Teherán, elecciones presidenciales: entre el abstencionismo y la victoria anunciada de Raisi
El candidato favorito estuvo al frente de la magistratura y es un hombre leal a Jamenei. El guía supremo arremete contra los que pretenden desertar de las urnas, "uno de los pecados más graves, un pecado mortal”. La cuestión nuclear es un tema prioritario para el futuro líder de la nación. En los votantes prevalece la apatía, la desconfianza y la desilusión.
Teherán (AsiaNews) - Las elecciones presidenciales se debaten entre la victoria del ultraconservador Ebrahim Raisi y el riesgo de un fuerte abstencionismo, especialmente entre los jóvenes, que no se sienten representados por ninguno de los seis candidatos que compiten. La situación podría ensombrecer la votación, y el guía supremo chiíta, el gran ayatolá Alí Jamenei, salió al paso con una suerte de fetua (edicto religioso) en la que condena como un “pecado grave” no ejercer el derecho -y el deber- de votar. Son los temas que rodean las elecciones presidenciales en Irán, que tendrán lugar mañana. Prometen ser una interna entre los conservadores -se da por descontada su victoria- a tal punto que el líder saliente, Hassan Rouhani, había pedido "más competencia".
El principal problema sigue siendo el del abstencionismo, que según algunas encuestas podría superar la cifra récord del 57% registrada el año pasado en las elecciones parlamentarias. Los llamamientos al boicot se han multiplicado y la misma agencia de sondeos estudiantiles, vinculada al aparato del Estado, predice una participación del 42% sobre un total de 59 millones de votantes habilitados. De ahí los renovados llamamientos del líder supremo para que la gente acuda a las urnas, llegando a acusar de "enemigos del Islam" a quienes se abstienen, decepcionados por la crisis económica y social. En respuesta, la oposición, desde el extranjero, intensificó su campaña en los medios de comunicación y en las redes sociales bajo el hashtag (en farsi) #noalarepublicaislamica. El líder supremo replicó citando al fundador y predecesor de la república, Ruhollah Jomeini, quien dijo que en ciertas circunstancias abstenerse de votar "es uno de los peores y más mortales pecados".
Para los que acudan a las urnas, se tratará de elegir entre seis candidatos que obtuvieron el visto bueno del Consejo de Guardianes, sobre los 600 aspirantes que se postularon. Había siete candidaturas aceptadas, pero en la víspera de las elecciones retiró su candidatura uno de los dos exponentes considerados "moderados/reformistas": Mohsen Mehralizadeh. Los analistas y expertos dan por sentada la victoria del candidato ultraconservador Ebrahim Raisi, quien presidió la magistratura y es un hombre leal a Jamenei (muchos lo consideran su sucesor natural). Tras dos mandatos del moderado Rouhani -el límite máximo según la Constitución-, la nación está destinada a dar un giro al ala radical, que en los últimos años atacó una y otra vez al presidente saliente a raíz del rumbo adoptado por el gobierno y la economía.
Fundamentalista religioso, Raisi ya había intentado llegar a la presidencia en 2017: cosechó un 37% de los votos, pero no fue suficiente para superar a Rouhani. Es famoso por haber formado parte del comité que, desde 1988, ha condenado a muerte a miles de disidentes, militantes y opositores después de la guerra con Irak; sigue manteniendo estrechos vínculos con el poderoso cuerpo de los Guardianes de la Revolución, los temidos "Pasdaran". Entre los candidatos de la carrera electoral, el único "no conservador" es Abdolnaser Hemmati, de 64 años, ex gobernador del Banco Central y ex vicepresidente de la Radio-TV estatal. Hemmati. Es visto como un tecnócrata moderno que aúna las débiles esperanzas de victoria de los reformistas y moderados. En realidad, no se espera que obtenga más de un escaso 4% y, en cualquier caso, no representa una amenaza para Raisi, en quien converge el 60% de las preferencias -salvo que haya sorpresas, lo cual resulta improbable.
Dejando a un lado la campaña electoral de bajo perfil, las cuestiones por resolver son muchas, entre las que cabe mencionar la reanudación del acuerdo nuclear firmado en 2015 (el JCPOA), desechado por el ex presidente de los EE.UU, Donald Trump, en 2018. Varios comentaristas consideran que Raisi estaría interesado en reanudar el pacto nuclear, para obtener un aligeramiento de las sanciones estadounidenses, fundamental para el repunte de la economía. A esto se suma la cuestión de los prisioneros que poseen doble nacionalidad, un arma que permitiría negociar con Occidente. Otro tema destacado es la alianza con Rusia y China y los equilibrios en la región, comenzando por la tensiones con Arabia Saudita y con el mundo islámico sunita.
En tanto, en los electores prevalece la apatía, la desconfianza y la desilusión. Fatemeh Rekabi, de 29 años, trabaja como analista contable en Teherán, y en diálogo con Associated Press (AP) reconoce que no confía “en ningún candidato”, y que si la situación llegara a empeorar “el pueblo no sobrevivirá”. A sus 50 años, Loqman Karimi expresa su apoyo a Raisi, pero aclara que lo sostiene “no por las promesas de la campaña electoral, sino por las cosas concretas que hizo mientras estuvo a cargo de la magistratura”. Para Nasrin Hassani, de 34 años, “hemos llegado a un punto en el que bastaría con volver a donde estábamos hace cinco o seis años, apenas se firmó el acuerdo nuclear; otros siguen añorando al líder populista Mahmoud Ahmadinejad. Sin embargo, el deseo de todos es poder vivir en un país normal, sin sanciones, y no en una guerra perenne con los países vecinos. Quieren un país que sepa brindar oportunidades a sus ciudadanos, que hoy se ven obligados - especialmente los jóvenes- a buscar mejor suerte en el exterior".
27/05/2021 11:37
24/02/2020 13:34