Trump se dispone a dar curso a nuevas sanciones contra Irán, en respuesta al test misilístico

Es la primera confirmación de la línea dura adoptada por la nueva administración de los EEUU en relación a la República islámica. Las medidas impactan tanto en individuos como en entidades involucradas en el programa misilístico. El delicado acuerdo nuclear peligra cada vez más. Réplica de Teherán: se trata de actitudes “provocativas” que carecen de fundamento. La postura de Trump debilita a los moderados de Teherán.

Washington (AsiaNews/Agencias) – La administración estadounidense parece tener intenciones de dictar nuevas sanciones contra Irán, como lo testimonia una posición dura adoptada por el presidente de los EEUU, Donald Trump, en relación a la República islámica. Ayer, a sólo unas pocas horas de las palabras pronunciadas por el consejero de Seguridad nacional, que “puso sobre aviso” a Irán por el último test misilístico y el apoyo a los rebeldes Houthis en Yemen, fuentes de la Casa Blanca deslizaron la posibilidad de que haya “nuevas sanciones”.

Las medidas debieran afectar tanto a individuos como a entidades vinculadas al programa de armamento, y serán dictadas en el marco de los poderes presidenciales ya vigentes. Se trataría de acciones que ya fueron emprendidas en el pasado por Barack Obama, que tomó como blanco a empresas y altas esferas de los Guardianes de la revolución en Irán.

En los últimos días, los Estados Unidos denunciaron ante la ONU el test misilístico efectuado por Teherán, en el cual se habrían usado vectores “capaces de transportar cabezas atómicas”. La Casa Bianca considera que estos experimentos conforman una violación a la resolución del Consejo de Seguridad en materia nuclear iraní. Además, la nueva administración americana quiere mostrar a las claras la ruptura con respecto a la administración americana anterior, y su intención de usar un puño de hierro con Irán.

El riesgo, en caso de aplicar sanciones más duras en lo económico, es que pueda saltar el delicado acuerdo sobre el controvertido programa atómico, alcanzado en el año 2015, y que ha conducido a un aligeramiento parcial de las sanciones económicas occidentales. Un entendimiento que fue recibido positivamente por la mayor parte de la comunidad internacional, aunque criticado por el flamante presidente Trump –durante su campaña electoral- y por Israel.

En las últimas horas, el presidente estadounidense reemprendió una línea dura contra Teherán, sin siquiera excluir una acción militar al referirse a ese país. “Nada –dicho Trump- queda excluido a priori”.

Fue inmediata la réplica de la dirigencia iraní, que rechazó las alertas emitidas por el inquilino del Despacho oval, definiéndolas como “provocativas” y carentes de fundamento.

En un clima de creciente tensión entre Washington y Teherán, la cúpula de los Guardianes de la revolución usan palabras ácidas para referirse al presidente Trump: “El número de misiles iraníes, de naves de guerra y el sistema misilístico defensivo –declaró el general Hossein Salami, líder del Pasdaran –crece cada día más. El cielo, la tierra y el mar están bajo el control de esta nación”-; esta, concluyó el responsable del programa de armamento, “no es una tierra donde un extraño pueda poner los pies con intenciones siniestras”.

Las posiciones cada vez más duras adoptadas por los Estados Unidos en relación a Irán vuelven más sólidos los lazos de amistad con Arabia Saudita e Israel, grandes aliados de los EEUU, y tornan cada vez más improbable la reelección del moderado Hassan Rouhani el próximo 19 de mayo, volcando la situación a favor de los “halcones” de la República islámica.