Vaticano y Xi Jinping: hay que aclarar el destino de la Iglesia subterránea y de la Asociación Patriótica
Desde la firma del acuerdo en adelante, los miembros de las comunidades no oficiales se han visto constreñidos a inscribirse en la AP y a adherir a su proyecto de una Iglesia “independiente”. Se dice que la Iglesia subterránea “debe desaparecer”. Sin embargo, el Mensaje del Papa Francisco solo habla de “reconciliación”. El Card. Filoni exige que la pertenencia a la AP no sea obligatoria, ateniéndose a la ley china. Pero hay obispos y sacerdotes que impulsan a la unidad “eliminando” a la comunidad subterránea. Es tiempo de aclarar esto, tal vez en un encuentro entre el Papa Francisco y el presidente chino.
Roma (AsiaNews) – Del 20 al 23 de marzo, el presidente Xi Jinping vendrá a Italia. En China, ya son muchas las voces que plantean hipótesis acerca de un posible encuentro con el Papa Francisco. En tal caso, podría ser importante sacar a flote, con mayor claridad, cuál es el destino de la Iglesia subterránea y de la Asociación Patriótica.
El acuerdo sino-vaticano y la cancelación de la excomunión que regía sobre siete obispos ilícitos parecen haber avalado la idea de que el único modo de vivir la fe en China es el de la Iglesia Oficial, y que la comunidad subterránea debe desaparecer.
Esta posición alude, como respaldo, al impulso a la reconciliación y a la unidad solicitado por el Papa Francisco en su Mensaje a los católicos chinos y a la Iglesia universal, difundido pocos días después de la firma del acuerdo.
En dicho mensaje, citando al Papa Benedicto XVI, Francisco afirma que el fenómeno de la clandestinidad “no es normal en la vida de la Iglesia”, pero también dice –siempre apoyándose en Benedicto- que “pastores y fieles han recurrido a ella sólo con el doloroso deseo de mantener íntegra la propia fe”.
En el Mensaje, el Papa Francisco pide a todos los fieles “que se hagan artífices de reconciliación” a fin de “restablecer la plena comunión de todos los católicos chinos”, y que “ahora hagan gestos de reconciliación y comunión” para “superar las divisiones del pasado”.
También pide a los pastores que “se profundicen cada vez más las relaciones entre los Responsables de las comunidades eclesiales y las Autoridades civiles, mediante un diálogo sincero y una escucha sin prejuicios que permita superar las actitudes recíprocas de hostilidad”.
En el Mensaje papal, por tanto, se habla de un proceso de reconciliación, pero no se dice que ésta deba ser obtenida con la eliminación de la comunidad subterránea. Incluso más, no dice que obispos y sacerdotes no-oficiales deban ser forzados a adherir a la Asociación Patriótica (AP). De hecho, a tal propósito, es probable que en el acuerdo sino-vaticano –que lamentablemente aún no fue publicado- se haya resaltado que la adhesión a la AP es facultativa, pero no obligatoria. Este aspecto podemos deducirlo a partir de una anotación de la Profesora Wang Meixiu, de la Academia de Ciencias Sociales de Beijing: al comentar el acuerdo, en diálogo con AsiaNews, ella dijo que la AP “es una organización popular” y no una asociación eclesial; y que por ende, “la participación en ella es voluntaria y no obligatoria”.
Así mismo, el Card. Fernando Filoni, prefecto de la Congregación para la Evangelización de los pueblos, en una entrevista concedida al Osservatore Romano el 3 de febrero de 2019, llegado un momento dice: “Espero no tener que oír o leer acerca de situaciones locales en las que se instrumentaliza el Acuerdo para constreñir a las personas a hacer aquello a lo cual ni la misma ley china obliga, como es inscribirse en la Asociación Patriótica”.
Sin embargo y lamentablemente, eso es precisamente lo que está sucediendo. En Xinjian, en el Interior de Mongolia, en Henan, Zhejiang y Hubei, la Oficina de Asuntos Religiosos continúa exigiendo y empujando a los sacerdotes y obispos para que adhieran a la AP y a su proyecto de “independencia” (de la Santa Sede). Incluso el incidente de Xuanhua (Hebei), donde un sacerdote –apoyado por el gobierno local – acusa a su obispo, Mons. Agustín Cui Tai, de “resistirse” al acuerdo sino-vaticano y empuja a la policía a arrestarlo, muestra hasta qué punto la mentalidad falsamente “patriótica” e “independiente” se está imponiendo en el clero mismo.
Para Hebei, no constituye ninguna novedad este intento de constreñir a los miembros de la comunidad no-oficial a volverse oficiales, adhiriendo a la AP. Desde hace varios meses, cuatro sacerdotes de la comunidad subterránea (no oficial) de Zhangjiakou (Hebei) son retenidos en un lugar secreto donde son sometidos a un adoctrinamiento y a un lavado de cerebro para hacer que adhieran a la Asociación Patriótica (AP). Y sin embargo, estos obispos y sacerdotes no-oficiales son “buenos ciudadanos” y sostienen el desarrollo de la nación, como es el deseo del Papa Francisco. El único punto de resistencia es la pertenencia a la AP, y la adhesión a su proyecto de “independencia de la Iglesia”, una independencia que para Benedicto XVI es “inconciliable con la doctrina católica”.
El hecho sorprendente es que algunos obispos –precisamente aquellos a los que el Papa Francisco levantó la excomunión- proclaman que ya es hora de eliminar la comunidad subterránea y adherir a la AP. Días atrás, Mons. Vicente Zhan Silu, de Mindong – que ha tomado el lugar de obispo ordinario, en reemplazo de Guo Xijin- estuvo en Beijing en calidad de miembro de la Conferencia Política Consultiva del Pueblo Chino (CPCPC). Interpelado por un periodista del Sintao Daily, que el 3 de marzo le preguntó si no le desagradaba que los fieles fuesen obligados a ingresar a la comunidad oficial, haciendo desaparecer aquella no oficial, él declaró que esta es la única manera de que “la Iglesia esté unida”. Mons. Zhan incluso dijo que los católicos subterráneos no entran en la oficialidad porque tienen “motivos de interés peronal”. Mons. Zhan es vice-presidente de la AP y este cargo le permite acceder a beneficios y ventajas.
Otro obispo del grupo de obispos reconciliados, Mons. Lei Shiyin de Leshan (Sichuan), que también se desempeña como vice-presidente de la AP, llegó a declarar que la aplicación de los nuevos reglamentos religiosos (en los cuales se prohíbe a los jóvenes menores de 18 años participar en las celebraciones y recibir una educación religiosa, además de [permitir] la masacre de cruces y estatuas que no estén “sinizadas”) no da lugar a ningún problema para la libertad religiosa.
Afortunadamente, también hay obispos oficiales con plena dignidad. En la citada reunión de la CPCPC, Mons. Fang Jianping, vicepresidente del Consejo de obispos chinos, en una entrevista con la radio y televisión de Hong Kong, dijo que la Iglesia oficial debiera adherir al espíritu de Papa Francisco, sin “forzar a los creyentes de la comunidad subterránea a transferirse a la Iglesia reconocida oficialmente”.
Cuando el presidente Xi Jinping visite Italia, en caso de darse la posibilidad de un encuentro con el Papa Francisco, ambos podría precisar algunas de estas directivas.
18/09/2020 12:24
17/09/2020 12:02