Viena, crece la incertidumbre en torno al mantenimiento del acuerdo en materia nuclear iraní
Irán y las principales potencias internacionales se reunieron ayer en la capital austríaca. El trabajo se desarrolló “a puertas cerradas” y estuvo centrado en el “respeto” de los términos previstos en el acuerdo. Crecen las tenciones entre Washington y Teherán. Ministro iraní: los Estados Unidos no respetan ni es espíritu, ni los términos.
Viena (AsiaNews/Agencias) – Irán y las principales potencias internacionales se reunieron ayer en Viena, para evaluar el respeto del acuerdo del 2015 centrado en la actividad nuclear que lleva adelante Teherán, en medio de una creciente “incertidumbre” general, agudizada por las recientes afirmaciones de la administración de los EEUU. Una reunión “a puertas cerradas” que no preveía encuentros con la prensa o declaraciones al concluir la misma. Representando a la República islámica estuvo presente el viceministro de Relaciones Exteriores Abbas Araghchi, el cual habría declarado que Teherán “está respetando” los términos, pero que este discurso “no tiene valor para otros frentes” involucrados en el acuerdo, dando a entender que se refería a los Estados Unidos.
Había un gran interés en la vigilia por esta reunión trimestral, considerando las crecientes tensiones entre Irán y los Estados Unidos, firmantes del acuerdo junto a Rusia, China, el Reino Unido, Francia y Alemania. El vocero del Departamento de Estado americano Mark Toner volvió sobre la cuestión, afirmando que la “revisión” anunciada por Donald Trump analiza “el rol de Irán en la región y en el mundo”. En base a estos elementos, Washington “se comportará en consecuencia”.
Tras años de embargo, en el 2015 Irán obtuvo un parcial aligeramiento de las sanciones económicas de Occidente, a cambio del acuerdo sobre el controvertido programa atómico. El mismo prevé la reducción de centrifugadores para “enriquecer” uranio –teóricamente, capaces de crear la bomba- que de 19.000 pasarían a un total de 5.000. A esto se une un reforzamiento de las inspecciones a cargo de expertos independientes de las Naciones Unidas. Los acuerdos estarán vigentes cuando menos por 10 años. También es fijado un límite en lo que respecta a las reservas de uranio, que deben atenerse a un volumen por debajo de los 300 kg en los próximos 15 años.
El entendimiento fue recibido positivamente por la mayoría de la comunidad internacional, salvo alguna que otra posición crítica, como fue el caso de Israel y del Congreso americano. Los Estados Unidos han mantenido en vigencia toda una serie de sanciones a raíz del programa de misiles balísticos de Teherán, y en vista del apoyo [armado] que ésta brinda a movimientos chiitas en el Oriente Medio. Entres ellos figuran Hezbollah en el Líbano, el gobierno de Damasco en Siria y los Houthis “rebeldes” en Yemen.
Entre las distintas medidas que se actuaron, también está el congelamiento de millardos de dólares de propiedad de Irán, exportados en la época del último Shah de Persia, Mohammad Reza Pahlavi, y que Teherán reclama.
Por su parte, Washington continúa bloqueando el uso del dólar en las transacciones bancarias, poniendo un freno a los nuevos contratos económicos establecidos luego del acuerdo en materia nuclear. De aquí surge la decisión de Teherán tomada en junio pasado, de denunciar a los Estados Unidos ante la Corte Internacional de Justicia, por “apropiación indebida” de casi dos millardos de dólares.
La Casa Blanca continúa considerando a la República islámica como una nación que “patrocina” el terrorismo de Estado, y el ascenso a la presidencia de Trump, tras los intentos del predecesor Barack Obama de reparar las relaciones, ha marcado una nueva escalada de la tensión. Para el secretario de Estado americano Rex Tillerson, el acuerdo no está centrado en lograr “el objetivo de un Irán sin actividad nuclear”, sino que es un medio para “comprar” la colaboración de Teherán “por un breve período de tiempo”.
También fue crítica la posición de la cúpula dirigente de las República islámica, en especial en el ala radical, que está dispuesta a competir por la presidencia con el líder saliente Hassan Rouhani (uno de los artífices del acuerdo) en las elecciones de mayo. En particular, según el ala radical, a Teherán el acuerdo no le habría aportado los beneficios económicos que se esperaban –esto, también a causa de la rigidez mostrada por los Estados Unidos, la cual termina beneficiando a los radicales en Irán-.
La semana pasada, el ministro iraní de Relaciones exteriores Mohammad Javad Zarif respondió a las afirmaciones de la administración Trump, resaltando que Washington no sigue ni es espíritu ni las contenidos del acuerdo. “Hasta ahora –declaró- ha minado ambos”.
20/04/2017 13:44