Tokio: Funeral de Estado de Abe, entre homenajes y protestas
A pesar de los cuestionamientos de las últimas semanas, hoy, antes de que se abrieran las puertas, ya había una cola de 600 metros de largo de personas esperando para despedirse del ex primer ministro asesinado en julio. El homenaje de Kishida. Casi 4.300 invitados, 700 del extranjero. El funeral costó a los contribuyentes 11 millones de dólares.
Tokio (AsiaNews) - En un ambiente tenso por las numerosas polémicas que han inflamado las últimas semanas, esta tarde se celebró en Tokio el esperado funeral de Estado para el ex primer ministro Shinzo Abe, asesinado en julio durante los últimos días de su campaña electoral. La ceremonia tuvo lugar en el estadio Nippon Budokan de la capital. Acudieron 4.300 invitados, 700 procedentes del extranjero: entre ellos estaban Kamala Harris, Narendra Modi, Matteo Renzi, Nicolas Sarkozy y el presidente del Comité Olímpico, Thomas Bach. Para Japón, se trata del primer funeral de Estado desde 1967.
El actual Primer Ministro, Fumio Kishida, compañero de partido de Abe durante muchos años, pronunció un discurso muy emotivo: "Uno de los logros de los que me siento más orgulloso en mi vida es haber tenido el privilegio de formar parte de su gobierno, como Ministro de Asuntos Exteriores y como su amigo cercano", dijo Kishida dirigiéndose a la urna de las cenizas de Abe. Tras él, otros funcionarios del gobierno japonés y dignatarios extranjeros presentaron sus respetos. El emperador no estuvo presente debido a su neutralidad política, pero envió su propio mensaje.
A pesar del funeral de Estado, el gobierno japonés no decretó un día de luto nacional, de modo que las actividades privadas y públicas continuaron sin alteraciones. Para muchos ciudadanos japoneses, la figura de Abe sigue siendo muy controvertida. El funeral costó a los contribuyentes unos 11 millones de dólares y dividió al país: la mayoría estaba en contra y una minoría, a favor.
Durante semanas, se sucedieron concentraciones de protesta (numéricamente significativas para Japón) en las calles de los distritos gubernamentales de Tokio para exigir la cancelación del funeral. Según los presentes, la decisión de honrar a Abe con un funeral de Estado pone de manifiesto el debilitamiento de la democracia japonesa, ya que el gobierno tomó esta decisión sin consultar al parlamento ni la voluntad del pueblo. Hace apenas una semana, un hombre intentó suicidarse prendiéndose fuego en señal de protesta cerca de la oficina del primer ministro.
Hay que mencionar que además de los manifestantes, hoy también había muchos japoneses en Tokio que querían expresar sus condolencias por la muerte del ex primer ministro. En el parque contiguo al estadio, las autoridades organizaron un pequeño altar conmemorativo donde los ciudadanos podían colocar un ramo de flores. Cuando se abrieron las puertas, ya había una cola de 600 metros con gente aguardando para ingresar. Las motivaciones de los japoneses para rendir un homenaje al ex primer ministro son muchas: entrevistados por Nikkei Asia, algunos de los presentes dijeron que aprobaban el deseo de Abe de reforzar la defensa del país y proteger a Japón. Otros expresaron su satisfacción por los resultados logrados con el plan Abenomics, pues consideran que revitalizó la economía y bajó el desempleo.
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