Vicario de Jerusalén: la policía israelí ejerció una violencia ‘injustificada’ contra los coptos

Mons. Marcuzzo se refiere a la “evidente desproporción” que existe entre la manifestación de los coptos y la respuesta de las fuerzas de seguridad. La protesta se ve motivada por la controversia surgida entre coptos y etíopes, en torno al control del monasterio de Deir al-Sultan. La semana pasada vandalizaron un cementerio salesiano: son “episodios preocupantes”. La aplicación del “doble rasero” por parte de la policía israelí: benigna con los judíos ortodoxos, violenta con los creyentes de otras religiones.

Jerusalén (AsiaNews) – En la reacción de la policía contra la protesta de los monjes coptos, hay una “desproporción evidente” que “no puede ser justificada” y que genera “seria preocupación”: es lo que afirma, al dialogar con AsiaNews, Mons. Jacinto Boulos Marcuzzo, el vicario patriarcal de Jerusalén, al comentar el asalto de los agentes israelíes ocurrido ayer, contra un grupo de sacerdotes de la Iglesia copta ortodoxa (cliquee aquí para ver video) en los alrededores del monasterio de Deir al-Sultan. “[Los coptos] querían manifestarse de manera pacífica –agrega el prelado- y esta violencia no era necesaria y es injustificada, sobre todo hacia los monjes, que no estaban armados y que no habían hecho absolutamente nada”.

Ayer, en el corazón de Jerusalén, se registraron momentos de fuerte tensión, que involucraron a un grupo de monjes coptos ortodoxos y a las fuerzas de seguridad israelíes. La protesta gira en torno al monasterio de Deir al-Sultan, ubicado en la parte superior de la Iglesia del Santo Sepulcro, en la Ciudad Vieja.

Fuentes locales informan que actualmente el convento está “ocupado” por la Iglesia etíope, pese a que tradicionalmente ha pertenecido a los coptos. En el último período, los etíopes presentaron una solicitud para llevar adelante obras en el interior del lugar de culto, hallando la firme oposición de los coptos. La negativa es por el temor de que la autorización para emprender dichas obras pudiera abrir la puerta a una “reivindicación” por parte de la Iglesia etíope, que podría atribuirse el control sobre la propiedad del monasterio mismo.

Es por eso que, en la mañana de ayer, los monjes coptos ortodoxos –que solían estar unidos a los etíopes, pero que ahora son de hecho independientes unos de otros- decidieron promover una protesta pacífica en los alrededores del edificio. Una manifestación que desencadenó, tal como fue constatado por Mons. Marcuzzo, “una respuesta violenta y desmesurada” por parte de las fuerzas de seguridad israelíes.

Un primer saldo del operativo menciona que cuando menos tres mojes coptos egipcios resultaron heridos, de distinta gravedad. Además, cinco sacerdotes fueron arrestados y detenidos por varias horas, antes de ser liberados.

“Considero que el acto de violencia exacerbada –explica el vicario patriarcal de Jerusalén- debe ser atribuido al accionar unilateral y desproporcionado de los agentes intervinientes. No creo que haya habido indicaciones relativas a cómo debían actuar. No podemos dejar de remarcar que éste es un hecho grave y que conlleva responsabilidades precisas de los jefes a cargo”. Y hasta ahora, agrega, “nadie, ni del gobierno israelí, ni –aún más grave- de las fuerzas de policía, ni de la municipalidad de Jerusalén, se ha sentido en el deber de excusarse por lo sucedido”.

A pesar de estar comentando este gesto puntual, para Mons. Marcuzzo no se puede hablar de un “caso aislado”, sino de una tendencia generalizada al abuso, a la violencia, al acto vandálico contra bienes, propiedades o personas. Sin ir más lejos “cabe recordar que la semana pasada –afirma el prelado- se registró un acto vandálico contra decenas de tumbas en el cementerio del convento salesiano de Beit Jamal”, poco distante de la ciudad de Beit Shemesh, en territorio israelí. Lo sucedido fue descubierto el 17 de octubre pasado, por unos religiosos del convento. El lugar ya ha estado bajo la mira en el pasado reciente, cuando fue atacado con bombas incendiarias y vandalizado con leyendas blasfemas, en otro caso más de “price tag” .

“Ciertamente, hechos de semejante gravedad no suceden todos los días –concluye Mons. Marcuzzo- pero son episodios que dan una idea del contexto, del clima general que rige en el país, y que abarca escuelas, asociaciones, manifestaciones. Últimamente la policía está demostrando tener un doble rasero: si los que se manifiestan son judíos ortodoxos, ellos se salvan de los ataques y abusos; pero contra los creyentes de otras religiones, se reacciona con violencia”.