Taunggy, actualización para 150 sacerdotes de las diócesis fundadas por el PIME
La iniciativa se realiza cada 4 años. El misionero p. Gianni Criveller desarrolló en 6 lecciones el tema de la vida, de las dificultades y de las esperas de los presbíteros de hoy. En los 3 días, se tuvieron momentos de intercambio de ideas y debates, oración, socialización y fraternidad. Los participantes recuerdan al p. Alfredo Cremonesi, mártir del instituto y próximo a la beatificación.
Taunggyi (AsiaNews) – Sè concluyó en Taunggyi (Estado de Shan) el curso de formación y actualización para los presbíteros de las 5 diócesis fundadas por el PIME en el país asiático: la misma Taunggyi, Loikaw, Pekhon, Kengtung y Taungngu. Se desarrolló del 25 al 28 de marzo de 2019, más de 150 presbíteros, acompañados por sus obispos, ordinarios y eméritos han participado activamente en el evento formativo. La iniciativa se desarrolla cada 4 años y es un momento importante no sólo de formación, ma también de conocimiento recíproco y mutuo aliento entre los curas de las 5 diócesis. Muchos de ellos están comprometidos en aldeas aisladas en zonas montañosas, con pocos contactos con sus co-hermanos y sus obispos.
Para los misioneros del Pime esta iniciativa tiene un particular significado: las 5 diócesis y sus obispos, reconocen con gratitud su origen en la evangelización de los misioneros del PIME y se dan momentos comunes en esta herencia que es totalmente valorizada.
Y es un misionero del PIME, Gianni Criveller, que fue invitado como formador, confiándosele el tema de la vida de las dificultades y de las esperas de los presbíteros de hoy. En los 3 días de formación, Criveller desarrolló el argumento es 6 lecciones. En el primer día describió la figura del cura según el magisterio del Papa Francisco (realizada en 10 ‘puntualizaciones’). En el segundo día, dedicado a la teología del presbiterio, el relator describió la estación del ‘sacerdocio glorioso’ vivida por la Iglesia a partir del Concilio de Trento y luego ilustró la idea de presbiterio ministro del pueblo de Dios, como surge del Concilio Vaticano II. El último día fue dedicado a una franca descripción de los problemas que afligen a los curas de hoy: el clericalismo, la soledad y las compensaciones, la dignidad y la participación de las mujeres y de las religiosas como colaboradoras de los presbíteros; las situaciones de dependencia y de los casos de abusos. Es la amistad con Jesús y con los hombres y mujeres que acompañan el ministerio del cura que le permite vivir una vida plenamente humana, bella y gozosa. Hubo numerosos momentos del compartir y de debate, de oración y también de socialización y fraternidad. El resultado parece más que satisfactorio: fue una ocasión de profundización, donde ningún tema espinoso fue evitado, pero sin desalientos ni pesimismos.
Fue providencial recordar, en estos días, la bella figura del misionero mártir Alfredo Cremonesi, de la diócesis de Taungngu, que será pronto beatificado en Crema, su diócesis de origen. El p. Cremonesi, recordó Criveller fue un buen pastor, un modelo ejemplar de cura y de misionero. Frente a la avanzada violenta de los militares, no se puso a salvo: permaneciendo en su pueblo donde dio la vida por su gente, junto a la gente, que con él pagó con la sangre el precio de la fidelidad a Jesús.
La herencia de los misioneros del PIME es sentida con gratitud. Numerosos curas, en particular aquellos un poco más ancianos, tenían historias personales, bellísimas y conmovedoras para compartir, del bien hecho a ellos por este o aquel misionero, comprendió el próximo beato Alfredo Cremonesi. El curso tuvo su corazón litúrgico en la catedral de Taunggyi, donde está sepultado el obispo del PIME, Giovanni Battista Gobbato, recordado por todos como un pastor bueno y santo.
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