Vicario de Alepo: los sirios no quieren más guerra, son los extranjeros quienes la fomentan

El ejército regular avanza en la región. Miles de civiles y milicianos huyen. Para Mons. Georges Abou Khazen, los migrantes cristianos son un recurso “en el servicio pastoral y eclesial”. Él exhorta a testimoniar el Evangelio a los musulmanes, misión que es “signo de los tiempos”. A partir del drama de los cristianos, el encuentro entre Francisco y Kirill. La Cuaresma, ocasión para el ecumenismo de la sangre.

Alepo (AsiaNews) – El ejército regular sirio, con la colaboración de los rusos, “ha iniciado la campaña de liberación de la región de Alepo. Entre los civiles que huyen, hay también combatientes del frente de rebeldes junto a sus familias, y la gente tiene miedo. Pero el objetivo de los militares es limpiar el territorio y hacer que los civiles puedan regresar a la región; y en algunas áreas esto ya ha sucedido”. Es cuanto informa a AsiaNews el vicario apostólico de Alepo de los Latinos, Mons. Georges Abou Khazen, relatando el desarrollo de los últimos hechos de la guerra en la “capital del norte” de Siria. “El objetivo es liberar la zona de milicianos extremistas –explica el prelado- y permitir a las personas volver a sus hogares. En algunas áreas, se han reabierto las escuelas y ha vuelto, en parte, el suministro de luz y agua”.

Según fuentes de la ONU, el asedio del ejército en Alepo, que en otro tiempo fuera núcleo comercial e industrial de Siria, podría privar de ayudas a casi 300.000 personas. Desde 2012 la ciudad está dividida en dos, con la zona occidental bajo el control de Damasco, y el sector oriental bajo el de los rebeldes. Las Naciones Unidas piden a Turquía que abra sus confines y permita el ingreso de 30.000 refugiados, que se encuentran acampando en la frontera.

En una situación de tensión, Mons. Georges Abou Khazen vislumbra movimientos positivos: “Muchos de los combatientes locales, de los guerrilleros sirios, piden que se ponga fin a la guerra, también ellos quieren la reconciliación y el diálogo con el ejército y el gobierno. En cambio –agrega- donde ha una prevalencia de milicianos extranjeros y yihadistas, ligados a potencias extranjeras a la región, ganan las armas. Es un dato de hecho que los locales quieren encontrar una vía para el diálogo, tratando de evitar más batallas sangrientas para las ciudades y aldeas”.

La guerra en Siria, que estalló en marzo de 2011 como un movimiento de protesta popular contra el presidente Bashar al-Assad, y que se transformó en un conflicto difundido, con derivaciones extremistas islámicas y yihadistas, ha causado más de 260.000 muertos. La misma ha originado una de las más graves crisis humanitarias de la historia, obligando a 4,6 millones de sirios a buscar refugio en el exterior, sobre todo en Jordania, el Líbano, Turquía, Irak y Egipto. Otros cientos de miles han tratado de llegar a Europa, pagando a veces con el precio de su vida el cruce del Mediterráneo.

Sobre el tema de los refugiados, el vicario apostólico quiere hacer llegar un mensaje no sólo a las Iglesias, sino a los gobiernos y ciudadanos de una Europa cada vez menos unida, que habla de una “emergencia” inmigratoria y, en algunos casos, incluso de “invasión”, y a raíz de esto quiere cerrar las fronteras. “Vosotros tenéis un flujo de prófugos, parte del cual está formado por cristianos. Vuestra tarea –explica el prelado- no es solamente ayudarlos, sino ‘sacar provecho’ de ellos, porque es gente de fe. Viven con alegría el servicio pastoral y eclesial, pueden ser una pequeña levadura, también, para vuestra Iglesia de Occidente”. Ampliando el discurso a todos los migrantes, incluyendo a los musulmanes, el vicario exhorta a “no tener miedo y testimoniarles en Evangelio. Esto es un signo de los tiempos, porque antes, los misioneros del Viejo Continente iban a todo el mundo. Ahora, de todas partes del mundo van donde vosotros, a Europa, y es vuestra tarea anunciar la Buena Noticia sin hacer proselitismo. Se trata de dar un testimonio”.

Volviendo a Alepo, Mons. Georges refiere que “donde arde la batalla la situación sigue siendo dramática”, pero son enfrentamientos que “no duran mucho, como máximo se prolongan por dos o tres días. Nosotros estamos desde hace cinco meses sin suministro de electricidad y desde hace un mes, sin agua –agrega- porque la planta que abastece la zona está en manos del estado Islámico”. Por el contrario, sí hay comida, “no obstante es muy cara”, porque llega a la ciudad “por un cruce abierto por el ejército”. La corriente es suministrada por generadores, que “las familias pagan a un precio muy alto, en base al consumo semanal”.

El problema principal sigue siendo el agua, pero hasta ahora “los pozos que hemos realizado, y que también están presentes en todas las mezquitas e iglesias” de Alepo, permiten sortear la emergencia, dando de beber “a cristianos y musulmanes, sin hacer distinciones” El gobierno ha enviado auto-cisternas, emplazadas en diversos puntos de la ciudad, y se está en fase de excavación de nuevos pozos.

Por último, el prelado dirige un pensamiento en virtud de la Cuaresma, que –para las Iglesias orientales- comenzó el 8 de febrero. “Es un período que es vivido con mucha profundidad por parte de los fieles, tanto en Alepo y en Siria como en todo Medio Oriente. Este año deseamos que se vuelva un instrumento para pedir la paz”. El drama de los cristianos en Siria e Irak, cuenta Mons. Georges, ha producido ya “un primer milagro: el encuentro entre el Papa Francisco y el patriarca Kirill, en cuya base está una atención en común por el sufrimiento de los cristianos de la región”. Ésta, agrega, es una “fuente de consolación. El signo de que nuestro dolor ha dado un fruto inesperado, y ahora continuamos esperando en la paz y la misericordia”. En este tiempo cuaresmal, en las iglesias se llevarán a cabo misas, prédicas, retiros, vía crucis, en los cuales, concluye, participarán maronitas, latinos, caldeos, ortodoxos…en el fondo, nosotros en nuestra tierra estamos experimentando ya el ecumenismo de la sangre”