición, violencia y demolición"; debería abrirse un espacio de diálogo y dejar que intervenga el derecho.