Veto de Rusia y China a la resolución de la ONU sobre Siria

El bloque occidental impone nuevas sanciones a Damasco por el (presunto) uso de armas químicas por parte de las fuerzas leales al gobierno. Por séptima vez, Moscú bloquea una medida en una sesión del Consejo de seguridad. Once ciudadanos sirios y diez entes han sido incorporados a una lista negra y están en la mira. Los coloquios de paz de las Naciones Unidas en Ginebra, en un punto muerto.

Nueva York (AsiaNews/Agencias) – Rusia y China, ayer, ante el Consejo de seguridad de la ONU, plantearon el veto a una resolución sostenida por el bloque occidental, con la cual se pretendía imponer sanciones a Siria, por el (presunto) uso de armas químicas de parte de las fuerzas leales al gobierno. Por séptima vez, Moscú ha bloqueado una medida – la última de éstas fue en diciembre del año pasado, cuando se atravesaba la última fase de la batalla de Alepo- del Consejo de seguridad, a favor de la plana de líderes de Damasco, de la cual es el más estrecho aliado (junto a Irán). En el caso de Beijing, son seis las ocasiones en las que impuso su veto desde que se iniciara el conflicto, en el año 2011.

La resolución fue planteada por Gran Bretaña, Francia y Estados Unidos. En la sesión del Consejo, hubo nueve votos a favor, tres en contra –China, Rusia, Bolivia- y tres abstenciones (Kazajistán, Etiopía y Egipto).

Para que una resolución sea adoptada, se necesitan nueve votos positivos, y que no haya vetos a la medida.

En las jornadas anteriores, el presidente ruso Vladimir Putin había resaltado que plantear nuevas sanciones contra Siria, en el contexto actual, era algo “totalmente fuera de lugar”; en tanto, los coloquios de paz de la ONU en Ginebra no parecen surtir efectos positivos

En caso de aprobarse, la resolución habría incorporado a 11 ciudadanos sirios, la mayor parte de ellos altos oficiales del ejército del gobierno, y a 10 entes, en una lista negra, por sus presuntos nexos con los ataques químicos ocurridos en Siria en 2014 y en 2015. También está prevista la prohibición de vender helicópteros y sustancias químicas al gobierno de Damasco o a al fuerzas armadas sirias.

Una investigación de la ONU del pasado mes de octubre acusó al gobierno de haber utilizado bombas de cloro contra tres pueblos controlados por la oposición en 2014 y en 2015. Damasco también habría utilizado gas tóxico en Alepo, para doblegar a la resistencia de los milicianos atrincherados en el sector oriental de la ciudad, que estuvo controlado por los rebeldes durante más de cuatro años. A estos últimos también se los acusa de haber utilizado armas químicas.

Damasco siempre ha negado el uso de armas químicas en el contexto del conflicto sirio, encendido en marzo de 2011 y que hasta ahora ha provocado 310.000 víctimas y millones de evacuados, detonando la tragedia humanitaria más grande de la historia moderna. La acusación de haber utilizado armas químicas también recae sobre los rebeldes opositores al gobierno y sobre las milicias yihadistas del Estado islámico (EI).

Mientras tanto, en Ginebra (Suiza) prosiguen –aunque sin resultados aparentes- los coloquios mediados por las Naciones Unidas en torno a Siria, que ven reunidos en una misma mesa a representantes del gobierno y a los líderes de la oposición armada. Putin no ocultó su descontento, subrayando que los encuentros iniciados el 23 de febrero, luego de una interrupción de 10 meses, “no proceden según lo esperado”. Entre los muchos nudos que resta desembrollar, está el pedido ruso, por el cual se solicita a los grupos de oposición que se unan a la lucha contra el terrorismo y que tomen distancia de los grupos de combatientes de matriz islámica.

El enviado especial de la ONU para Siria, Staffan de Mistura, también predica la cautela. Al ser interrogado sobre el resultado de las negociaciones, él admitió “no esperar ningún logro”, considerando a su vez el fracaso de los encuentros anteriores.