Terrorismo y emigrantes: un diálogo necesario entre musulmanes y cristianos (Segunda parte)
Ante la crisis del islam, los salafistas, los wahabitas y los Hermanos Musulmanes responden con un retorno a los orígenes del islam y con una guerra contra los “incrédulos”. Su credo es similar al de Al Qaeda y al de Daesh. La guerra entre sunitas y chiitas. El proselitismo de Arabia Saudita y la difusión de las mezquitas integralistas. De modelo a imitar, Europa se ha convertido en un ejemplo de “decadencia”, a ser combatido.
Roma (AsiaNews) – La crisis del islam data de la caída del imperio otomano, del nacimiento de los Hermanos Musulmanes y de la difusión del wahabismo por parte de Arabia Saudita y Qatar. Desde entonces está en acto una lucha contra el Occidente “incrédulo” e “inmoral”. Al mismo tiempo, Europa ha ido perdiendo, cada vez más, una dimensión religiosa en la sociedad, refugiándose en el “narcisismo de los derechos”. Sin embargo, hubo un período en que Europa era un modelo de diálogo y de confrontación positiva con las culturas del Oriente Medio.
Publicamos hoy la Segunda parte del análisis del Pbro. Samir Khalil Samir, jesuita, islamólogo, que impulsa al diálogo y a la convivencia, evitando a toda costa una “guerra de religión”. Para acceder a la Primera parte, véase aquí.
3. Las causas de la crisis actual del islam
Como punto de partida, debemos referirnos a una visión radical del islam, que se desarrolló durante el siglo XX, luego de la caída el imperio otomano (1924) por decisión de Kemal Atatürk, y la consiguiente división del mundo islámico. Se buscó una solución en un retorno al pasado, a menudo expresado en un retorno material al modo de vivir de la primera generación de musulmanes. De allí surgieron los movimientos integralistas: los “Hermanos Musulmanes” (1928), los “Salafistas” y los “Wahabitas”.
Con el nacimiento del Estado de Arabia Saudita en septiembre de 1932, el wahabismo se convirtió en la doctrina oficial del Estado, el cual no tiene una Constitución, sino que está regido por la Shari’ah islámica. El descubrimiento del petróleo en marzo de 1938, volvió a Arabia riquísima en poco tiempo. En las últimas décadas, Arabia ha construido cientos de mezquitas en todo el mundo islámico, y ha puesto imanes formados en su rigurosísima doctrina, lo cual ha conducido al mundo islámico a un fanatismo desenfrenado.
Estos movimientos, y en particular los salafistas y wahabitas, se reconocen exteriormente por el modo de vestir, o bien por la barba u otros signos exteriores. El comportamiento exterior es importante psicológicamente, porque permite identificar a los “amigos” ¡y distinguirlos de quienes no lo son!
Se controla, particularmente, todo aquello que concierne a la mujer y las relaciones entre hombres y mujeres. Las mujeres son especialmente vigiladas, y viven bajo el control continuo de los hombres; ¡las muchachas incluso son controladas por los hermanitos más pequeños! La dependencia del hombre es total. Todas las decisiones son tomadas, a fin de cuentas, por los varones. La mujer está siempre sometida a un hombre: padre, marido, hermano o hijo; y siempre está bajo control. Ella representa “el honor” de la familia: la cosa más mínima que se despegue de la tradición, “deshonra” a la familia.
En un país como Egipto, en 1923 (casi un siglo atrás) Hoda Sha’rawi decide arrojar el velo sobre una plaza pública (Bab al-Hadid); en 1925, Rose al-Youssef funda una revista semanal que aún hoy sigue siendo famosa, ¡y que lleva su nombre! En 1951, Doriyya Shafik organiza una manifestación frente al Parlamento, con 1500 mujeres, pidiendo el derecho al voto… y lo obtiene del Rey Farouk… algo que las sauditas todavía no han obtenido ni 66 años después, en 2017, ¡por fidelidad al wahabismo!
Según me parece, la revolución del 2011 (la denominada Primavera Árabe) no fue solamente política: ¡fue una revolución contra el patriarcado! Hoy en día, son poquísimas las mujeres que desempeñan un rol en la vida de la sociedad, en la política, en la economía, etc. En el Parlamento egipcio, por ejemplo, ¡sólo el 2% de los miembros son mujeres!
Por último, el odio de los sauditas hacia el chiismo, representado por Irán, los ha empujado a agredir a los chiitas (y alauitas) en cualquier parte del mundo. Los chiitas representan del 10 al 15% de los musulmanes en el mundo, pero en el caso de Oriente Medio el porcentaje es mucho más elevado. Los chiitas son mayoría en Irán, pero también en Irak y en Bahréin, también son importantes en el Líbano (ya llegan a ser incluso más numerosos que los sunitas), en Yemen, y en muchos otros países. En particular, Irán aparece como un rival de Arabia Saudita. Como si esto fuera poco, Arabia Saudita ha hecho un pacto con Israel (el enemigo de los árabes) ¡autorizando a Israel a sobrevolar el territorio saudita cuando vaya a querer bombardear a Irán!
4. Cómo es vista Europa desde Oriente, y especialmente cómo es vista por los musulmanes
En 1800, Europa era vista por los musulmanes como un modelo. Los musulmanes más ricos y más cultos iban a Europa para completar estudios, y trataban de adoptar la lengua de estos países, en particular el inglés o el francés. También el modo de vivir, la cultura, eran atrayentes para las clases superiores del mundo musulmán. En el mundo árabe, la Nahda (el Renacimiento) se inspiraba en el modelo occidental en muchas cosas. Incluso la “liberación de la mujer musulmana” se difundió a comienzos del siglo veinte, apoyándose en el ideal europeo.
Sin embargo, poco a poco, este modelo fue perdiendo su atractivo. Según veo, una de las principales causas de esto fue la pérdida del sentido religioso en muchos países europeos, y la difusión de cierta inmoralidad en la vida cotidiana, sobre todo en las relaciones libres entre los sexos, así como en la difusión de la homosexualidad, reconocida como un “derecho”. Hoy en día, en muchos países occidentales, el aborto por razones de comodidad no es sólo reconocido como un derecho, sino que la intervención incluso es subvencionada por el Estado. ¡De manera similar, el concepto de “familia” se ha “ampliado”! Está aquella tradicional, compuesta por un hombre y una mujer, ¡y está la “familia moderna”, compuesta por dos hombre o bien por dos mujeres! Todo esto es visto –con razón- como una vergüenza, que demuestra que la civilización occidental es “decadente”. Y ello viene a reforzar la visión tradicionalista islámica, particularmente la de los wahabitas.
Esta realidad ha envalentonado la reacción contraria, la del rigorismo religioso, hasta llegar a la situación actual, donde el modelo ético es el del retorno al siglo séptimo y a las prácticas machistas, así como un rigorismo en todo sentido.
En dos siglos, la imagen de Occidente –que era bastante positiva- ha pasado a ser absolutamente negativa, y esto refuerza la actitud de los fundamentalistas islámicos. El extremismo occidental viene a justificar y a reforzar el extremismo fundamentalista. Occidente ya no es más un modelo a imitar; por el contrario, el modelo está en el pasado, en la fundación original –lo más lejana posible del modelo occidental, ya corrupto. Esto explica por qué el ISIS y los terroristas islámicos atacan Köln (Colonia) en la noche de Año Nuevo, por qué las mujeres que van vestidas con demasiada ligereza (según ellos) son vistas como prostitutas, o bien por qué atacan en Manchester a jóvenes que están escuchando una música que a ellos les parece “diabólica”, etc.
En síntesis, estos islámicos radicales consideran a Occidente como algo “decadente”. Por lo tanto, contra los occidentales, todo está permitido, porque ya han pasado a pertenecer a la categoría de “incrédulos”, de kuffâr. ¡Este movimiento islámico radical pretende ofrecer el modelo opuesto, el del “islam auténtico”, el de los “orígenes”!
17/12/2016 13:14
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