Vaticano: la conferencia de la ONU sobre clima no refleja la urgencia necesaria del problema

La declaración final de la Delegación de la Santa Sede en la XXIV Sesión de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre cambio climático juzga insuficiente el reglamento surgido a partir del encuentro, dado que “parece minimizar los derechos humanos”.

Ciudad del Vaticano (AsiaNews) – El documento final de la Conferencia mundial sobre clima de la ONU (COP 24) que se llevó a cabo en Katowice, Polonia, del 3 al 14 de diciembre, “representa una confirmación de los compromisos asumidos en París hace tres años”, pero “no refleja adecuadamente la urgencia necesaria para afrontar el cambio climático”. Es lo que se afirma en la declaración final de la Santa Sede ante la XXIV Sesión de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre cambio climático, publicada hoy.

El documento vaticano recuerda que en su encíclica Laudato si’ el Papa Francisco ha subrayado la importancia de reforzar responsablemente las políticas vinculadas al cambio climático, que constituye un problema global con graves implicaciones: ambientales, sociales, económicas, políticas y en relación a la distribución de bienes.

“A los líderes mundiales, reunidos en Katowice para la COP 24, les ha costado mucho llegar a la voluntad de dejar de lado sus intereses económicos y políticos a corto plazo y trabajar en pos del bien común. Luego de un largo y complejo debate, han hallado un consenso sobre un reglamento para poner en acto el acuerdo de París, adoptado en 2015. Estamos agradecidos a los líderes de los Estados y de otras partes interesadas que han contribuido a este diálogo multilateral y a la elaboración del reglamento. El consenso sobre el documento final, bastante complejo y técnicamente detallado, representa una confirmación de los compromisos asumidos en Parías hace tres años y de la importancia del multilateralismo”.

“Lamentablemente –prosigue la declaración vaticana- también debemos resaltar que el reglamento no refleja adecuadamente la urgencia necesaria para afrontar el cambio climático, que ‘representa uno de los principales desafíos que la humanidad debe encarar en nuestros días’ (LS, 25). Además, el reglamento parece minimizar los derechos humanos, fundamentales en lo que hace a reflejar el aspecto humano de los cambios climáticos, que golpean a las personas más vulnerables del planeta. Su clamor y el de la tierra nos reclaman a una mayor ambición y urgencia”.

“La delegación de la Santa Sede, guiada por el cardenal y Secretario de Estado Pietro Parolin (en la foto), ha explicado que llevar adelante la dignidad de la persona humana, aliviar la pobreza promoviendo el desarrollo humano integral y atenuar el impacto de los cambios climáticos a través de medidas de mitigación y adaptación responsables deben ir de la mano. Necesitamos de un justo período de transición con todas la partes que asumen sus responsabilidades en base al principio de la equidad”.

“Tal como se indica en el angustiante Informe especial del IPCC publicado en octubre de 2018, se nos llama a limitar responsablemente el aumento promedio de la temperatura global a 1,5 ° C en comparación con niveles preindustriales. Por tanto, alentamos a una mayor ambición en lo que concierne a brindar Contribuciones Nacionales Determinadas (NDC) y mecanismos más fuertes para reducir los gases de efecto invernadero, gestionando la des-carbonización de la economía actual basada en combustibles fósiles, compartiendo de manera transparente el modo en que cada nación implementa sus compromisos, afrontando el problema de las pérdidas y daños, garantizando firmes empeños financieros y promoviendo la educación en la sostenibilidad, la conciencia responsable y cambios en el estilo de vida”.

“Fe y razón deben unirse para permitirnos realizar elecciones positivas en nuestros estilos de vida, en el modo en que nuestras economías se gestionan y en la construcción de una verdadera solidaridad global, necesaria para evitar esta crisis climática”.