Tokio quiere aumentar sus exportaciones de armas
A finales de año podría cerrarse un acuerdo con Italia y el Reino Unido para la producción de aviones militares. Hasta ahora, la Constitución japonesa impedía la venta de armamento al extranjero. Pero una reforma podría poner fin a las preocupaciones de los empresarios de la industria de la defensa.
Tokio (AsiaNews) - Japón se encuentra en la fase final de las negociaciones con el Reino Unido e Italia para el desarrollo y la producción de aviones militares de última generación, que deberían entrar en servicio en torno a 2035 para sustituir a los actuales. En el acuerdo, cuyo cierre está previsto para finales de año, participan Mitsubishi Heavy Industries, la británica BAE Systems y la italiana Leonardo. No obstante, la importancia del acuerdo va más allá del desarrollo conjunto, ya que podría reavivar el debate interno sobre la prohibición -auto-impuesta- de exportar armas.
Desde los años '60, Japón ha adoptado una política que limita la exportación de material de uso militar, lo cual es coherente con la postura pacifista consagrada en la Constitución. En los últimos años se han relajado algunas de estas restricciones, pero en esencia hoy Japón sigue sin poder exportar tecnología militar ofensiva. Cuando Ucrania solicitó a Tokio el suministro de misiles antitanque para hacer frente a la invasión rusa este año, Japón no estaba en condiciones de suministrar ese armamento por cuestiones de índole legal.
La industria de defensa japonesa sólo puede exportar sus productos para el desarrollo y la producción con otros países, pero no puede venderlos directamente en el exterior. Esto restringe el mercado a un solo comprador: las fuerzas armadas de la nación. Cada vez son más las empresas que se retiran del sector de defensa, empujadas por la incertidumbre sobre el futuro derivada de la disminución de las compras de armas por parte de los militares y el aumento de las importaciones procedentes del extranjero, especialmente de Estados Unidos.
Incapaces de reproducir una economía de escala que les permita compensar los elevados costos de producción, muchas empresas del sector consideran que las perspectivas económicas son preocupantes. Un temor que sin duda inquieta al gobierno japonés, a sabiendas de que para garantizar su seguridad nacional es necesario mantener en pie la industria de la defensa.
El acuerdo con el Reino Unido e Italia va en esta dirección, ya que la colaboración con los dos gigantes europeos podría permitir a la industria japonesa acercarse a nuevos clientes. Sin embargo, para aprovechar todos los beneficios de la colaboración, el gobierno pretende revisar las directrices sobre la exportación de armas: según una fuente gubernamental que llegó a oídos de Kyodo News, una reforma permitiría el envío de armas a condición de que apoyen la política de disuasión del país comprador y, al mismo tiempo, contribuyan a la seguridad de Japón.
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