Venerable P. Kapaun, capellán militar estadounidense, muerto en Corea del Norte
El Papa Francisco ha aprobado la promulgación del decreto sobre el “ofrecimiento de la vida” del P. Emil Joseph Kapaun, un sacerdote de Kansas que murió en 1951 cuando se encontraba prisionero del Ejército Popular de Corea junto con sus camaradas durante la Guerra de Corea.
Ciudad del Vaticano (AsiaNews) – La Iglesia católica podría tener dentro de poco un nuevo beatoque murió prisionero en Corea del Norte. Ayer en el Policlínico Gemelli el Papa Francisco recibió al Cardenal Secretario de Estado Pietro Parolin y al Sustituto para los Asuntos Generales Mons. Edgar Peña Parra - sus colaboradores más cercanos - para tratar los temas más urgentes y autorizó la promulgación de algunos decretos del Dicasterio para las Causas de los Santos. Entre ellos se encuentra el del “ofrecimiento de la vida” del P. Emil Joseph Kapaun, capellán del ejército de Estados Unidos que murió a los 36 años, el 23 de mayo de 1951, mientras estaba en un campo de prisioneros de guerra en Pyokton, una ciudad al norte de Pyongyang, durante la Guerra de Corea.
El “ofrecimiento de la vida” es una causa específica de beatificación que el mismo Papa Francisco decidió introducir en 2017, junto con el reconocimiento de las virtudes heroicas y el martirio. Es la “oferta libre y voluntaria de la vida y la aceptación heroica de una muerte segura y en el corto plazo”. En concreto, es el testimonio de vida de alguien que, libremente y en razón de la caridad de Cristo hacia sus hermanos, acepta ponerse en una situación que - incluso en ausencia de un perseguidor concreto - le conducirá a una muerte prematura. Significativamente en uno de los decretos que difundió hoy la Oficina de Prensa del Vaticano se reconoció también, junto con el P. Kapuan, el “ofrecimiento de la vida” de Salvo d’Acquisto, el carabinero italiano que en 1943 se acusó ante los nazis de un atentado que no había cometido y fue fusilado, para evitar una represalia contra civiles inocentes. Con el reconocimiento del “ofrecimiento de la vida” la Iglesia los considera “venerables”, a la espera de que se produzca un milagro por su intercesión que permita la beatificación.
El padre Emil Kapaun nació el 20 de abril de 1916 en una familia de agricultores católicos de origen bohemio en Pilsen, en la diócesis de Wichita, Kansas. Ingresó al seminario a los 14 años y fue ordenado sacerdote diocesano en 1940. Tres años después su obispo le confió la tarea de capellán auxiliar de una base militar en Kansas y allí, en los años de la Segunda Guerra Mundial, fue donde sintió la llamada a vivir su ministerio permanentemente junto a los soldados. Cuando ya estaba terminando el conflicto fue enviado en misión junto a las fuerzas estadounidenses, primero a Birmania y luego a la India. A finales de 1949 partió nuevamente hacia Oriente con el contingente de paz de la 1ª División de Caballería estacionada en Yokohama, Japón, donde se encontraba cuando la invasión del Ejército Popular de Kim Il Sung en junio de 1950 desencadenó la Guerra de Corea.
El P. Kapaun desembarcó con sus compañeros en Corea un mes después y se encontró en la línea del frente, administrando los sacramentos y dedicándose personalmente a ayudar a los heridos, un compromiso por el que fue honrado con una medalla al valor militar. Luego, en noviembre de 1950, cuando los norcoreanos contraatacaron con apoyo chino, decidió no ser evacuado y permanecer cerca de los soldados. Pocos días después lo recluyeron como prisionero de guerra en el campo de Pyokton.
Incluso en condiciones durísimas, con temperaturas que llegaban a los -20 grados, durante meses se dedicó incansablemente a consolar a sus compañeros de prisión. En marzo de 1951 pudo celebrar la Pascua con ellos antes de ser trasladado al barracón de los enfermos debido a la neumonía que le llevaría a la muerte menos de dos meses después.
Cabe recordar que, junto con la del p. Kapaun, en el Dicasterio para las Causas de los Santos hay otra causa en curso que se refiere a los mismos años de la Guerra de Corea. Es la del martirio del obispo de Pyongyang, Francis Hong Yong-ho, y otros 80 católicos (49 sacerdotes, 7 religiosos y 25 laicos) a los que mataron en la persecución comunista. Promovida por la Conferencia Episcopal de Corea bajo la jurisdicción del Arzobispo de Seúl (quien es el administrador apostólico de Pyongyang), la fase diocesana concluyó en 2022 y las actas fueron remitidas a Roma.
En esa oportunidad el presidente de la Conferencia Episcopal, Mons. Mons. Mathias Ri Iong-hoon, obispo de Suwon, afirmó: “En la dura realidad que todavía estamos viviendo de un país dividido entre el Norte y el Sur y los conflictos ideológicos, espero sinceramente que la promoción de la beatificación de estos mártires sirva de base para favorecer la reconciliación y la unidad”.
01/09/2021 15:28