Vicario de Arabia: una nueva formación cristiana para superar el aislamiento y las divisiones
Primera carta pastoral de Mons. Martinelli, que exhorta a los fieles a no ser "esclavos, sino hijos". La fe debe transmitirse "ya no por convención, sino con convicción", comunicando "las razones por las que se cree". Pide un camino "intercultural" que permita a las distintas realidades eclesiales presentes en el Golfo interactuar, conocerse y formarse para la cooperación.
Abu Dhabi (AsiaNews) - Los "desafíos" que la Iglesia debe afrontar en el mundo han "aumentado" en el Golfo, una zona donde la sociedad está "compartimentada", los cónyuges o las familias viven "a menudo separados", las personas están "aisladas" incluso en los lugares de culto que están "abarrotados" y "limitados", terminando por "perder la orientación". En esta tierra existe una "fuerte" sensación de "desarraigo, especialmente para los jóvenes", donde el dinero y la mundanidad "se convierten en la razón y el objetivo" de las elecciones, incluso de las más "íntimas", sin dejar espacio "a la voluntad de Dios, al discernimiento y a la vocación". Es lo que subraya Mons. Paolo Martinelli, vicario apostólico de Arabia del Sur (Emiratos Árabes Unidos, Omán y Yemen), en su primera carta pastoral centrada en la "formación cristiana", enviada a AsiaNews para información. "Frente a las observaciones y los desafíos", añade el prelado, "es necesario" repensarla "en la forma, el contenido y los medios".
Titulada "No esclavos, sino hijos": la formación cristiana para el tercer milenio en el contexto de una Iglesia migrante multicultural, multilingüe y multirreligiosa en el Golfo Arábigo", la carta pastoral aborda un tema de extrema importancia para el desarrollo de la comunidad cristiana de Arabia. El vicario identifica cuatro elementos característicos, que plantean retos particulares, especialmente a los jóvenes: ser multicultural, multilingüe y multirreligiosa; de emigrantes; inserta en un contexto sociopolítico y religioso específico; en proceso de cambio en una época que se proyecta hacia el tercer milenio.
La Iglesia afronta cambios de época y, al mismo tiempo, debe identificar características y desafíos para ofrecer una formación adecuada, con "medios y contenidos que respondan y correspondan a las necesidades de los fieles, especialmente de los jóvenes, y de la Iglesia en el Golfo". Por eso, señala monseñor Martinelli, la fe debe transmitirse "ya no por convención, sino con convicción", comunicando "las razones por las que se cree". Mientras que la formación cristiana "debe pasar de la transmisión de contenidos y doctrinas" a un "testimonio vivo" para explicar "el vínculo entre fe y vida" y capaz de "ir al encuentro de la realidad de las personas [...] formando así nuevos testigos". De ahí la importancia de lo que afirma el Directorio para la catequesis del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización (2020), según el cual "la evangelización es la clave interpretativa de la catequesis en todas sus fases" y la liturgia misma es "lugar y medio" de formación.
Un camino "intercultural" para interactuar, conocer, formar a las distintas realidades eclesiales en colaboración, también a través de "caminos compartidos y diferenciados", con una "catequesis inclusiva de carácter verdaderamente católico". En este sentido, monseñor Martinelli pide la implicación de "todas las realidades presentes en la Iglesia: familias, escuelas, clero, religiosos, catequistas, laicos, asociaciones eclesiales, distintas Iglesias, distintas generaciones". La formación debe también "ayudar a cada uno en su papel específico y en sus desafíos [porque] todos necesitamos formarnos continuamente en la fe, niños, jóvenes y adultos".
Luego hay un pasaje específico dirigido a los jóvenes, que deben ser formados en el "uso cristiano" de las "nuevas realidades digitales" para desarrollar un mayor "sentido crítico" y permitirles "conectar con sus preguntas y deseos". Al hacerlo, Jesús puede aparecer "como compañero del propio deseo en un gran viaje". "La vocación debe estar presente en cada paso de la formación, llevando a los jóvenes a elegir su futuro", afirma el Vicario de Arabia y, en referencia al ser cristiano, también debe "educar un sentido vital de pertenencia", un "sentimiento positivo de existencia".
"En cuanto a la contribución de la Iglesia al bien de la sociedad", añadió, "las escuelas son esenciales. Forman parte de la misión de la Iglesia, no estrictamente para la catequesis, sino como un lugar donde debemos trabajar por el diálogo entre credos y confesiones cristianas, por la tolerancia y el respeto". En este sentido, considera que "vocación" es una "palabra decisiva" para planificar el propio futuro. La persona está invitada "a conocerse a sí misma, sus límites y sus recursos, hasta el punto de plantearse preguntas muy concretas".
Por último, la formación cristiana "no termina con la transmisión de los contenidos de la fe", sino que debe generar "una nueva mentalidad, una nueva manera de leer la historia y la sociedad en todas sus articulaciones". Debe "asumir plenamente la dimensión cultural de la fe", espoleando la "búsqueda de Dios (Quaerere Deum)" que "está en el origen de toda cultura", con las escuelas y universidades católicas "desempeñando un papel importante en esta dirección". "Son parte constitutiva de la misión de la Iglesia. Precisamente por la capacidad de diálogo que puede ofrecer, la escuela -concluye monseñor Martinelli- puede contribuir enormemente no sólo a la transmisión de la fe, sino también al bien social y a la convivencia entre personas de distintas confesiones, promoviendo el diálogo interreligioso y el sentido de la fraternidad humana universal".
17/12/2016 13:14