Tercer ministro obligado a dimitir, Kishida muy bajo en las encuestas
El titular del Ministerio del Interior Minoru Terada, que ocupa el cargo desde agosto, fue arrasado por los escándalos sobre la financiación ilegal. Antes que él, en las últimas semanas, fue el turno de los ministros de Dinamización Económica y Justicia. El primer ministro promete recuperar la confianza con una nueva maniobra económica, pero crecen las dudas sobre su liderazgo.
Tokio (AsiaNews) - Tras semanas de rumores y tensiones, el domingo 20 de noviembre llegó la renuncia del ministro del Interior japonés, Minoru Terada. Es el tercer ministro del gabinete Kishida que deja su cargo en el espacio de un mes.
Terada había asumido el cargo de ministro del Interior el pasado mes de agosto. Sin embargo, para Kishida fue de todos modos una espina en su costado. No por sus posiciones políticas -Terada es muy cercano políticamente al primer ministro, con quien comparte la base electoral de Hiroshima y la pertenencia a una corriente interna del PLD- sino por el bagaje de escándalos que trajo consigo.
El anterior ministro del Interior había terminado en el punto de mira de la oposición y de la prensa porque había recibido financiación ilegal de sus grupos de apoyo político. Contra él se presentaron varios cargos. La semana pasada, un semanario japonés reveló que en 2021 Terada había declarado como propios gastos electorales que en realidad fueron pagados por sus partidarios. El mes anterior, por otro lado, se supo que los 26,88 millones de yenes (unos 185 mil euros) de alquiler que pagó por su oficina fueron a las arcas del negocio familiar, ya que su esposa era una de las propietarias del inmueble.
También trascendió que los últimos informes sobre la financiación política de uno de sus comités de apoyo estaban firmados por un hombre que está muerto desde 2019. La historia ha adquirido un tono completamente surrealista, ya que, como ministro del Interior, Terada tenía la obligación de velar por el cumplimiento de las normas sobre el buen funcionamiento de la financiación política. Y mientras tanto el ex ministro respondía a las acusaciones diciendo que su comportamiento no violaba ninguna ley.
Presionado por los periodistas, al principio Kishida no hizo declaraciones sobre la cuestión del ministro del Interior, pero dijo que la reestructuración del gobierno se haría en el momento oportuno. "Los miembros del gobierno deben cumplir con su deber de explicar [la situación]", dijo el sábado. Sin embargo, el domingo el primer ministro presionó a Terada para que renunciara a su cargo, tratando de salvaguardar su gobierno de lo que cada vez más parece un escándalo sin salida. Un gesto tardío, según algunos.
Ayer Kishida se disculpó con los japoneses y prometió recuperar su confianza con nuevas resoluciones sobre el presupuesto extraordinario y las restricciones contra las prácticas extorsivas de los grupos religiosos. Sin embargo, cada vez surgen más dudas sobre el liderazgo del primer ministro, como lo demuestran las tres renuncias recientes. Por otra parte desde hace meses las encuestas tampoco le sonríen al primer ministro: los japoneses que aprueban el trabajo de Kishida son el 27,7%, mientras que los no satisfechos son el 43,5%.
El ministro de Revitalización Económica, Yamagiwa, fue despedido por Kishida a fines de octubre debido sus estrechos vínculos no declarados con la controvertida Iglesia de la Unificación. Este mes, en cambio, fue el turno del ministro de Justicia Hanashi, quien se vio obligado a dimitir por haber comentado con demasiada ligeriza que su cargo atraía el interés de los medios solo durante las ejecuciones de la pena capital. Y, después de Terada, el efecto dominó podría continuar. Akiba Kenia, el ministro de reconstrucción posterior a Fukushima, también está envuelto en un escándalo de financiación ilícita. Su hora podría estar cerca, pero eso solo depende de Kishida.
13/12/2023 16:19
