Tokio, el asesino serial de Zama ‘ayudaba a sus víctimas a suicidarse’

En su apartamento se hallaron nueve cabezas y 240 partes de cuerpos y huesos humanos. El homicida múltiple se contactaba con sus presas a través de Twitter, fingiendo compartir sus pensamientos suicidas. La serie de homicidios comenzó hacia fines de agosto. De los cadáveres se sustrajeron unos 500.000 yenes (3.770 euros). Una pareja de novios fueron los primeros en sufrir la muerte. Casi todas las víctimas eran veinteañeras, pero entre ellas hay incluso adolescentes.

Tokio (AsiaNews/Agencias) – Takahiro Shiraishi, el asesino serial de Zama (prefectura de Kanagawa), contactaba a sus víctimas en Internet y las mataba para atender sus deseos suicidas. Las víctimas son en su mayoría veinteañeras y jóvenes de 17 años. Es lo que informan las fuentes investigativas de la policía de Tokio.

El homicida múltiple (foto) contactaba a sus presas a través de Twitter, valiéndose de varias cuentas, entre ellas, de un perfil personal titulado “hangingpro” (profesional de la horca). A través de las redes sociales, Shiraishi mantenía vínculos con mujeres que habían manifestado en Internet la intención de quitarse la vida. “Muramos juntos”, escribía el asesino, fingiendo compartir los mismos pensamientos suicidas.

Los investigadores afirman que él solía invitar a las víctimas a su casa, en Zama, un suburbio ubicado al sudoeste de Tokio, donde se consumaron gran parte de los homicidios. El hombre se había mudado allí a fines de agosto, cuando comenzó la serie de asesinatos. Shiraishi se deshizo de los efectos personales de las víctimas, pero no así de su dinero, llegando a acumular cerca de 500.000 yenes (3.700 euros).

El 31 de octubre pasado, la policía halló en el apartamento del sujeto nueve cabezas y 240 huesos y partes humanas, conservados en siete refrigeradores junto a los cuchillos y herramientas utilizados en los crímenes. En lo que concierne a los cuerpos, los investigadores revelan que el asesino serial confesó que “se había deshecho de las partes, luego de desmembrar los cuerpos en el cuarto de baño”.

Las nueve víctimas son un hombre y ocho mujeres. Shiraishi declaró a la policía que cuatro de ellas tenían edades en torno a los 17 años, que cuatro de ellas eran veinteañeras mientras que una estaba en sus tardíos 20, pero afirmó no saber sus nombres ni edades exactas. En un intento por identificar los cadáveres, la policía estaría trabajando en la comparación de sus ADN con el banco de datos de personas desaparecidas desde el mes de abril de 2015.

Según los investigadores, las primeras víctimas fueron una pareja de novios. En el mes de agosto, Shiraishi había compartido una comida con la pareja, a quien había conocido a través de Twitter. Al día siguiente, él invitó a la mujer a su apartamento y la mató. El prometido de la mujer, al no poder contactarse con ella, le preguntó a Shiraishi si sabía dónde hallarla. El asesino invitó al joven a su casa, y allí lo mató, temiendo que denunciase la desaparición de la joven.

Si bien está disminuyendo, la elevada tasa de suicidios que se registra en Japón es un problema que reviste gran preocupación, además de ser la más alta de los países del G7. El número de personas que se quitaron la vida en 2016 llegó a 21.897, lo cual marca una disminución, por séptimo año consecutivo, en relación al pico de 34.427 suicidios, registrado en 2003. A pesar de ello, casi el 25% de los japoneses adultos manifiestan haber considerado seriamente la idea de suicidarse: es lo que surge de una encuesta llevada a cabo en el pasado mes de marzo por el Ministerio de Salud, Trabajo y Bienestar Social. Los datos publicados muestran que el número de aquellos que piensan en cometer un suicidio está en franco aumento: en el año 2008, representaba un 19,1%; en 2012, un 23,4%; en 2016, un 23,6%. Desde el año 2014, el suicidio sigue siendo la principal causa de muerte para los japoneses cuya edad está comprendida entre la tardía adolescencia y los 30 años, franja en la cual la tasa de suicidios se mantiene estable.