Vicario de Anatolia: con la pobreza y el Covid, crece la solidaridad entre cristianos y musulmanes

Al menos 17 de los 81 millones de ciudadanos viven por debajo del umbral de la pobreza. La tasa de desempleo real ha alcanzado el 40%. La pandemia ha tenido un impacto negativo en la economía, pero ha alimentado la solidaridad. Los refugiados iraquíes figuran entre los más afectados. Las dificultades "no ahogan la generosidad".

Estambul (AsiaNews) - En Turquía, como en todas las naciones afectadas por el Covid-19, "hubo repercusiones negativas en términos de economía y empleo", pero "lo que importa es que la pandemia no asfixia, sino que alimenta la solidaridad” entre cristianos y musulmanes. Quien lo subraya, en diálogo con AsiaNews, es mons. Paolo Bizzeti, vicario apostólico de Anatolia y presidente de Cáritas Turquía. Él también contrajo coronavirus y se encamina a su recuperación total. Aquí el virus ha golpeado menos que en otros lugares en términos de vidas humanas. Quizás sea porque la población es más joven, y también por los lockdowns (las medidas de confinamiento total y obligatorio), que fueron prolongados", añadió, "pero hay muchas personas que vivían de trabajos diarios u ocasionales, o incluso con el turismo, y están sufriendo las consecuencias".

Los activistas, las ONGs y las entidades que se ocupan de asistir a la población hablan de un aumento significativo del número de pobres en Turquía. Un aumento vinculado, sobre todo, a la nueva pandemia de coronavirus, que ha tenido un impacto mucho más negativo en los sectores más vulnerables de la sociedad. En las calles y fuera de las tiendas de comestibles y los supermercados, es cada vez más frecuente ver a personas que aguardan las frutas y verduras desechadas, que ya no son aptas para la venta, o a madres que no tienen más leche para dar a sus hijos porque ellas también están desnutridas.

Desde el 2018 que el país lidia con un periodo de crisis económica, pero el nuevo coronavirus la ha exacerbado. Según una encuesta del Instituto de Estadística de Turquía correspondiente al 2019, de un total de 81 millones de ciudadanos, al menos 17 millones viven por debajo de la línea de pobreza. Todavía no están disponibles los datos del 2020, pero la tendencia muestra un agravamiento de la situación, que se complica todavía más si se tienen en cuenta los inmigrantes y los trabajadores extranjeros.

La cifra oficial de desempleo ronda el 13% en tiempos de pandemia. En realidad, si se tienen en cuenta las fluctuaciones del mercado y las las solicitudes de las personas que buscan empleo, la cifra de los que carecen de un trabajo estable y efectivo ronda los 10 millones, es decir, el 40% de la población total económicamente activa. Los expertos advierten que esta es una ulterior señal que confirma el empeoramiento de la economía y un aumento generalizado y cada vez más marcado de la pobreza.

"En el último mes -dijo Mons. Bizzeti- la lira turca ha recuperado alrededor de un 10% de su valor, pero por otro lado sigue habiendo signos negativos, como el aumento del desempleo. Entre los más perjudicados están los refugiados, en particular los que vienen de Irak, que no pueden conseguir un trabajo adecuado y tienen que vivir de las ayudas y de las organizaciones humanitarias, como Cáritas".

Sin embargo, en medio de la pandemia y la crisis económica, continúa el vicario apostólico, hay signos positivos de una "solidaridad renovada, como suele decir el Papa Francisco, que afirma que solamente juntos podemos superar las dificultades." Él comenta que allí, en el sur, en Iskenderun, "en Cáritas, hemos llegado a un acuerdo con el jefe del distrito y cada 15 días damos paquetes de alimentos a las familias de la zona, que son mayoritariamente musulmanas. La acción de Cáritas se ha ampliado, en comparación con los límites tradicionales, que solían abarcar a los refugiados cristianos o los pobres que tenían como punto de referencia el circuito eclesial".

El gobierno y las autoridades "están haciendo mucho", pero también es cierto "que no se puede llegar a todas partes cuando las necesidades son tan vastas". Para nosotros es importante poder contribuir en una situación tan dramática, porque la pandemia no sólo ha golpeado desde el punto de vista sanitario, sino también económico y social". "Yo mismo me he visto afectado por el Covid y en los últimos dos meses he salido muy poco. Sin embargo, veo un creciente número de personas mendigando, aunque aquí la pobreza se vive de forma digna y no en términos dramáticos". Uno de los problemas, concluye monseñor Bizzeti, es que "la ayuda del exterior ha disminuido, incluso la de Italia. Dependemos de esta ayuda, y aunque la generosidad siga siendo abundante no se puede decir que se dé por sentada. Lo que esperamos es que estas dificultades económicas no apaguen el impulso de generosidad".