Terremoto en Turquía: Antioquía arrasada. Un país unido por el dolor y dividido por la política
El número de muertos supera los 24 mil. Llamamientos desesperados de personas que han perdido todo en Antakya, los primeros casos de saqueo. Pequeños signos de esperanza en Iskenderun, donde está llegando ayuda y ha vuelto (en parte) la electricidad. El terremoto ya se está convirtiendo en un campo de batalla entre Erdogan y sus opositores, con las elecciones presidenciales del 14 de mayo en el horizonte, aunque ahora en duda.
Milán (AsiaNews) - La situación en Antioquía sigue siendo dramática, los temblores continúan y gran parte de la ciudad ha quedado arrasada; desde la zona llegan llamamientos desesperados de personas que han perdido todo. Los que no han podido escapar a otra parte, a casa de familiares o amigos, viven en la calle, muchos en pijama y descalzos porque las ayudas no llegan, los comercios están destrozados y los bancos son inaccesibles. En las últimas horas también ha comenzado a aparecer el fenómeno de los saqueos. Temblores, miedo y víctimas se desprenden también de los relatos de los habitantes de Iskenderun, donde los supervivientes alojados en la parroquia de la Catedral de la Anunciación lloran a sus muertos. Sin embargo, desde la ciudad también llegan pequeños signos de esperanza: el barco militar español con ayuda humanitaria; las estatuas de la Virgen y san Antonio de Padua que permanecieron en pie, sin sufrir daños; el restablecimiento de la electricidad, que permite utilizar las hornallas eléctricas para preparar cientos de raciones calientes.
Son dramáticos los testimonios recogidos por AsiaNews en las zonas más afectadas por el terremoto del 6 de febrero, que ha causado hasta ahora más de 24.000 muertos en Turquía y la vecina Siria. Sin embargo, mientras los socorristas siguen excavando entre los escombros en busca de supervivientes o para extraer más cadáveres de los edificios en ruinas, en el eje Ankara-Estambul ya se ha desatado la disputa política sobre los fondos para hacer frente al terremoto, la lucha por el poder en torno al presidente Recep Tayyip Erdogan y las elecciones generales previstas para el 14 de mayo. Desde hace unas horas estas últimas ya no son tan seguras, en un país que deberá enfrentar una situación crítica de emergencia durante mucho tiempo, además de planificar una difícil tarea de reconstrucción.
Este ha sido el terremoto más fuerte en la región desde 1939 por su duración e intensidad. Sin embargo, muchos expertos y ciudadanos se preguntan si esta tragedia a gran escala podría haberse evitado de alguna manera, o por lo menos si se hubieran podido contener sus dimensiones, especialmente en términos de vidas humanas. Las acusaciones apuntan directamente contra el Gobierno y el propio Erdogan, a los que en parte se considera responsables por no haber dispuesto planes de seguridad y modernización antisísmica de los edificios. Además, los críticos plantean la posibilidad de un uso indebido de los fondos para la prevención de terremotos, desviados a los bolsillos de los empresarios y empresas dedicadas a la construcción de infraestructuras y grandes obras.
En los últimos días el presidente ha admitido fallas en los mecanismos de socorro y protección civil (AFAD), aunque atribuyéndolas más "al destino" que a la responsabilidad personal porque "forman parte de un plan del destino". El sismo afectó a 10 de las 81 provincias del país y algunas zonas, desde pequeñas aldeas hasta centros centenarios como Antakya, quedaron aisladas durante días sin recibir ayuda.
Desde el terremoto de 1999 la organización de los equipos de expertos y la gestión de las respuestas de emergencia estaba a cargo del ejército. Sin embargo, tras el fallido golpe de Estado de 2016, el "sultán" ha ido quitando progresivamente a los militares algunas funciones y ha decapitado a la jerarquía, adjudicándose a sí mismo ciertos poderes. Al mismo tiempo ha creado un cuerpo de voluntarios y expertos civiles, formado por algo menos de 20 mil personas, que ha demostrado no estar a la altura de un desastre de enormes proporciones.
Desde hace años los científicos habían advertido sobre la posibilidad de que se produjera un terremoto, aunque pocos pensaron que podría ocurrir en la placa que atraviesa Anatolia oriental. No obstante, esto no descalifica las fuertes acusaciones por no haber construido los nuevos edificios ni rehabilitado los antiguos con sólidos criterios antisísmicos. Kemal Kilicdaroglu, líder del partido opositor CHP, ataca frontalmente a Erdogan, acusándolo de "no haber preparado al país para los terremotos" en los 20 años que lleva en el poder. La cuestión gira en torno al destino de los fondos recaudados por medio de dos "impuestos solidarios" que se crearon después del terremoto de 1999, cuyo destino el gobierno nunca ha querido esclarecer. Además, a lo largo de los años las administraciones han concedido cientos de miles de exenciones a edificios sin criterios de seguridad adecuados, algunos de ellos en las ciudades y provincias arrasadas por el terremoto del 6 de febrero. “Las exenciones -afirma Pelin Pinar Giritlioglu, especialista de la Universidad de Estambul- han jugado un papel importante en el derrumbe de los edificios en el último terremoto”.
A esto se suma la grave fragmentación del panorama político del país, que ni siquiera ante una devastadora tragedia ha sido capaz de encontrar un mínimo de “unidad y solidaridad”, como ha invocado el propio Erdogan después de haber polarizado al país durante años. Y de haber utilizado la religión islámica con fines políticos y propagandísticos, como se desprende de la controversia en torno a las ex basílicas cristianas de Hagia Sophia y Chora en Estambul, transformadas en mezquitas en los últimos años. Bloqueos de internet y de las redes sociales, acusaciones contra la oposición, estado de emergencia con concentración de poderes, mayor control de los medios y la información y llamados a la cohesión son algunas de las respuestas de Ankara a un terremoto que ha afectado sobre todo a las ciudades donde el AKP tiene mayoría. Ya antes del terremoto la economía en caída libre y la inflación habían sembrado el descontento en la población, descontento que en muchos casos se descargaba contra los refugiados sirios, iraníes, afganos, iraquíes y palestinos a los que se consideraba responsables de la crisis.
El periodista turco Deniz Yucel, que pasó un año en prisión por sus críticas contra el establishment, escribió desde el exilio en Alemania que el terremoto de 1999 contribuyó al ascenso de Erdogan. El desastre que ocurrió a principios de esta semana también podría desempeñar en esta coyuntura un papel fundamental en las elecciones -siempre que se celebren normalmente el 14 de mayo- y, quizás, marcar el fin de la era del sultán.
27/02/2023 12:21