Taunggyi: entre los desplazados que participaron del movimiento de desobediencia civil
Enfermeros y docentes universitarios lo abandonaron todo para protestar contra la Junta birmana. Al aumentar la violencia, se refugiaron en otras ciudades. Algunos contaron sus historias a AsiaNews, que apoya a las comunidades de desplazados internos a través de la campaña de donaciones de la Fundación PIME.
Taunggyi (AsiaNews) – En Myanmar, entre los desplazados que han sido acogidos por las estructuras católicas, suele haber docentes o médicos que, inmediatamente después del golpe de Estado de la junta militar birmana del primero de febrero de 2021, se unieron al movimiento de desobediencia civil (CDM) y, por lo tanto, fueron perseguidos en la fase inicial de lo que luego se convertiría en una guerra abierta. Se trata de personas que renunciaron a sus puestos de trabajo en señal de protesta y dejaron de lado su carrera profesional para defender los ideales y logros democráticos de Myanmar en los últimos 10 años.
Luego se extendió la violencia: ahora, el Tatmadaw (el ejército birmano) y las milicias étnicas combaten en todo el país -incluso en Mandalay y Sagaing, dos regiones de mayoría budista y birmana en las que los otros grupos étnicos estaban al margen.
Luego de los bombardes en Loikaw a finales de diciembre, el n,úmero de desplazados aumentó, superando las 400.000 personas. Algunos huyeron a la India y Tailandia, pero la mayoría se desplazó dentro del país, buscando refugio en lugares de culto.
Uno de estos sitios acogió a una pareja de enfermeros de 35 y 36 años con su niño de seis años. Ella es de etnia Shan, él es birmano (Bamar). A diferencia del pasado, cuando todos los grupos étnicos minoritarios se escudaban contra la mayoría birmana, en la guerra actual, el elemento étnico ha perdido importancia. Las nuevas generaciones no hacen más que reclamar el regreso de un gobierno civil y democrático.
Si no hubiera estallado la guerra, los dos enfermeros habrían hecho carrera: ella se desempeñaba como jefa de departamento y era responsable de la formación de las enfermeras que ingresaban a trabajar. Él fue el primer enfermero de Myanmar en formarse en los tests de hisopado, cuando acababa de estallar la pandemia de Covid-19 y el gobierno civil dirigido por Aung San Suu Kyi intentaba idear un sistema de rastreo - que nunca llegó a aplicarse a causa del conflicto.
La decisión de dejar el trabajo fue una elección familiar: ambos dejaron el hospital público donde trabajaban para volver a su pueblo, donde intentaron seguir otras carreras. Luego tuvieron que huir de nuevo. Ahora, en los hospitales birmanos solo trabajan las personas leales a los generales, o las que se ven obligadas a regresar tras sufrir acosos e intimidaciones de diversa índole. Se calcula que, tras el golpe, el 70% del personal sanitario se negó a colaborar con la Junta militar
Lo mismo ocurrió en las universidades, donde la mayoría de los docentes son mujeres y se unieron inmediatamente al CDM. Sin embargo, tras el golpe, la mayoría no salió a la calle con los estudiantes por miedo a las represalias, y decidió permanecer en casa. Cuando los militares las hallaron, echaron la puerta abajo, las violaron a ellas y a sus hijas y las amenazaron con torturarlas si no regresaban a la universidad.
Una mujer, una profesora musulmana de 74 años, fue obligada a retomar las clases en Rangún. Fatigada y cojeando tras sufrir un cáncer, no tuvo más remedio que claudicar y retomó su trabajo a regañadientes porque ya no podía enfrentarse a los generales por sí sola.
Otra profesora de Rangún, de unos 50 años, huyó a Taunggyi con su hija. Tras llegar a un refugio cuya comunidad era predominantemente masculina, al principio la jovencita no conseguía interactuar e integrarse con el resto de los huéspedes. Antes de escapar,fue violada por los soldados y todavía sigue presa del terror.
Ante esta situación, la Fundación PIME decidió abrir el Fondo de Emergencia en Myanmar S145, para apoyar las iniciativas de las Iglesias locales, muchas de las cuales fueron fundadas por misioneros del PIME antes de la expulsión de los religiosos extranjeros en 1966.
El objetivo de la campaña es proporcionar ayuda inmediata a miles de personas, apoyando la red de refugios que llevan adelante las diócesis de Taungoo y Taunggyi. Muchos grupos religiosos locales han respondido a esta emergencia y lo hacen mostrando la cara más hermosa de Myanmar: la de un pueblo que, a pesar del inmenso sufrimiento que ha marcado su historia, elige el camino de la solidaridad. La ayuda está destinada a ellos, y ante todo, a cubrir las necesidades básicas de la gente: un techo, comida y una escuela para los más pequeños, que llevan dos años sin asistir a clases, debido a la pandemia y la guerra.
Puedes realizar una donación, indicando que el motivo es “S145 – Emergenza Myanmar”:
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Online, directamente en este enlace, escogiendo la opción "S145 - Emergenza Myanmar"
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por transferencia bancaria, colocando como destinatario a la Fondazione Pime Onlus:
IBAN: IT 11 W 05216 01630 000000005733
(envía una copia del comprobante de la transferencia bancaria por correo electrónico a uam@pimemilano.com indicando nombre, apellido y dirección, lugar y fecha de nacimiento y código fiscal)
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a la cuenta postal nº 39208202 a nombre de Fondazione Pime Onlus, Via Monte Rosa, 81. 20149 Milán.
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en efectivo o con cheque en el Centro Pime de Milán, Vía Monte Rosa 81, de lunes a viernes (horarios: 9.00 a 12.30 y 13.30 a 17.30).