Tensiones y escaramuzas, pero Islamabad y Kabul no van hacia una guerra abierta
Según Husain Haqqani, ex embajador pakistaní en Washington, ambas partes están interesadas en mantener relaciones estables. A pesar de sus intereses en ambos países, es poco probable que China entre en la diatriba. Aunque India presta ayuda al desarrollo de Afganistán, no puede considerarse socia de los talibanes.
Roma (AsiaNews) - "Aumentarán las tensiones y las escaramuzas. Sin embargo, al final, los talibanes necesitan el apoyo de Pakistán y el establishment pakistaní considera que los talibanes son preferibles a cualquier otro gobierno afgano".
Husain Haqqani, ex embajador de Pakistán en Estados Unidos, no cree que Islamabad y Kabul se dirijan hacia una guerra abierta. Por el contrario, varios analistas y observadores piensan que el conflicto es inevitable, ya que Pakistán no podría acabar con la guerrilla talibana dentro de sus fronteras sin luchar contra sus "hermanos mayores" en Afganistán.
El mes pasado, las tensiones entre ambos países aumentaron después de que el intercambio de fuego de artillería en el paso fronterizo de Chaman dejara muertos y heridos. En cuanto a las opciones disponibles para contrarrestar al Tehrik-i-Taliban Pakistan, el gobierno pakistaní declaró el 2 de enero que "no permitirá que ningún país proporcione refugio y ayuda a los terroristas y que, al respecto, Pakistán se reserva todo el derecho a proteger a su pueblo". La referencia al vecino afgano es obvia.
Los talibanes afganos surgieron con el apoyo de Pakistán, pero como explica Haqqani, las diferencias entre ambos bandos son antiguas: ya existían en la década de 1990, en la época del ascenso del grupo islamista en Afganistán. "Ningún régimen afgano -talibán o no- ha reconocido nunca la frontera entre ambos países como límite internacional. Los talibanes [afganos] nunca abandonaron sus convicciones ideológicas, incluido el apoyo a grupos como los talibanes paquistaníes", explica Haqqani a AsiaNews.
Un enfrentamiento armado entre Pakistán y Afganistán abriría escenarios geopolíticos impredecibles en una región ya caracterizada por una gran inestabilidad, con fuertes repercusiones en la competencia geopolítica entre India y China.
Beijing tiene relaciones políticas y económicas bien establecidas con Pakistán, y acaba de firmar un acuerdo de extracción de petróleo con las autoridades de Kabul: la primera gran inversión extranjera en Afganistán desde el regreso de los talibanes al poder en agosto de 2021. En teoría, los chinos son los más indicados para desempeñar un rol "pacificador" entre ambos lados de la Línea Durand, la frontera (disputada) entre Pakistán y Afganistán.
"China depende desde hace tiempo de las garantías que el Estado paquistaní pueda ofrecer en Afganistán", señala Haqqani. Según él, Beijing observa de cerca cómo el propio Pakistán hace frente a desafíos en Afganistán y cómo los talibanes afganos son incapaces de enfrentarse al IS-KP (la rama local del Estado Islámico) dentro del país. El ex diplomático, ahora director para Asia Meridional y Central del Instituto Hudson, añade que "aunque China prefiere un Afganistán en el que Pakistán -y no Estados Unidos o India- tenga el control, puede que no vea la ventaja de inmiscuirse en lo que es principalmente una cuestión pakistaní-afgana".
En la lucha entre Islamabad y Kabul, India juega su propio juego. Haqqani señala que los talibanes afganos pidieron a Delhi que siguiera prestando ayuda al desarrollo. En Kabul e Islamabad saben que los indios pueden hacerlo, mientras que el gobierno pakistaní no es capaz. “Pedirle ayuda al desarrollo a India", concluye, "no significa, sin embargo, considerarla un socio o un amigo. Aunque los talibanes puedan tener diferencias con el Estado paquistaní, dependen de Pakistán, que por ahora sigue siendo su socio preferido".
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