Taskent, comunidades religiosas sometidas al capricho de las autoridades
La nueva ley que espera ser aprobada introduce solo cambios menores. Sigue en pie el engorroso proceso burocrático de solicitar el registro oficial, con el riesgo de multas y torturas. Chiítas, católicos, protestantes y testigos de Jehová han solicitado el registro, sin éxito alguno.
Taskent (AsiaNews/Forum 18) - En el parlamento uzbeko se debate una nueva ley sobre actividades religiosas. Muchas comunidades no ven ninguna mejora o alivio en lo que respecta a la multitud de permisos y controles necesarios para ejercer su libertad religiosa.
El país ya cuenta con una ley sumamente estricta en materia de religiones. Según fuentes de Foro 18 (F18), el único cambio - sutil - entre la ley existente y la nueva ley será que las comunidades podrán solicitar el reconocimiento siempre y cuando tengan un número de 50 miembros como mínimo; anteriormente se exigían 100 miembros.
Por lo demás, sigue vigente la prohibición de ejercer la fe en comunidades no registradas y de desarrollar cualquier actividad misionera. Para obtener el reconocimiento se debe transitar un camino difícil y sinuoso.
Este último punto vuelve casi imposible el registro de las comunidades: en primer lugar, por las barreras burocráticas a superar, pero también porque las autoridades suelen negarse a conceder los permisos y el reconocimiento, sin ninguna explicación, por simple capricho.
F18 cita algunos casos ocurridos en los últimos años.
Las comunidades chiíes, por ejemplo, no tienen ninguna mezquita registrada. En 2019, los chiítas de Bujará solicitaron el reconocimiento oficial, pero la policía visitó a los miembros más activos de la comunidad y los presionó para que retiraran la solicitud. Un funcionario de gobierno que fue entrevistado por F18 dijo que "los chiítas nunca presentaron ninguna solicitud de registro".
Desde 2018, son varias las comunidades protestantes que siguen solicitando el reconocimiento una y otra vez . También lo intentaron en 2020, pero la respuesta fue negativa. Las autoridades se rehúsan a dar cuenta de los motivos del rechazo.
Del mismo modo, a los testigos de Jehová de Taskent y Ferganá también se les denegó el registro.
Por su parte, los católicos y ortodoxos están considerando no proceder con el trámite de reconocimiento de las nuevas comunidades.
Algunas comunidades denuncian que cuando sus miembros acuden a las autoridades para solicitar el reconocimiento, son castigados con multas y torturas por sus "delitos pasados", es decir, por haber celebrado reuniones religiosas sin contar con el debido permiso.
Las organizaciones internacionales de derechos humanos solicitan hace tiempo que Uzbekistán adopte una ley sobre religiones que cumpla los criterios universales. Para ello se exige, en primer lugar, eliminar la distinción entre comunidades "reconocidas" y "no reconocidas", y dar libertad para reunirse aún cuando no se cuente con el reconocimiento. Por otro lado, piden que se elimine la censura sobre la producción, importación y distribución de material religioso. Por último, urge establecer ciertas condiciones para que las autoridades no apliquen la ley de manera arbitraria, basándose en interpretaciones genéricas.
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