Tokio, la batalla por la paz “reabre heridas que en Japón jamás cicatrizaron”

El p. Domenico Vitali, jesuita, está en el Sol Levante desde hace más de 50 años. A AsiaNews comenta las fases finales de la revisión constitucional, que de hecho “reporta al país a los tiempos de la II Guerra mundial. No se trata solamente de estar a favor o en contra de la guerra: la retórica nacionalista y la voluntad de emerger circunda a toda la cuestión. Y también la Iglesia sufre de las divisiones internas al respecto”

Tokio (AsiaNews)- La revisión constitucional que permitiría a Japón dotarse de un ejército de agresión, después de 70 años de pacifismo inscripto en la Carta, “reabre heridas que el país jamás ha curado en serio. No se trata de estar a favor o en contra de la guerra en sentido general: aquí parece que han vuelo los discursos que se hacían antes de la II Guerra mundial, relativos al honor y a la supervivencia”. Está convencido el p. Domenico Vitali, jesuita que transcurrió en el Sol Levante más de 50 años de misión.

A AsiaNews, el misionero, párroco de la histórica iglesia de S. Ignacio en el centro de la capital, explica: “Las polémicas a continuación de reveer la Constitución para cancelar el Art. 9 (que impone a Japón no tener un ejército de agresión, sino solamente fuerzas de auto-defensa, ndr) me parece que se vuelvan a abrir las puertas a cuestiones que hasta ahora estaban excluidas del debate público. Mi impresión personal es que los japoneses están volviendo a la misma problemática de la II Guerra mundial, que aquí todavía muchos no consideran una guerra de agresión sino de supervivencia”.

El punto es central para encuadrar la cuestión: “En los próximos años del Novecientos, el Imperio consideraba tener necesidad de recursos naturales de los otros países para poder proseguir en su carrera hacia la modernidad. No pensaban agredir, sino simplemente de tener que sobrevivir. Y hoy las condiciones son las mismas. De cierto también la rivalidad con China por la supremacía en el área y por aquellas zonas disputadas juegan un rol importante”.

Ahora, explica el p. Vitali, “el Premier Shinzo Abe hace un discurso similar. A lo que se le puede agregar un sentido nacionalista creciente: recordemos que el Premier es el nieto de Nobusuke Kishi, que antes tuvo un rol fundamental en el Estado de Manchukuo (creado en Manchuria por Tokio después de la invasión a China, ndr) y luego fue Premier también él del país. Shinzo está muy ligado a la memoria de su abuelo que ciertamente no era un pacifista”.

Del mismo modo, hay un “contencioso” que opone a Abe a su predecesor Tomiichi Murayama: “En ocasión del 50° aniversario del final de la Guerra, aquel ministro tuvo el coraje de admitir los errores realizados por Japón. Ahora que está llegando el 70° aniversario, el actual ministro quiere revocar esta admisión. No está claro cómo se expresará en su mensaje, pero todos lo esperan ansiosos”.

La división política golpea a la sociedad civil: “La gente común- agrega el sacerdote- considera que del argumento no se haya hablado lo suficiente y que el Parlamento no haya hecho las necesarias verificaciones. Y por primera vez el nivel de preferencia de Abe descendió bajo el 40%, un dato interesante para el futuro”. La cuestión afecta también a la Iglesia católica: “Los obispos se expresaron con claridad a favor de mantener el Art. 9, pero de este punto firme los grupos se dividieron y hay quien usa esta posición para entrar en el debate político. Esto crea divisiones, que deben ser sanadas lo antes posible”.