Tiflis al borde de la guerra civil
Protestas en las calles contra la aprobación de la ley de "agentes extranjeros", posteriormente retirada. Los opositores condenan la línea prorrusa del actual gobierno de Sueño Georgiano. La medida alejaría al país de la posibilidad de adhesión a la UE. El peso de la guerra rusa contra Ucrania. La crisis podría agravarse.
Moscú (AsiaNews)- Los enfrentamientos en las calles de Georgia no dan señales de amainar tras la aprobación en primera lectura de la ley “sobre la transparencia de la influencia extranjera”, que la oposición acusa de constituir una decisión de alineamiento con Rusia y rechazar a Europa, mientras continúa la guerra en Ucrania. En el centro de la capital, frente al Parlamento, las fuerzas del orden utilizaron gases lacrimógenos, chorros de agua y otros medios para reprimir las protestas, que ya habían dado lugar al arresto de 66 personas.
Ante las manifestaciones, los partidos mayoritarios decidieron hoy retirar la medida. Sin embargo el ministro del Interior georgiano sigue amenazando con gravísimas consecuencias para los manifestantes, contra los que se están haciendo acusaciones de todo tipo, desde vandalismo y resistencia a los funcionarios públicos, hasta terrorismo y subversión, asegurando que "se dará la consiguiente valoración legal a las acciones de aquellos que exacerbaron la protesta pacífica hasta convertirla en una revuelta masiva violenta". Decenas de policías resultaron heridos así como numerosos manifestantes.
La embajada de EE.UU. en Tiflis habló de "días negros para la democracia georgiana", negando que la ley aprobada sea análoga a la "Fara", la norma sobre agentes extranjeros en EE.UU., y comparándola directamente con la ley rusa cada vez más represiva en el último año. El comunicado de la sede diplomática afirma que "la aprobación por el Parlamento de leyes inspiradas en el Kremlin es incompatible con las aspiraciones del pueblo de Georgia a la integración europea y a su desarrollo democrático, además de dañar las relaciones con socios estratégicos y destruir el importante trabajo de tantas organizaciones georgianas, que trabajan para ayudar a sus ciudadanos”.
A pesar de las críticas procedentes de Europa y de todos los países occidentales, las protestas de la oposición y de los activistas humanitarios de toda la sociedad, el partido gobernante Sueño Georgiano ha decidido proceder en forma acelerada con la aprobación de la controvertida ley, adelantándola dos días. Muchos diputados de la oposición abandonaron el Parlamento para unirse a los manifestantes, y la votación se llevó a cabo con estrictas medidas de seguridad, sin permitir la presencia de periodistas y activistas, e incluso de algunos miembros de la oposición, lo que aumentó aún más las tensiones.
La sesión parlamentaria ya había comenzado en un ambiente caldeado, con gritos e insultos desenfrenados de uno a otro lado al otro, en particular por parte de los diputados ultranacionalistas del grupo Fuerza del Pueblo, David Khundadze y Guram Macarašvili, mientras que el gobernante ex futbolista Mikhail Kavelashvili se lanzó físicamente contra su oponente Georgij Vašadze cuando este último le aconsejó que "volviera a jugar al fútbol". Los propios miembros de Sueño georgiano contribuyeron a aumentar las tensiones, apropiándose del proyecto de ley que habían presentado los nacionalistas.
Fuerza del Pueblo es una agrupación que han creado recientemente algunos diputados que abandonaron Sueño georgiano para expresar tendencias fuertemente anti occidentales, y muchos consideran que siguen controlados remotamente desde la agrupación original para mantener las manos limpias con respecto a posiciones demasiado extremas. La ley sobre agentes extranjeros en realidad coloca en el centro de la política georgiana la cuestión del apoyo a Ucrania contra Rusia, y según los prorrusos es un intento de "arrastrar a Georgia a la guerra" inspirado por los países occidentales, que utilizan a Ucrania como arma contra Moscú.
El partido en el poder se ha apropiado así de la retórica patriótica después de usar como palanca a los extremistas, que no han agradecido que los dejen en segundo plano. Las expresiones de hostilidad contra los "hombres sin patria", los "cuasi patriotas", los "sirvientes de países extranjeros", que parecían exclusivas de Fuerza del Pueblo, ahora están en boca de todos con diversos matices, por lo que el enfrentamiento se vuelve cada vez más complicado. Además de las dos partes que siempre han estado en conflicto, se han creado nuevas divisiones dentro de ellas.
El líder del grupo parlamentario Sueño Georgiano, Mamuki Mdinaradze, afirmó que "los verdaderos patriotas no pueden ir en contra de este proyecto de ley", y acusó a los adversarios de querer involucrar incluso a la Iglesia ortodoxa georgiana: "Ustedes insultan a nuestro patriarca y quieren llevar a nuestro país al caos en un escenario revolucionario, poner dinero extranjero en proyectos de guerra… nosotros sólo queremos transparencia financiera”.
Muchas otras intervenciones autorizadas confirman estas posiciones de extrema alarma, mientras que la presidenta Salome Zurabišvili ya ha anunciado que no tiene intención de firmar esta ley tras su aprobación definitiva, con lo cual la crisis política georgiana podría degenerar de manera imprevisible.
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