Tras obligarlas a recluirse en su casa, los talibanes reducen el salario de las mujeres

Las empleadas del sector público que no acuden al lugar de trabajo podrán recibir un máximo de 5.000 afganos (70 dólares). Aunque fueron los propios talibanes quienes impidieron que las mujeres salieran de sus hogares. A pesar de varias rondas de conversaciones, la comunidad internacional aún tiene que encontrar una solución para resolver el estancamiento político y económico de Afganistán.

Kabul (AsiaNews/Agencias)- Después de recluirlas entre las paredes de su casa, los talibanes han reducido los salarios de las mujeres empleadas en el sector público. Según un comunicado que emitió el mes pasado el Ministerio de Finanzas con la firma de Hibatullah Akhundzada, considerado el líder supremo de los talibanes, las mujeres que no acudan a su lugar de trabajo podrán cobrar un máximo de 5.000 afganos, una cantidad equivalente a 70 dólares que supone una reducción de su salario de alrededor del 75%.

Antes del regreso de los talibanes al poder en agosto de 2021, cuando el anterior gobierno afgano contaba con el apoyo (incluso económico) de Occidente, los salarios de algunas mujeres - como en el caso de las profesoras universitarias - podían alcanzar los 35.000 afganos, mientras que los puestos administrativos tenían una retribución de alrededor de 20.000 afganos, aunque después las autoridades talibanes los redujeron a 15.000.

Cuando los "estudiantes coránicos" reconquistaron el país, gran parte de los fondos retenidos en el extranjero que pertenecían al gobierno de Kabul fueron congelados para que no terminaran manos de los talibanes. La administración Biden ha transferido 3.500 millones de dólares a una cuenta fiduciaria suiza a nombre de la población afgana, pero los otros 6.000 millones de dólares siguen bloqueados. Más de 20 millones de personas, aproximadamente la mitad de la población, se encuentran por debajo del umbral de pobreza y hoy, tras decenios de guerra, a menudo son las viudas las que tienen que hacerse cargo de la familia.

“Es imposible vivir con estos ingresos”, dijo la madre de un ex maestro de escuela primaria que hasta hace tres años ganaba 300 dólares por mes. "Nuestros problemas financieros han aumentado muchísimo". Varias otras mujeres contaron a los medios locales que con este recorte salarial apenas pueden alimentar a una familia de siete miembros durante dos semanas.

Una nueva violación de las libertades de las mujeres afganas, que ya no tienen acceso a la educación superior ni a la libre circulación. En marzo, los talibanes emitieron un decreto que establece la lapidación por lo que se denomina "crímenes morales", como las relaciones sexuales fuera del matrimonio o escapar de casa, lo que muchas veces se hace para huir de la violencia doméstica. No es de extrañar que el número de suicidios haya ido aumentando. “Estar confinadas en casa ya es un gran problema para nosotras: nuestras condiciones psicológicas y mentales son pésimas, y ahora que nuestros salarios han bajado, la situación no ha hecho más que empeorar”, comentó una mujer de 25 años que trabaja en el Departamento de Información y Cultura, cerca de Kabul.

La comunidad internacional todavía no ha logrado encontrar una solución para el estancamiento político y económico de Afganistán. A principios de mes concluyó en Doha, Qatar, la tercera ronda de conversaciones promovidas por Naciones Unidas, en la que participaron los enviados diplomáticos de varios países y, por primera vez, también los representantes talibanes. Estos no habían participado en la primera sesión porque no habían sido invitados, y en la segunda se negaron porque también estaban presentes líderes de la sociedad civil afgana, entre ellos algunas activistas por los derechos de las mujeres. Cuando estas fueron excluidas, los talibanes aceptaron enviar una delegación.

Tras las previsibles críticas que recibieron después del encuentro, los funcionarios de la ONU recordaron que (a pesar de la presencia de algunas embajadas extranjeras en Afganistán) ningún país reconoce oficialmente al gobierno talibán: "Me gustaría subrayar que este encuentro y este proceso de diálogo no significan normalización o reconocimiento”, declaró Rosemary DiCarlo, Secretaria General Adjunta de Asuntos Políticos y de Consolidación de la Paz.

Pero, según algunos expertos, la dirigencia religiosa encabezada por el mulá Hibatullah Akhundzada, que tiene su base en Kandahar y continúa implementando políticas oscurantistas, no está interesada en el reconocimiento formal de su gobierno ni en la ayuda financiera. “Estamos llevandoi adelante un proceso que será de largo plazo. No es fácil avanzar. Y seguiremos intentando hacerlo lo mejor que podamos. No haremos felices a todos”, añadió DiCarlo tras la reunión en Doha. Todavía no se ha fijado una fecha para la próxima ronda de conversaciones.